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La Bolsa porteña vuela mientras los bonos dudan

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Luis Varela 04 junio de 2021

Por Luis Varela

Mientras los países desarrollados con alta vacunación empiezan a advertir que sus economías se normalizan y que se viene el final de la emisión de dinero sin fin con los préstamos a tasa 0%, los mercados del mundo están entrando en una especie de animación suspendida, con todos los inversores intentando adivinar para dónde pueden llegar a direccionarse las inversiones.

Por el tamaño relativo en comparación con el resto del mundo, la nueva ola financiera está siendo orquestada por Pekín y Washington, con Xi Jinping frenando la revaluación del yuan y con el titular de la Fed Jerome Powell advirtiendo que EE.UU. se recupera fuerte y que ya empieza la música del final de los estímulos al decir que llega el tapering, es decir el retiro de la inyección de liquidez para sostener a Wall Street que tiene las horas contadas.

En números concretos, las solicitudes iniciales de ayuda por desempleo en Estados Unidos cayeron por debajo de 400.000 (cuando en el pico de la crisis arañaron los 7.000.000).

Esos dos carteles de China y EE.UU. determinaron que ayer se produjera un repunte global del dólar, con un freno importante no solo en las cotizaciones de la Bolsa de Nueva York, sino también con una descompresión en muchos de las materias primas que volaron hasta hace dos semanas. Y, mientras las tasas largas vuelven a subir, los metales preciosos también sufrieron, y lo único que sobrevivió fue el panel de criptomonedas.

Mientras tanto, en Argentina, donde siempre jugamos otro partido, hubo un cúmulo de señales contradictorias. Por un lado se volvió a vivir otra rueda difícil con el Covid, con mucho contagio y mucha muerte. Hubo tranquilidad cambiaria, pero creció más la deuda del BCRA. Los bonos volvieron a debilitarse, con alza del riesgo país. Pero los autos repuntaron en fabricación y exportaciones. Y la Bolsa de Buenos Aires fue otra vez una verdadera fiesta.

Con los principales mercados mundiales a punto de entrar en un descreme, con posibilidad de bajas sensibles en las bolsas de Estados Unidos y Europa, los inversores globales buscan oportunidades, rotando, vendiendo activos caros y buscando papeles baratos: por lo que crece algo el ingreso de capitales a América Latina y, dentro de eso, Argentina se ve favorecida en acciones, porque los precios de los papeles privados estaban directamente en la lona.

Mientras el ex ministro Domingo Cavallo celebraba los números de Martín Guzmán por el ajuste y la baja del rojo fiscal que concretó durante enero-abril, la mejor noticia del día tuvo que ver con la plaza automotriz. A pesar de la suba en los precios (por más impuestos), el sector mostró con más días activos un mes de mayo con una cara completamente compuesta.

Según informó ayer la Asociación de Fabricantes de Autos (Adefa), la fabricación de autos subió 19% en mayo contra abril y 627% contra mayo del año pasado (mes de cuarentena estricta); al tiempo que enero-mayo de este año versus enero-mayo del año pasado acumula una suba del 117%. La exportación de vehículos saltó 26% en mayo contra abril y 517% contra mayo del año pasado, con enero-mayo de este año 83,7% arriba de enero-mayo de 2020.

Con ese número no importó que el viento de cola internacional sea menor. Nadie pareció preocuparse porque la soja ya está casi 7% debajo del récord de nueve años que marcó hace dos semanas. La chance de que nos cambien de categoría en las calificaciones internacionales puede habilitar más compradores de papeles y, entonces, una ventana de oportunidad hace subir a la Bolsa porteña del quinto al cuarto subsuelo.

El rumbo del dólar

Con ese contexto, el recorte de las compras de papeles de la Fed impulsó al dólar, tanto que en el exterior el billete verde subió 1,3% en México, 0,7% contra el euro y el yen y 0,5% contra la libra, no cambió en Brasil y bajó 0,1% en Chile. Y en una Argentina con alta inflación, que sigue regulando y amenazando para que los precios se frenen, el mercado cambiario tuvo un día de contención, con participación activa de parte de manos amigas.

Así, el dólar turista no cambió: cerró a $165,43 y el oficial, tampoco: cerró a $100,26. El blue no varió: cerró a $156. A su vez, el dólar mayorista subió 4 centavos hasta $94,81, con el Banco Central sumando otros US$ 55 millones a las reservas hasta US$ 42.121 millones. Con el dólar MEP bajando 38 centavos hasta $161,47 y el contado con liquidación retrocediendo 54 centavos hasta $166,65. Por lo que la brecha entre el dólar oficial y el blue fue del 55,6% y la del CCL con el mayorista fue del 75,8%. Y, medidos en pesos el real no cambió y cerró a $18,66, la libra bajó 62 centavos hasta $133,63 y el euro bajó 81 centavos hasta $114,90.

Pese a la quietud del dólar, no hubo un buen día para los títulos públicos. Los bonos cedieron 0,5% y el riesgo país volvió a subir 18 unidades hasta 1.498 puntos básicos. Eso fue así porque hubo preocupación entre los operadores porque la bomba de tiempo de la deuda del BCRA sigue creciendo, acercándose ya a los $3,5 billones entre pases y Leliq, y con la posibilidad de convertir esas Leliq que son papeles cortos a 30 días en bonos del Tesoro a plazos que pueden llegar a exceder el término del mandato de Alberto Fernández.

Ayer, los operadores se quedaron mudos cuando conocieron que el BCRA tomó otros $354.000 millones en Leliq al 38%, con los bancos pagándole 37% en plazos fijos de los ahorristas. Todos esos fondos de la gente pueden convertirse voluntariamente en bonos más largos, y nadie sabe en qué momento esa palabra "voluntario" se puede convertir en otra cosa, en medio de la emergencia.

Pero lo más increíble del caso es que, conocido el repunte del empleo en EE.UU., la Bolsa de Nueva York bajó (el Dow cedió 0,1%, el S&P achicó 0,4% y el Nasdaq descendió 1%), la Bolsa de México también estuvo floja con una merma del 0,2%, pero San Pablo siguió enarbolándose con un aumento del 1%.

El movimiento bursátil

Y sin importar que ayer Argentina tuvo 32.291 nuevos contagios y 553 muertos en las últimas 24 horas, por lo que en lo que va de la pandemia ya arañamos los 80.000 muertos (que nos llevará a superar a España en pocos días), la Bolsa de Buenos Aires estuvo otra vez de fiesta, con subas de cotizaciones muy importantes.

Con $1.557 millones operados en acciones y $1.849 millones en Cedears, subió otro 2,6%, con fuertes incrementos de hasta el 12% entre los ADR que cotizan en Nueva York, y con algunos gestos de preocupación entre los que vienen comprando Cedears, porque ayer tuvieron mayoría de bajas, y los analistas advierten que las seguirán teniendo.

Esta suba de los papeles privados tiene que ver, como ya dijimos en columnas anteriores, con la decisión que se anunciará el martes próximo en el MSCI, donde se definirá que la Argentina pasa (o no) de la categoría de mercados emergentes a la categoría de mercado de frontera, generando una compra de oportunidad para fondos de alto riesgo, abandonando un sector donde nos tenían completamente descartados.

A ninguno de los que estuvo comprando acciones en los últimos dos meses parece importarles que las materias primas abandonaron la suba, lateralizando o incluso perdiendo precio. Ayer el petróleo logró sostenerse, pero los metales básicos cayeron fuerte y los granos también bajaron. Y como las tasas largas de EE.UU. vuelven a afirmarse (0,84% anual a 5 años, 1,63% a 10 años y 2,3% a 30 años), los metales preciosos cayeron, pero las criptomonedas se sostuvieron.

Todos están convencidos que seremos país de frontera desde el martes. Nadie piensa que el 31 de julio el Club de París nos puede declarar en default. Faltan 97 días para las PASO del 12 de septiembre. Ese quizás sea el driver que están viendo los que compran por ahora papeles privados, sin tocar tanto los títulos del Estado.

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