"En una economía globalizada (...) el capital se ha vuelto nómade. Hoy, cualquier persona puede abrirse una cuenta en Estados Unidos o en Paraguay sin moverse de su casa, y lo hace buscando mejores condiciones fiscales que las que ofrecemos nosotros", afirmó el presidente Javier Milei al presentar en el Congreso el proyecto de Presupuesto para 2025 que tuvo como consigna erradicar el déficit fiscal.
La referencia geográfica del mandatario bien podría haber incluido al Uruguay, un destino histórico para el dinero de muchos argentinos que buscan mayor certeza jurídica, menos incertidumbre política y una carga impositiva más tolerable.
Son capitales expatriados que se colocan en depósitos en el sistema bancario oriental -en torno a US$ 3.000 millones a julio-, en títulos de deuda, en campos y en inmuebles principalmente en Montevideo, Colonia y Maldonado, entre otros activos muchas veces no declarados al fisco de la Argentina.
A su vez, gestores de portafolios y asesores de inversión que prestan servicios desde oficinas en el Uruguay tenían entre sus clientes a 24.637 argentinos con unos US$ 17.700 millones en conjunto, según datos oficiales.
Desde siempre en la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) miran hacia el Uruguay con recelo, aunque el tratado de intercambio de información tributaria negociado entre ambos países y en vigor desde el 2013 le dio herramientas a sus sabuesos para tratar de seguir indicios de presunta evasión. Desde aquel año y hasta el 28 de agosto pasado la AFIP cursó 406 pedidos de datos a su par oriental, la Dirección General Impositiva. Un total de 133 solicitudes fueron denegadas.
¿Qué pasó con Milei ya como ocupante de la Casa Rosada? Cuando asumió, en diciembre de 2023, la AFIP efectuó ocho pedidos de información al Uruguay, y en lo que va del 2024 realizó dos en febrero, uno en marzo, tres en mayo y siete en agosto, en este caso ya con el nuevo régimen de "blanqueo" de capitales en aplicación.
A su vez, el convenio de intercambio con la Argentina ha sido escasamente utilizado por la DGI, un desbalance comprensible dada la diferencia de escalas económicas y el sentido tradicional que tiene el flujo de capitales entre ambos vecinos rioplatenses. Desde la entrada en vigor del tratado y hasta el 28 de agosto el Uruguay envió seis solicitudes, el último hace más de tres años.
Blanqueo
El trabajo de los asesores financieros y los contadores de algunos estudios de Montevideo se intensificó en las últimas semanas por el plan de "blanqueo" lanzado por el gobierno argentino, que activó más consultas de clientes argentinos con intereses en Uruguay. Este "régimen de regularización de activos", enmarcado en la ley de Medidas Fiscales Paliativas y Relevantes, está dirigido tanto a los residentes en la Argentina como a todos los argentinos que mudaron su residencia fiscal a otra jurisdicción.
"Sin dudas que esta medida es positiva en cuanto a que aporta transparencia a todo nivel. Pero, si analizamos en profundidad, puede tener ciertos rasgos positivos como negativos para el Uruguay", comentó Juan José Varela, country manager de la empresa de servicios bursátiles Balanz Uruguay, en declaraciones recogidas en la edición de este jueves de la revista Búsqueda.
Lo positivo: los argentinos que declaren sus bienes al fisco de su país podrían decidir reinvertir, un efecto potencialmente "beneficioso para la economía uruguaya, especialmente en sectores como el inmobiliario o financiero", estimó ese ejecutivo.
Explicó que si bien "ya existía mucha inversión argentina en Uruguay, con el blanqueo se pueden presentar orígenes de fondo más detallados y eso podría aumentar el flujo de caja disponible". Pero, aclaró, el blanqueo también podría incentivar al capital argentino a quedarse en su país, con lo cual Uruguay se perdería la oportunidad de captarlo.
Varela se expresó cauto con el resultado que podría tener la medida: "Ya se ha querido en el pasado promover el blanqueo y por diferentes razones no todos han confiado en el proceso", lo cual podría hacer "que se dude de que se pueda implementar con éxito".
Por su lado, Fabián Kopel, cofundador de la desarolladora inmobiliaria Kopel Sánchez, sostuvo que el blanqueo de capitales, de momento, no mermó las inversiones en el Uruguay. "Hoy en día el país sigue siendo muy favorable para los argentinos porque tenemos una estabilidad jurídica, un costo de metro cuadrado bastante parecido con una rentabilidad en dólares bastante superior y una predictibilidad bastante más alta" que la que ofrece Argentina, analizó ese empresario.
