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Fin de la trama BP21: qué dejó y qué vendrá

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05 febrero de 2020

Por Enrique Pizarro

Después de varias semanas de planteos y replanteos, plazos y nuevos plazos, finalmente, ayer fue el desenlace de la trama por el bono provincial 2021 (BP21). El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, perdió la pulseada contra los tenedores del bono: no logró reunir la adhesión necesaria (75%) para postergar el vencimiento de capital para el 1º de mayo, que implica un monto de US$ 250 millones y que estaba previsto para el pasado 26 de enero.

Tal como lo anticipó este diario en ediciones anteriores, la estrategia de Kicillof no fue suficiente para convencer a los bonistas, a pesar de que la última propuesta oficial fue bien vista por los analistas, pero llegó tarde, después de tanto “manoseo”, estimaron. Por lo tanto, para evitar que la provincia de Buenos Aires cayera en default desde hoy, Kicillof anunció que pagará la totalidad de lo correspondiente con recursos propios (aunque siempre aseguró que el distrito que gobierna no contaba con los recursos para hacerlo, lo cual era refutado por los economistas).

“La decisión de Kicillof de pagar el vencimiento me pareció acertada. El peor camino era ir al default. Lo que no se entiende es por qué se metió en este lío, que fue generado por él y del cual nadie pensaba que podría conseguir el objetivo que se planteaba. El mayor error estuvo ahí, en meterse en esta situación, no en como terminó resolviéndola”, afirmó ante El Economista el analista financiero Christian Buteler.

Buteler señala que el proceso que encaró el mandatario bonaerense se vio reflejado en los mercados: “Desde que anunció que no iba a poder pagar, empezó a subir el riesgo país. Esto generó ruido y afectó a los bonos, tanto a los propios como a los de la Nación. Esta última decisión no borra lo sucedido”. “A partir de esto, tanto Kicillof como la Nación debilitan un poco la fuerza de la negociación de acá en adelante, porque hubo una amenaza que al final no se cumplió”, advirtió el especialista.

“La estrategia de Kicillof fue un globo de ensayo para ver en qué términos se podrían llevar a cabo las negociaciones con los acreedores (tanto a los de la provincia de Buenos Aires como a los de la Nación). Era un monto chico y tenía poco por perder. Fue un testeo”, aseveró ante este medio Martín Polo, head of research de Mills Capital, que considera que la decisión de pagar y evitar el default fue “sensata, pero marca que el proceso de renegociación de la deuda nacional no será ni fácil ni rápida”.

Según Polo, el gobernador bonaerense no debió haber arriesgado pues produce “ruido” a una economía que aún no se ha estabilizado. “Esto afectó a la brecha y limita las chances de una estabilización duradera”, indicó. “La negociación de la Nación será más complicada aún, porque hay más actores en juego con intereses contrapuestos. Creo que se aproximan meses con alta volatilidad en el que la brecha cambiaria irá absorbiendo las expectativas sobre el éxito o fracaso”, estimó.

Por su parte, Félix Piacentini, especialista en economías provinciales, consideró que, de entrada, la estrategia fue equivocada: fue un error pretender que por sí sola una provincia, la más importante del país, empiece un proceso de reestructuración antes que la Nación, que apenas está iniciando ese camino. Entonces, para los acreedores de la Nación, que en muchos casos también lo son de la provincia de Buenos Aires, era “ilógico” que aceptaran “ciegos, prácticamente sin saber” qué iba a proponer después el Gobierno Nacional. “De entrada, había poco incentivo por ese lado”, afirmó ante El Economista.

“Creo que esto fue un 'chicken game' (quién cede primero) entre Kicillof y Guzmán. Es decir, me parece que acá Kicillof no estuvo negociando con los acreedores, sino con Guzmán, diciéndole que si no lo rescata se iba al default, con la idea de lograr la asistencia financiera, jugando con lo que sucedió: un daño innecesario en todos estos días, con el riesgo país en alza, ruido en el mercado sobre afectar el riesgo soberano y por consiguiente a la renegociación de la Nación, y todo esto con ninguna ganancia porque finalmente anunció el pago”, sostuvo Piacentini.

De acuerdo con el especialista, la estrategia de Kicillof puede ser vista como un fracaso o un éxito. “Como un fracaso, si es que efectivamente él quería reunir el 75% de adhesión para reestructurar la deuda. O como un éxito, si es que realmente Guzmán rescató a la provincia de Buenos Aires. Y digo esto porque en realidad hay varias formas de asistir a una provincia sin que tome estado público inmediatamente. Hasta fin de año se podrá confirmar, en base a los movimientos en las finanzas públicas”, explicó Piacentini. “En tal caso, el chicken game lo habría ganado Kicillof”, señaló.

No obstante, coincide en que, después de un desgaste innecesario, la decisión fue la adecuada: honrar el vencimiento y evitar el default. “Eso habría entorpecido aún más la renegociación de la deuda de la Nación, elevado más el riesgo país, aumentado la tasas de interés a la que se podían rollear todos los vencimientos. Finalmente, se hizo lo que se tenía que hacer, pero con un desgaste innecesario”, remarcó.

En esa misma línea, para el director del Estudio EcoGo, Federico Furiase, que se haya evitado un evento de crédito en la provincia de Buenos Aires mientras se negocia la deuda soberana y mientras hay presión en la brecha cambiaria fue una decisión correcta, “más allá de la pérdida de la credibilidad de Kicillof negociando”. “Es una buena señal para los mercados en un contexto macro muy vulnerable”, aseveró en diálogo con este medio.

“Lo que resta ahora es, por un lado, que el Tesoro Nacional logre reconstruir la curva de pesos para hacer frente a los fuertes vencimientos en pesos que tenemos de acá hasta junio y que pueda rollear buena parte de la curva para quitarle presión a la brecha cambiaria”, estimó Furiase.

Para esto, siguiendo su análisis, será fundamental que el Banco Central no baje de más las tasas de interés y le ponga énfasis a la consistencia monetaria. Además, se requiere que el Gobierno dé buenas señales en torno a la renegociación de la deuda soberana en dólares. “Eso es clave para bajar el riesgo país y reactivar la demanda de activos en pesos, y, que a partir de ahí, el Gobierno pueda ir descongelando paulatinamente el dólar oficial, las tarifas y los combustibles con un menor impacto en la inflación”, resaltó.

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