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En marzo, la actividad regresó al nivel prepandemia (pero después llegó la segunda ola)

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30 abril de 2021

La actividad económica continuó mostrando mejoras en el primer trimestre de 2021. Sin embargo, la preocupación está puesta en el segundo trimestre. En concreto, en los efectos que pueda llegar a tener la segunda ola en lo sanitario y, en consecuencia, lo económico.

En marzo, el primer trimestre cerró con variaciones positivas debidas, en parte, a la cuarentena más estricta de 2020. De acuerdo con el Indicador Mensual de Actividad (IMA), del Instituto de Trabajo y Economía de la Fundación Germán Abdala, la economía registró un crecimiento interanual de 2,6% en los primeros tres meses del año. “La comparación se ve afectada por la baja base de comparación”, dijo el instituto. En marzo en particular, la suba interanual fue de 9,2%.

Al observar el indicador en frecuencia mensual sin estacionalidad, Itega advirtió que en marzo la economía creció 1,2% respecto a febrero, lo que marca prácticamente un año ininterrumpido de incrementos desde el anuncio de las medidas de aislamiento. Por su parte, el primer trimestre de 2021 arrojó un crecimiento de 3% respecto del cuarto trimestres de 2020. “Con este registro de actividad ya se recuperó el 100% del nivel perdido desde el piso de la crisis en abril 2020”, destacaron.

Sin considerar la recaudación de la seguridad social en términos reales, que se contrajo 6%, todos los indicadores reflejan un crecimiento respecto a marzo de 2020. Sin embargo, la baja base de comparación dificulta el análisis en la mayoría de los casos. “Por poner un ejemplo, despachos de cemento se incrementó 94%, pero al compararlo con una caída del 47% en 2020 que a su vez se suma a la caída de 13% en 2019”, explicó Itega.

En coincidencia, para el Indice General de Actividad (IGA), realizado por la consultora Orlando Ferreres & Asociados, la actividad económica creció 8,8% anual en marzo. Sin embargo, la segunda ola de la pandemia pone nubarrones en el horizonte y la heterogeneidad de la recuperación podría ser más profunda en el mediano plazo.

En marzo, el Indice General de Actividad IGA (desestacionalizado) se ubicó en 162,37 unidades, es decir, superó los 159,19 de febrero de 2020, el último mes normal antes del Covid-19.

En tanto, Ferreres estimó que el nivel general de actividad tuvo un avance interanual de 3,8% y la medición desestacionalizada de marzo observó una expansión de 1,1% respecto de febrero. Sin embargo, aclararon que “si bien las cifras anuales continuarán siendo positivas por la baja base de comparación, las perspectivas no son alentadoras: los temores por la llegada de una segunda ola se materializaron, y actualmente nuestro sistema de salud está atravesando por su momento más crítico desde el inicio de la pandemia, y seguramente veremos restricciones que impactarán en la actividad”.

Durante marzo, ya juegan las comparaciones con el primer mes de las restricciones estrictas que hubo en el comienzo de la pandemia durante 2020. Eso genera que los números a partir de abril sean más altos en la evolución anualizada.

En tanto, los sectores más golpeados hace un año presentan en marzo del corriente fuertes crecimientos en la comparación interanual, destacándose el sector de la construcción (+22,8%), el comercio (+17,4%) y la industria manufacturera (+17,7%). Por su parte, la medición desestacionalizada también muestra una expansión respecto del mes de febrero, “en parte motivada por aumentos vinculados al comercio de insumos y por recomposición de stocks”, señala Ferreres.

En el desagregado, Ferreres consignó que el sector agropecuario mostró en marzo una merma de 3,4% en la comparación interanual, mostrando una desaceleración en la caída gracias al mejor resultado del sector ganadero, el cual anotó un avance de 5,1% anual. El primer trimestre acumula de esta manera una caída de 5,8% respecto del mismo período del año pasado.

Por su parte, la producción industrial registró en marzo un crecimiento de 17,7%, impulsada por los extraordinarios avances anuales en el sector automotor (+125%), en los minerales no metálicos (+84%) y en los metales básicos (+35%). En conjunto, la industria acumula para los primeros tres meses una expansión de 9,4% anual

Electricidad, gas y agua anotó en marzo una leve contracción de 0,2% anual, acumulando para el primer trimestre un avance de 0,1% en relación al mismo período del año anterior. Para el sector eléctrico, Cammesa registró en marzo un decrecimiento de la generación de 1,8%, vinculado a la caída en los consumos residenciales, que no logró ser compensada por la mayor demanda de los grandes usuarios.

Por último, el comercio anotó en marzo el mayor avance desde el año 2004, registrando una suba de 17,4% y acumulando para el primer cuarto del año una expansión de 9,9%. En detalle, el sector minorista mostró un crecimiento de 19,7%, mientras que la rama mayorista subió 14,7%, siempre en la comparación interanual.

Cómo serán los próximos meses

Por su parte, la consultora LCG mantiene su proyección de crecimiento para 2021 (entre 6,5% y 7%). “El retorno de las restricciones le ponen un techo a la eventual recuperación a partir de abril”, señalaron. “En términos sectoriales, si las nuevas restricciones logran ser 50% menos severas que las implementadas el año pasado sobre comercio, hoteles y restaurantes y transporte y comunicaciones, estaríamos en un escenario de crecimiento anual del 6,7%, en línea con el arrastre estadístico”, agregaron.

Con una lenta un poco más abierta, la situación es muy floja. "El crecimiento sigue siendo tan marginal que hacia finales de este año, la economía seguirá operando por debajo del (último) techo alcanzado en noviembre 2017", advirtió LCG. El 2020 fue el tercer año de caída del PIB consecutivo.

Ese escenario de restricciones complica a las actividades más afectadas por la pandemia. “Los sectores más castigados en la era Covid-19, como gastronomía, entretenimiento, cultura y servicios personales, seguirán operando por debajo de los niveles previos a la pandemia”, consideró Ecolatina en un informe. “Es probable que la recuperación total en estos servicios no se observe hasta, por lo menos, 2022”, agregaron.

Además, también se complican los bienes de consumo masivo semidurables, como indumentaria textil y calzado, “que tampoco logran despegar significativamente. “La suerte de estos segmentos seguirá condicionada por las posibilidades de recuperación del ingreso real y la menor cantidad de reuniones sociales porque la gente no renueva el guardarropas para estar en casa”.

En tanto, la segunda ola y el ritmo de contagios preocupa más a la industria y la producción de bienes durables que las restricciones. El propio Gobierno asegura que no habrá un parate en la producción similar al del año pasado, cuando prácticamente cayó a cero, como sucedió en el segmento automotriz.

“Va a haber un impacto por la vía de los contagios entre trabajadores, eso provoca más ausentismos y repercute en la producción. El caso testigo es el de Toyota”, estimó el director del Centro de Estudios para la Producción (CEP XXI), Daniel Schteingart, ante El Economista. “Probablemente la situación se parezca más a octubre de 2020 que a marzo”, añadió.

“Es algo que se vio en todos los países y de ninguna manera la caída va a ser similar al 26% de abril pasado”, sintetizó Schteingart. “En el caso de Hungría o República Checa que son las naciones que más muertos tuvieron por la segunda ola, mantuvieron abiertas sus industrias con protocolos”, finalizó.

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