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Empleo: datos preocupantes

La gestión actual en materia de creación de empleo productivo denota una ostensible ineficacia que se agrega a la preocupante situación previa.

04 abril de 2017

Por Javier Lindenboim (*)

Acaban de aparecer los datos oficiales sobre empleo del sector asalariado privado y de otras categorías con cobertura legal, es decir empleo registrado. Esta información llega hasta el mes de enero de 2017 inclusive.

Desde julio último el empleo registrado total se ha incrementado, aunque moderadamente. Pero en enero se destaca una importante disminución correspondiente (casi) en exclusividad al empleo asalariado del sector estatal. No hay elementos de juicio para saber si se trata del Estado Nacional o las jurisdicciones provinciales o municipales. Cualesquiera sea la respuesta, esta abrupta e inesperada caída no es lo que puede decirse un buen comienzo de año.

Lo que continuó favorablemente es el empleo asalariado privado que agregó en enero algo más de 10.000 personas. Ese nú- mero ?sin embargo? representa menos de medio punto porcentual de la dotación actual.

El acumulado anual (comparando los meses de enero de 2016 y 2017) resultó finalmente positivo pues casi 90.000 personas se agregaron al mercado laboral con empleo registrado. La mayor participación fue de los monotributistas (47.000) y del empleo estatal (30.000). También los monotributistas sociales hicieron su aporte con más de 20.000 nuevos empleos. Pero los asalariados privados mostraron un saldo negativo de 25.000 personas.

Consolidando, como hace la cartera laboral, en tres sectores se observa que, respecto del difícil año 2014, la (no) absorción estatal explica principalmente la menor dinámica de la ocupación. También se ve que el sector privado (que aquí incluye también al servicio doméstico y a los independientes) tuvo el último año un mejor desempeño que dos años atrás.

Tomando sólo a los asalariados en empresas privadas, su desagregación muestra el pésimo comportamiento del empleo industrial. Allí se expulsaron más de 40.000 personas a lo largo del 2016. También fue muy negativa la situación en las actividades inmobiliarias, que disminuyeron 7.000 y la construcción que perdió 600.

Será necesario analizar más en detalle las razones por las que los empresarios de la industria han expulsado tal volumen de empleo pues quizás no alcance a explicarse con la fuerte crisis en Brasil que impacta muy negativamente en nuestras exportaciones industriales, en especial en el sector automotriz.

Por otro lado transcurrió todo el año y la actividad de la construcción tuvo una modesta recuperación que alcanzó para retornar al nivel de un año atrás. Pero no hay indicios de que se vayan a revertir las pérdidas del bimestre octubre-noviembre de 2015 (10.000 personas menos) y diciembre 2015-enero 2016 (-40.000) y, menos aún, que su volumen se incremente.

Ahora bien. Al margen de la identificación del comportamiento desfavorable del empleo privado asalariado en 2016, vale la pena apreciar cuál fue la dinámica de esa parte del empleo registrado en los años recientes. Frente a la pérdida de 25.000 puestos en 2016 se destaca el promedio entre 2009 y 2015que arroja una creación de 80.000 al año. La mitad de ese aumento se debió al comercio, al transporte y a los servicios sociales. Otro 20% adicional correspondió a la enseñanza y a la industria. Esta última aportó apenas el 11%.

Pero si concentramos la mirada a los cuatro últimos años (2012 a 2015 inclusive) el aumento promedio fue de 32.000 al año. De esa cifra casi la totalidad la explican el comercio, los servicios sociales y la enseñanza. La industria no sólo no aportó sino que tuvo un desempeño negativo de más de dos mil al año.

Esto significa que lo acontecido en el año último mostraría un deterioro aún mayor que lo ya evidenciado en los años inmediatos precedentes.

De tal manera, la gestión actual en materia de creación de empleo productivo (el año último sólo mostró una mejoría sensible en el sector agropecuario, fuera del sector terciario) denota una ostensible ineficacia que se agrega a la preocupante situación previa.

La síntesis en materia de empleo sería que pese a la pérdida de empleo en el sector privado el conjunto del trabajo registrado no sólo no disminuyó sino que creció, aunque algo por debajo del ritmo de crecimiento de la población en su conjunto.

En cuanto a los ingresos la información publicada es muy acotada. Solo se dispone del promedio de remuneración asalariada del sector privado. Dicha remuneración en promedio se incrementó en 38%. Ese porcentaje estaría levemente por debajo del incremento medio de los precios dado que si bien para la Ciudad de Buenos Aires la variación fue superior al 40% los datos parciales disponibles permiten estimar, para el nivel nacional, un valor de 38-39%.

Ciertamente no se dispone de información sobre el volumen del empleo no registrado (sea de asalariados o no asalariados) ni de su respectivo ingreso. Puede suponerse que en un contexto de claras dificultades laborales el impacto para ese componente de la fuerza de trabajo tiene que haber sido desfavorable. El hueco informativo producto de la no realización de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) en el primer trimestre de 2016 y el no procesamiento de la misma encuesta en el segundo semestre de 2015 impide contar con elementos informativos al respecto.

De manera que la situación ocupacional es preocupante aunque dista de la visión apocalíptica que expresan algunos actores sociales. Asimismo, que la realidad actual se asemeje a la situación precedente (y la empeore) no resuelve el problema. El desafío está planteado.

(*) Director del CEPED/UBA e Investigador del CONICET

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