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El mercado laboral y la tijera de Marshall

16 julio de 2019

Por Jorge Paz

¿Qué hay de cierto en el mar de opiniones sobre el mercado de trabajo en la Argentina? ¿Aumentó la desocupación? ¿Cuánto aumentó? Aún las preguntas más sencillas requieren de un examen cuidado de los datos disponibles. El lector impaciente dirá que le estoy haciendo perder el tiempo porque de sólo observar el cierre de las fábricas y la contracción económica que experimenta el país surge claramente que la desocupación aumenta. Sin embargo, la respuesta está lejos de ser sencilla.

Imagínese el lector un país que tiene 100 habitantes y que 10 de éstos está buscando trabajo. ¿Cuál es la tasa de desocupación? Muy sencillo: 10/100=10%. Hasta ahí todo bien. ¿Qué sucedería entonces, si cinco de ellos encuentran trabajo? La tasa de desocupación bajará a 5%, si y solamente si no aparecen nuevas personas buscando trabajo. Ahí está la clave: la tasa de desocupación depende no sólo del empleo sino del interés de la gente de tener un empleo. Esto último es lo que técnicamente se denomina “participación en el mercado de trabajo”.

Este simple hecho permite explicar algunas paradojas. Por ejemplo, ¿cómo es posible que sea cierto que aumente la desocupación y que, a la vez, haya creación neta de nuevos empleos? Perfectamente lógico: se trata de un balance entre entradas y salidas, cuyo resultado depende de ambas fuerzas. Si la velocidad a la que se crean nuevos empleos supera a la tasa de crecimiento de la fuerza de trabajo, el desempleo bajará (esto es lo que la intuición nos dice). Si la tasa de creación de puestos de trabajo se ve superada por oferentes de trabajo, puede ocurrir que el desempleo aumente.

En el gráfico se muestra la evolución del mercado laboral en los partidos del Gran Buenos Aires, que fue objeto de un reciente debate entre la gobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal y el periodista Luis Novaresio. Vidal adjudicaba el aumento en la desocupación al crecimiento de la población y Novaresio ponía el énfasis en la situación de estancamiento económico. Los datos del gráfico le dan la razón a Vidal, al menos en el último tramo de la serie.

Nótese que entre 4°T de 2018 y el 1º T de 2019 se expanden tanto el empleo (aumenta el volumen de ocupados) y el desempleo (aumenta la cantidad de desempleados), lo que está explicado por un crecimiento de la población activa aún más fuerte que el aumento en la población ocupada. El gráfico también revela que el desempleo está correlacionado de manera inversa con el empleo y de manera directa con el crecimiento de la PEA.

Se debe aclarar que al hablar de “crecimiento de la población” en estos casos, no se alude a un aumento de la diferencia entre los nacimientos y las defunciones y/o las migraciones. Ese crecimiento que recibe el nombre genérico de “demográfico” puede impactar en los mercados de trabajo, pero en períodos prolongados. El “crecimiento de la población activa” depende de otros factores también y que, al interpretar la conexión del mercado de trabajo con el ciclo económico, son más importantes que los puramente demográficos.

Por cierto, puede tener un interés superlativo en este contexto entender por qué crece (o decrece) la población económicamente activa. Puede que haya o se generen expectativas por conseguir un empleo, lo que sucede normalmente en la fase expansiva del ciclo, que impulsen a la población inactiva a activarse; o puede pasar que la necesidad de conseguir ingresos impulse una mayor participación. En cualquier caso, es necesario tener en cuenta que para entender el funcionamiento de los mercados laborales es necesario apelar a las dos hojas de la tijera de Marshall: la oferta y a la demanda. Con una hoja no basta.

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