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Después del Pacto de Mayo

El flanco débil del programa son las inconsistencias en el sector externo y monetario: el esquema no asegura una recomposición de las reservas ni la salida del cepo en el corto plazo para volver a los mercados internacionales y lograr un crecimiento sostenido.

El presidente Javier Milei
El presidente Javier Milei
Sebastián Menescaldi 11 julio de 2024

El otro día, en el programa de Juan Radonjic, al finalizar nos quedamos hablando con él y otro invitado sobre las idas y venidas del programa y las dificultades que tenía la economía argentina para volver a ubicarse en la senda de desarrollo. 

En esa charla le consultamos sobre las expectativas que tenía, a lo cual, luego de meditarlo unos segundos nos dijo (parafraseando, mi memoria en general es mala):"Y bueno, esto es Argentina, llena de ciclos de volatilidad, no esperemos que venga alguien a resolver todos los problemas en 6 meses". Y nos dio una visión de realidad, al cual la población y los economistas nos tenemos que atener. 

Teniendo en cuenta lo anterior, es que me siento a escribir estas líneas pensando en cuáles son las posibilidades que tenemos de volver a una etapa de desarrollo, rompiendo un ciclo de más de una década de estancamiento económico (otra década perdida y van...). 

Está claro que la llegada de la nueva administración viene a proponer un nuevo régimen económico, donde la libertad y el exceso de intervencionismo del Estado vienen a ser exaltados y repudiados, respectivamente. El Gobierno tiene una visión de la economía hacia delante, pero hay que ver si logra construir los puentes necesarios para poder llegar a la tierra prometida.

El problema es que el punto de partida que dejó la administración anterior fue un punto de apoyo detonado que no será fácil de recuperar sin un largo período de transición. La herencia acumulada a resolver era el balance del BCRA. Faltaban muchas reservas (las netas eran negativas en US$ 11.400 millones), la deuda con importadores y utilidades superaban los US$ 50.000 millones y se partía de un exceso de pesos "invertido" más de dos terceras partes en pasivos remunerados del BCRA (US$ 59.000 millones) que creaban pesos en forma endógena.

Lejos del discurso de campaña del actual Presidente que orillaba entre una dolarización sin dólares (reestructurando contratos en pesos) y/o una apertura del cepo bajando la tasa de interés y suponiendo que en algún punto el equilibrio iba a aparecer, el programa económico fue mucho más pragmático y parecido al "shock controlado" que uno imaginaba. Devaluación con controles de capitales y un esquema de cierre del déficit fiscal (licuación, motosierra e impuesto PAIS) que cortó de cuajo el financiamiento monetario del déficit

El objetivo del programa era recapitalizar el balance del BCRA sin romper contratos, apuntando a reducir la dependencia del cepo vía la construcción de un ancla monetaria consistente con un programa fiscal y un programa financiero. El ajuste fiscal con apreciación real cambiaria detonaría un rally en los títulos, cuya contracara iba a ser la normalización de las reservas vía una brusca recesión tolerada por la sociedad y la compresión de los dólares paralelos.

Pero este programa, que ha resultado efectivo en la urgencia, reestableciendo equilibrios tanto en lo fiscal como en lo externo, tiene las patas cortas para alcanzar la transición para llegar al desarrollo propuesto en el Pacto de Mayo.

El principal flanco débil son las inconsistencias en el sector externo y monetario, donde el esquema no asegura una recomposición de las reservas internacionales y la salida del cepo en el corto plazo, para volver a los mercados internacionales y lograr un crecimiento sostenido. 

Teniendo el crédito público cerrado (algo que ayudó a Mauricio Macri en sus inicios), un endeudamiento comercial privado a tope, falta de confianza y robustez del régimen para el ingreso de inversión extranjera directa (fomentada a partir de las RIGI pero cuyo efecto recién llegaría el próximo año), sólo quedan como disponibles para incrementar las reservas internacionales los flujos que pueden atraer el balance comercial y, mucho menos querido, los capitales de corto plazo (con todos los riesgos que conlleva). 

El problema es que ni el dólar blend, que destina el 80% del saldo comercial a sostener la brecha controlada, ni el crawlingpeg,que aprecia el tipo de cambio real,van a permitir el sostenimiento de los flujos comerciales, algo que desde junio ya se observa tras la finalización del período donde se "patearon" los pagos de las importaciones y se alentó a las cerealeras  a hacer carry con las tasas en pesos y crédito barato del sistema financiero local. 

El otro tema pasa por el manejo de los pesos. Sin mejora en las reservas internacionales netas esperadas, el trasvasamiento de la deuda del BCRA al Tesoro tan sólo cambia el acreedor pero no extingue el problema. El Gobierno piensa que de esta manera elimina la emisión endógena y, por ende, reduce la inflación esperada. 

Pero sin acceso al crédito, un horizonte de financiamiento en pesos tan corto y elevado (US$ 39.000 millones este año y otro tanto el próximo),más del 80% de la deuda en pesos dentro del sistema financiero y puts que se pueden ejercer por 4% del PIB, cualquier estornudo en lo que hace a la renovación de la deuda en pesos sólo va a generar una nueva emisión monetaria por compra de títulos que el BCRA va a tener que convalidar para no dejar caer al sistema bancario y tener una nueva crisis financiera. 

Finalmente, ambas situaciones tampoco permiten la salida del cepo, ya sea por la insuficiencia de reservas o por la inestabilidad que provoca una potencial salida de títulos públicos en pesos al no estar estabilizada la demanda del peso. 

Así, la resolución de estos problemas será lo que permita a Milei llegar a su destino. En el medio construirá distintos puentes para poder ir avanzando, pero seguramente no será en línea recta. La fuerza de la corriente romperá algunas construcciones, otros puentes no nos llevarán a ningún lado. Lo importante será identificar a tiempo las debilidades e ir rectificando los caminos de manera rápida, sobre todo contando en la actualidad el apoyo de una sociedad que lo acompaña con la expectativa de una mejora futura. Esperemos que la oportunidad sea aprovechada. Todavía no ha sido perdida.

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