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Contrato de pasantías: una herramienta clave

Jorge Colina 12 enero de 2017

Por Jorge Colina (*)

Los contratos de pasantías son la herramienta formal por la cual una institución educativa articula con las empresas la posibilidad de que los alumnos puedan realizar prácticas rentadas en lugares de trabajo.

La finalidad es doble. Por un lado, que el alumno aprenda a aplicar los conocimientos aprendidos en el sistema educativo en lugares reales de trabajo y empiece a sumar experiencia laboral para que luego se le haga más fácil conseguir sus primeros empleos. Por otro lado, por la práctica recibe una ayuda económica para financiar aunque sea parte de sus gastos personales. Una particularidad es que el costo de la pasantía para la empresa debe ser inferior al de un contrato laboral estándar ya que el pasante es una persona inexperta a la que la empresa le enseña a trabajar y, por lo tanto, incurre en costos de formación. En prácticamente todos los países avanzados hay modalidades de contratos de pasantías o aprendizajes.

En Argentina se está instalando una discusión equivocada. Se dice que el Gobierno quiere reinstalar las pasantías y que ello implicará la “flexibilización” laboral y la posibilidad de que las empresas abusen reemplazando trabajadores estables con pasantes. La verdad es que decir esto es desconocer cómo funcionan las instituciones laborales en Argentina.

Actualmente existe la posibilidad de usar contratos de pasantías. Sólo que es sumamente engorroso y altamente riesgoso. Muy burocrático por toda la papelería que hay que completar y requisitos que hay cumplir por parte de la empresa, las instituciones educativas y el contrato en sí. Muy riesgoso, porque si existiera alguna falla, aunque sea de forma, en toda esta parafernalia burocrática, entonces, se considera que el pasante no es pasante sino un trabajador más.

En este marco, los empleadores tienen miedo de que por embarcarse en la sana experiencia de trabajar con las instituciones educativas en la formación de nuevos trabajadores termine con conflictos laborales ?no con el pasante, que seguramente desconoce estos vericuetos? sino con los inspectores laborales, el sindicato o un abogado que la plantee una demanda por relación laboral encubierta. Si el empleador no tiene miedo, no hay problema. Su propio abogado se encargará de inculcárselo.

Lo que el Gobierno propone es eliminar toda esta burocracia para darle racionalidad al contrato de pasantía existente haciendo que sea más fácil de utilizar para los empleadores y más seguro para evitar los abusos por parte de empleadores inescrupulosos. Esto no es “flexibilización” laboral. Es modernización de las instituciones laborales. Es recrear un instrumento imprescindible para que los jóvenes puedan tener caminos que lo ayuden a transitar el difícil paso de la escuela al mundo laboral. De lo que se trata es de facilitar administrativamente el contrato, no aplicar tan libertinamente la regla de que ante la duda el contrato se presume por tiempo indeterminado y colocar con claridad las responsabilidades de las instituciones educativas y de los empleadores.

¿El riesgo de que se reemplace a los trabajadores actuales por pasantes? Es muy acotado y muy controlable. Si los jóvenes pudieran fácilmente reemplazar a trabajadores con experiencia la tasa de desempleo juvenil no sería 4 veces más alta.

(*) Economista de IDESA

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