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Con industria hay Nación

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02 septiembre de 2020

Ariel Schale  Secretario de Industria, Economía del Conocimiento y Gestión Comercial Externa

“Sin industria no hay Nación”. Así sintetizaba Carlos Pellegrini, en 1892, marcando una idea de construcción nacional y desarrollo cuando en la naciente Argentina había todo por hacer. Hoy, 128 años después, en una nueva conmemoración del “Día de la Industria” esta frase muestra nuevos colores en el contexto de un entorno pandémico que ha puesto en evidencia que no es trivial contar con una industria nacional robusta.

Cuidar la producción y el trabajo han sido objetivos prioritarios en estos meses. Sostener las capacidades productivas para que amortigüen el impacto de esta crisis internacional inédita y tener una industria y fortalecerla son decisiones políticas. Decisiones que en este Gobierno están tomadas.

Estos desafíos que impuso la pandemia se sumaron a las serias dificultades que atravesó la industria en los últimos cuatro años. Al momento de iniciar nuestro gobierno la industria acumulaba 19 meses de caídas consecutivas. Un deterioro difícilmente asimilable donde lo que comenzó siendo un ciclo negativo entró en el terreno de riesgo franco de pérdida de capacidades productivas. Entre 2015 y 2019 se perdieron más de 167.000 empleos industriales. Empleos calificados y cuyos salarios pagan 32% más en promedio respecto a otros sectores de la economía.

Para superar este devenir, en Argentina encaramos una política de desarrollo productivo que aumente las exportaciones, que mejore la capacidad y la eficiencia de su sistema productivo local para producir bienes que hoy importa. Es lo que dará sostenibilidad.

Y para ello debemos unirnos en conjunto todos los actores. Nadie se salva solo.

Es importante en esta línea trabajar un nuevo consenso social y productivo para salir adelante, sobre el cual proponemos diez líneas que estructuren este consenso.

1) Ningún sector productivo sobra.

2) No hay futuro sin políticas productivas.

3) Una buena política productiva tiene que ayudar a reducir la brecha de género.

4) Todos debemos comprometernos en el objetivo fundamental de bajar la pobreza y la desigualdad.

5) El desarrollo debe ser sostenible, todas las políticas productivas tienen que estar aliadas al cuidado del ambiente.

6) Trabajar para una macro estable es una condición fundamental para el desarrollo productivo.

7) Debemos exportar más.

8) No hay antinomia entre mercado interno y externo; podemos crecer exportando y fortaleciendo el mercado local.

9) La apertura comercial debe ser inteligente, propiciando acuerdos que permitan cuidar a los sectores productivos y mejorar su calidad de inserción internacional.

10) Toda política de desarrollo productivo debe ser una política de desarrollo regional.

La Economía del Conocimiento es un sector transversal en el entramado productivo, un factor de transformación en todos los sectores de producción de bienes y servicios. En Argentina tenemos fortaleza en biotecnología, Industria 4.0 e innovación, con empresas que vinculan conocimiento y producción, con estrategias de asociación público-privada para desarrollos innovadores. Es el presente de la transformación y el crecimiento industrial.

La industria nacional fue una de las protagonistas en estos meses complejos atravesados por la pandemia Covid-19. El despliegue de una estrategia dentro de la emergencia pudo tener lugar gracias a la existencia de un entramado industrial versátil, capaz de configurar procesos nuevos en poco tiempo y dar respuestas a los desafíos que impuso el coronavirus. Dos claros ejemplos. Se estructuró una plataforma de producción nacional que trabajó exitosamente en incrementar la capacidad productiva argentina de productos clave como respiradores de ventilación invasiva (que multiplicaron casi por 6 veces su capacidad de producción local), tejidos no tejidos (insumo básico para los elementos de protección personal), barbijos tri-capa quirúrgicos, barbijos de alta seguridad N95 y overoles de alta seguridad quirúrgica. El potencial del país en biotecnología, con empresas argentinas con capacidades en investigación y desarrollo, nos hizo ser elegidos para producir la vacuna conta Covid-19, o producir kits PCR de testeo rápido con desarrollo 100% nacional.

Y la soberanía industrial de Argentina hizo posible estos logros.

El acompañamiento del Estado estuvo presente para todo el mundo productivo. De los 5,25 puntos del PIB en incremento de recursos fiscales y monetarios para afrontar la pandemia, 4 se corresponden al sostenimiento de la actividad productiva. Se han destinado $ 354.000 millones en créditos a pyme para capital de trabajo, $155.000 millones en salarios complementarios a través de ATP, $25.000 millones en créditos productivos a sectores estratégicos y $ 23.000 millones en eximición de contribuciones patronales.

Si bien los desafíos por delante son muchos, Argentina cuenta con una densidad industrial a nivel federal con empresarios y trabajadores calificados y comprometidos. Guerreros y guerreras de mil batallas, que serán protagonistas claves de la recuperación y base para vencer el postergado crecimiento de nuestra economía.

La industria no llora; transpira. Y se pondrá de pie para levantar a nuestra Argentina. Parafraseando a Carlos Pellegrini, “con industria tendremos una mejor Nación”.

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