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¿Cómo será la recesión en 2024?

Los primeros datos de 2024 confirman una fuerte contracción de la economía.

29 febrero de 2024

Por Lorenzo Sigaut Gravina y Gonzalo Carrera Economistas de Equilibra

La semana pasada el Indec dio a conocer el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) de diciembre de 2023, el cual cayó 4,5% interanual (i.a.) y 3,1% sin estacionalidad (s.e.). 

De esta forma, el PIB cerró 2023 con una caída promedio anual de 1,6% producto del desplome de la producción agropecuaria (-20,4% anual por la sequía), ya que el EMAE no agropecuario se estancó el año pasado.

El dato del cierre del 2023 nos permite calcular el arrastre estadístico que deja el nivel de actividad para 2024. Si tomamos el promedio del EMAE s.e. del cuarto trimestre de 2023 este es negativo en casi 1%, pero asciende a 3,5% considerando el EMAE s.e. de diciembre. Es decir, si durante 2024 la economía se mantiene estable en el nivel de actividad del cuarto trimestre o de diciembre, registraría una caída promedio anual de casi 1% o 3,5%, respectivamente.

Los primeros datos de 2024 confirman una fuerte contracción de la economía. El modelo de anticipo de actividad de Equilibra nos muestra una caída del EMAE de 4,5% i.a. y 0,5% mensual s.e., fundamentalmente por la contracción del EMAE sin agro (-5,6% i.a.). Si la actividad perdura en este nivel hasta fin de año, la caída promediaría 4% anual. 

Queda claro entonces que este año será recesivo. 

  • Ahora bien, ¿cuál será la magnitud de la caída de la actividad y hasta cuándo durará? 
  • ¿Qué sectores serán los más perjudicados? 
  • ¿Cómo se reflejará esto en términos de componentes de la demanda agregada?

Estimamos que la caída desestacionalizada del primer trimestre de 2024 será incluso mayor a la observada en el cuarto trimestre de 202 (-1,9%). Pero, las perspectivas para el segundo trimestre son menos pesimistas pues, a pesar de un reciente recorte de rendimientos esperados de la cosecha gruesa, se espera una fuerte recuperación del agro. 

Este sector junto a minas y canteras (litio y Vaca Muerta) apuntalarán el nivel de actividad a lo largo del año. 

Pero para que se observe una recuperación de la actividad en el segundo trimestre tendría que mejorar el ingreso real de las familias, lo cual depende principalmente de la carrera precios-salarios ya que prevemos una contracción del empleo (leve) y de las transferencias reales de la seguridad social (fuerte)

Si el Gobierno logra sostener el crawling al 2% por mes durante el segundo trimestre, la inflación podría volver al dígito mensual una vez hecho el ajuste de precios regulados, lo que permitiría recomponer el poder adquisitivo de los ingresos laborales e impulsar la recuperación de la actividad. Pero lograr esto no será sencillo: las reservas netas del BCRA siguen en terreno negativo; el Tipo de Cambio Real (TCR) ya se encuentra en niveles de equilibrio según el staff del FMI y, no se consiguió -aún- reabrir el financiamiento externo en un contexto de crecientes vencimientos de deuda pública en moneda dura. 

Si el Ejecutivo logra ordenar la macroeconomía sin atrasar en demasía el TCR, es probable que comiencen a observarse brotes verdes hacia la primavera. 

Sólo incurriendo en atraso cambiario podría observarse una recuperación significativa del ingreso real que recomponga la actividad en el segundo trimestre, pues la aceleración del deslizamiento cambiario o un salto discreto del tipo de cambio impedirían que los salarios reales se recompongan.

Pese a que el impacto positivo de la producción agropecuaria comenzará a diluirse, las perspectivas de actividad para el segundo semestre son más auspiciosas. Si el Ejecutivo logra ordenar la macroeconomía sin atrasar en demasía el TCR, es probable que comiencen a observarse brotes verdes hacia la primavera. Caso contrario, la recuperación sería más ardua y lenta. 

Sería deseable que en el segundo semestre haya una recuperación de la actividad en forma de V, pero para que ello suceda deberían sortearse satisfactoriamente múltiples obstáculos. No descartamos este escenario optimista, pero no lo consideramos el más probable. 

De hecho, nuestro escenario base contempla una lenta recuperación del nivel de actividad con una forma más parecida a una "U", que implica una caída promedio anual de -al menos- 4% anual (mayor al 2,8% previsto por el FMI). 

Pese a que es poco probable, no se puede descartar tampoco un escenario pesimista en que la actividad no logra recomponerse a lo largo de todo el año.

Otra forma de ver el desempeño del PIB 2024 es a través de los componentes de la demanda agregada: Consumo, Inversión, Exportación Netas (Exportaciones menos Importaciones). El Consumo agregado (Público y Privado) que representa aproximadamente el 85% del PIB, sufrirá una fuerte contracción en 2024 (-8%), por el desplome del salario real (-10% anual), el empleo, el crédito y las transferencias del sector público a las familias (seguridad social y subsidios). La merma del Consumo agregado no llegaría a los dos dígitos porque las familias suelen utilizar parte de sus ahorros para suavizar el ajuste de su gasto.

Tanto en inversión como en importaciones esperamos caídas de dos dígitos para 2024. 

  • La inversión sufrirá por caída en el consumo (más marcada en bienes durables), mayor capacidad instalada ociosa; elevada incertidumbre política; caída de la construcción privada y fuerte recorte del gasto de capital del sector público. Un repunte de la inversión por desregulación en diversas actividades no lograría compensar esta caída, ya que se daría una vez estabilizada la macro, lo cual en el mejor de los casos sucedería en la segunda mitad del año. 
  • Por su parte, la contracción de las importaciones superará el dígito por la mayor caída de la actividad de sectores demandantes de insumos externos, el encarecimiento de las compras (corrección cambiaria e Impuesto País), la sustitución de gas importado por local y la acumulación de deudas comerciales.

Por último, esperamos una fuerte expansión de las exportaciones por mejora de la competitividad externa; recuperación del agro; expansión de la minería y la producción de gas y petróleo. La mejora prevista para los volúmenes exportados permitiría volver a niveles de 2022, y explicará junto con la contracción de las importaciones, una mejora significativa de las exportaciones netas.

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