"Era muy importante para mí estar acá parada. Hay medallas mucho más importantes que una medalla de oro. Siento que pude dar lo mejor que tenía y la mejor versión de Fernanda. Muy lejos y atrás quedó la Fernanda con pensamientos suicidas después de Tokio. Eso es lo más importante", declaró esta semana la tiradora deportiva Fernanda Russo, quien debutó en Río de Janeiro 2016 con apenas 16 años, y cuya participación en los Juegos Olímpicos de París 2024 acaba de finalizar.
Durante mucho tiempo la salud mental fue estigmatizada y relegada, sobre todo en el ámbito deportivo, en el que los atletas debían mostrar entereza y hablar de emociones se consideraba que era un signo de debilidad.
Sin embargo, en los últimos años, gracias a la visibilidad de muchos deportistas, esto cambió radicalmente. Ahora es imprescindible que todos los atletas y equipos cuenten con psicólogos deportivos que los acompañen en sus respectivas disciplinas.
- Los motivos son muchos: debuts en edades cada vez más tempranas, calendarios recargados, mayores exigencias y una mayor sobreexposición por las redes sociales y los medios masivos de comunicación.
Hoy en día el esfuerzo, la fortaleza mental y la resiliencia son tres elementos clave en todos los atletas. Según la Universidad de Toronto, los deportistas de élite son más propensos a experimentar enfermedades de salud mental por el estrés y la presión a las cuales son sometidos.
En consonancia con esto, FondaMental -una fundación francesa de cooperación científica- afirma que uno de cada tres deportistas presenta síntomas de enfermedades mentales.
La depresión, la ansiedad y los trastornos alimenticios son los síntomas más notorios: desde "quemarse" (el famoso burnout) por la cantidad de horas que se pasan trabajando sobre lo mismo; sufrir depresión por no cumplir con las expectativas, o sentirse solo o incomprendido por estar lejos de los seres queridos.
Además, hay un alto porcentaje de trastornos alimenticios, que muchas veces son propiciados por los mismos entrenadores. Uno de los casos más destacados es el de la escaladora eslovena Janja Garnbret, quien alertó sobre los mismos ya que en su especialidad es habitual querer perder peso para escalar fácilmente.
Fue por esta razón que la Federación Internacional de Escalada Deportiva (IFSC) estableció una nueva reglamentación con el fin de controlar la salud de los competidores.
Aunque no fue el único deporte que comenzó a tomar medidas luego de múltiples llamados de atención: la Federación Francesa de Rugby (FFR) armó un plan para prevenir y tratar correctamente la depresión, e incluso en el equipo de gimnasia artística estadounidense se incorporaron perros de terapia para mejorar el bienestar emocional de las atletas y ayudarlas a reducir el estrés.
Michael Phelps, Simone Biles y Delfina Pignatiello: algunos de los deportistas que confesaron sufrir enfermedades mentales
Michael Phelps es el deportista olímpico más condecorado de todos los tiempos. Debutó en el año 2000 y se retiró en el 2016 con 28 medallas. Sin embargo, desde el 2004, cuando consiguió sus primeras ocho medallas en los Juegos Olímpicos, ya sufría de depresión: "Ese año tuve una depresión estacional. Después, en 2014, tuve la segunda depresión. No quería estar vivo. No comía, no bebía, me fui a un centro de recuperación. Estaba luchando por mi vida más de lo que la gente podía imaginar. En esos momentos, cuando estaba mal, me daba golpes porque pensaba '"no estoy haciendo mi trabajo".
El caso más reciente es el de la gimnasta artística Simone Biles, quien en medio de la competición de los JJOO de Tokio 2020 anunció que se retiraría por problemas de salud mental. La deportista explicó que necesitaba tomarse un descanso de la competición, juntarse con amigas y no forzar el cuerpo durante un tiempo para poder aclarar la mente.
Según sus propias palabras, en esos momentos "no tenés ningún control sobre tu cuerpo ni de lo que haces. Además, cuanto más trates de mentalizarte, peor será". Luego de dar a conocer la noticia, Biles comenzó a recibir críticas en las redes sociales.
Los "twisties" -que sería algo similar a tener un bloqueo mental- es muy común en el deporte. La presión psicológica sobreestimula la producción de corticosterona, una hormona que afecta a regiones cerebrales como el hipocampo, la amígdala o el lóbulo frontal.
Así lo explicaba Laurie Hernández, excompañera de Simone Biles, en una entrevista oficial en los JJOO de Tokio 2020: "De pronto perdés el ritmo, y sentís como tu cerebro tartamudea durante medio segundo. Ese pequeñísimo tiempo es suficiente para desbaratar todo el ejercicio. En ese momento no tenés control alguno sobre tu cuerpo ni de lo que haces. Cuanto más trates de mentalizarte peor será".
Otro de los casos más recordados es el de la nadadora olímpica Delfina Pignatiello, campeona mundial junior en 2017 y medalla de plata en los Juegos Olímpicos de la Juventud.
"Trabajo un montón la salud mental pero igual no estaba preparada para lo que me pasó. Lo que más me importaba era la mirada de un montón de personas que ni siquiera conocía. Sentía como si dejara de ser una persona, que lo único que valía en mi vida era entrenar y ganar la dorada. El resto ni servía. Eso termina afectando la visión que se tiene de uno mismo. Había llegado a creer que no lo merecía. Había dejado de disfrutar estar ahí. Había dejado de escuchar mis propios deseos", confesó la nadadora en una charla TED.
Redes sociales: cómo afecta la sobreexposición
Actualmente las redes sociales juegan un papel fundamental respecto a la salud mental. Si bien ayudan a visibilizar el trabajo de los deportistas -y, al mismo tiempo, les genera más posibilidades de conseguir un sponsor- la sobreexposición muchas veces termina desgastandolos, al punto de querer abandonar su profesión.
Tal es así que luego del caso de Simone Biles en Tokio, el Comité Olímpico Internacional (COI) implementó a partir de los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín 2022 al welfare officer, psicólogos para velar por el bienestar de los deportistas.
A su vez, el presidente del COI, Thomas Bach, aseguró que en estos Juegos Olímpicos se implementará el uso de la Inteligencia Artificial (IA) ya que se espera que genere más de 500 millones de interacciones en redes sociales. Esta herramienta será utilizada para gestionar y filtrar el contenido abusivo con el fin de proteger a los participantes.
