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“Hay menos tensiones pero la situación crítica sigue”

Entrevista a Gabriel Rabinovich, vicepresidente del IAE General Mosconi

23 marzo de 2015

(Entrevista a Gabriel Rabinovich, vicepresidente del Instituto Argentino de Energía General Mosconi. Por Facundo Matos)

A pesar de la recesión y de la caída del precio del petróleo, el déficit comercial del sector en 2014 superó los US$ 8.000 M. ¿Qué se puede esperar en 2015?

Es un año de transición. Hay elecciones, crisis económica, caída del PIB y de los precios internacionales. La actividad económica, que es la que tracciona la demanda de energía, no va a repuntar, por lo que las importaciones se van a mantener constantes o van a reducirse un poco. Pero en precios, van a caer entre 30% y 40% por la caída del valor a nivel internacional, probablemente con lo cual el déficit comercial va a ser menor este año. Eso seguramente traerá un alivio de la presión que el sector estuvo ejerciendo sobre el Tesoro en los últimos años, aunque no va a desaparecer.

Hace poco la euforia por Vaca Muerta, el petróleo y gas no convencionales e YPF habían ganado la primera plana, pero ya no se habla demasiado de eso. ¿Cuánto tiene que ver la caída de la rentabilidad de la actividad petrolera?

En principio es una situación coyuntural. En estos días hay un congreso en Cartagena y en él Vaca Muerta sigue siendo un yacimiento con un gran potencial. En los ámbitos especializados internacionales sigue existiendo, sigue teniendo atractivo. Lo que no tiene atractivo es Argentina como destino de inversiones. Pero la razón por la que no sale más en primera plana es porque para mantener la actividad de YPF estamos pagando US$ 30 más que en el resto del mundo. Entonces cuando es conveniente se publicita pero cuando se están obteniendo beneficios, no sale en ningún lado.

¿Los niveles que se alcanzan en la actualidad son coyunturales o hay que acostumbrarse a estos precios de cara al futuro?

Parecería que se van a mantener estos niveles casi hasta fines de año e incluso hay algunas proyecciones que indican que pueden caer un poco más. Hacia fin de año podría subir un poco. La capacidad de abastecimiento no da abasto y la actividad de upstream de perforación está cayendo. Entonces la inercia hace que de ahora a dos o tres años, el barril esté entre US$ 50 y US$ 70 probablemente. Es decir, una caída en el cortísimo plazo en el primer semestre y una recuperación en el segundo. Pero las proyecciones muestran que no vamos a volver a ver, al menos en los próximos años, el barril nuevamente a US$ 100.

¿Es rentable ese nivel de precios para Argentina?

Para Argentina como consumidora de energía, para las industrias y la actividad económica es un alivio porque baja la facturación y te encontrás con que tenés que gastar entre US$ 2.000 y US$ 4.000 millones menos. Para la industria petrolera y para YPF en particular, no. Para que sea rentable necesita que esté a más de US$ 80. Este Gobierno apostó a darle plata a YPF e indirectamente al resto de la industria petrolera con plata de la gente que va a ahí sin consenso y sin que nadie lo registre. Pero como somos importadores, los precios de la energía interna van acompañados del nivel del tipo de cambio porque compramos en dólares. Entonces el comportamiento se escapa un poco de lo exclusivo del sector energético y es necesario verlo desde un aspecto macroeconómico: si el tipo de cambio está tranquilo, no va a haber cambios; si hay inflación y devaluación, los precios de la energía van a sentirlo.

¿Qué legado dejará el Gobierno en materia energética?

Va a dejar un sector desarticulado, con empresas de servicios públicos en rojo, sin generación de reservas y sin inversión para expandir las redes, lo cual genera los cortes de electricidad que estamos sufriendo, aún con demandas 20% menores que los picos de 2014. En ese sentido no hay gran des novedades en el sector: está en una situación crítica, dependiente de las importaciones y prácticamente sin inversión para ponerse a punto y ofrecer un servicio de calidad. Las tensiones se reducen por la caída de los precios y de la actividad económica pero estructuralmente la situación crítica del sector y de las empresas no cambia. Dejan un sector hipotecado y ya dijeron que no van a tocar las tarifas antes de irse y por lo tanto van va a dejar al futuro gobierno el problema.

¿La corrección de tarifas va a ser uno de los puntos neurálgicos a resolver por el próximo gobierno?

Quien venga se va a tener que ocupar de devolverle la salud al sector. Si uno de los remedios pueden ser las tarifas, no lo puedo decir ahora. El próximo gobierno tendrá que ver a qué sectores va a tener que seguir protegiendo, quienes van a a tener que pagar por eso, cómo lo va a hacer. Pero también hay muchos otros problemas. El más importante para mí es fortalecer las instituciones y generar un ámbito de inversiones que permita la expansión de la capacidad de generación. Está todo por hacer. Han sido doce años devastadores para el sector energético.

¿En qué medida ayuda el crecimiento de YPF al resto del sector?

YPF es una apuesta a futuro, no está paliando la situación actual, está haciendo fuertes inversiones, mejorando su producción de gas y petróleo pero apostando fundamentalmente a futuro. Esa apuesta es costosa para los consumidores y para el Tesoro porque vos podes comprar a US$ 50 pero está a US$ 80 para que funcione a futuro. Pero las empresas petroleras no necesitan subsidios porque son rentables per se. La explotación a la que está apostando YPF es muy cara y la mantenemos en esos niveles pidiéndole la plata a la gente. Pero además YPF concentra el 35% de la producción de gas y petróleo en Argentina nada más. Y si YPF mejora sus números y el general del sector cae es que el resto no está rindiendo, aunque se le está dando una renta muy grande igual.

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