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A 77 años de Bretton Woods

En julio de 1944, se reunieron en el Hotel de Bretton Woods en New Hampshire, 44 delegaciones de diferentes países para diseñar el futuro económico internacional del ya anunciado fin del Tercer Reich.

White-y-Keynes
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14 julio de 2021

Por Manuel Ignacio Carreras Especialista en Relaciones Internacionales

Resultaría impensado analizar el sistema económico internacional sin el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial. Dos instituciones que señalan el rumbo de las finanzas, pero que bien pudieron no haberlo sido como todos creemos.

Dicen que la historia la escriben los ganadores. Aquellos relatos de los perdedores no son difundidos y hasta a veces se ven enterrados en la historia. Una de las propuestas monetarias más ambiciosas fue elaborada por el economista John Maynard Keynes en 1944, pero debido a la posición de inferioridad del Reino Unido tras la Segunda Guerra Mundial, en comparación con Estados Unidos, trajo como consecuencia la nula concreción de su plan económico.

En julio de 1944, se reunieron en el Hotel de Bretton Woods en New Hampshire, 44 delegaciones de diferentes países para diseñar el futuro económico internacional del ya anunciado fin del Tercer Reich.

En dichas reuniones se presentaron, como principales exponentes, el economista Harry White en representación de los Estados Unidos y Keynes por parte del Reino Unido. Ambos poseían ideas diferentes para la confección del mundo que se avecinaba.

Reino Unido padecía un debilitamiento geopolítico significativo, y estaba cediendo su rol de potencia global. Más allá de victorias militares importantes como la Batalla de Inglaterra, la Batalla de Kohima Impal o El Alamein, su participación fue mucho menor a la que tuvo los Estados Unidos en el desarrollo de la guerra hasta ese entonces.

Para el momento de las reuniones en New Hampshire, ya se había abierto el frente de Normandía en Francia y Japón iniciaba la retirada de varias islas en el Pacífico. La victoria aliada era solo cuestión de tiempo y White era consciente que Estados Unidos poseía un mayor poder de negociación que los británicos.

El peso militar y económico de Estados Unidos fue lo que privó a Keynes de ver materializado su objetivo. El británico pretendía crear un sistema comercial mundial, con la existencia de una Unidad Internacional de Compensación que canalizaría todas las transacciones y emitiría una única moneda: el Bancor.

Lo que Keynes pretendía era evitar la existencia de países crónicamente deficitarios comercialmente y otros con excesivos superávits. Aquellos países que tuviesen una balanza comercial negativa, se les aplicaría una multa y se los incentivaría a fomentar la inversión local para lograr aumentar las exportaciones y reducir el déficit. Por otro lado, aquellas naciones con balanzas comerciales positivas y excesivo superávit, también serían multadas y sus “bancores” podrían ser confiscados si no reducían el desequilibrio.

El Bancor sería establecido por el valor de las principales monedas del mundo y ataría a todos los países a poseer una moneda universal, algo inédito para ese momento y para la actualidad también.

White y Estados Unidos tenían otros planes en mente. Un sistema tan restrictivo e igualitario no coincidía con sus intereses. El rol en la guerra y la solidez financiera le permitiría imponer condiciones en la conferencia. No estaban interesados en una Unión Internacional de Compensación y tampoco en tener una moneda única. Lo que se buscaba era fortalecer al dólar y, sobre todo, crear un organismo que luche por la estabilidad macroeconómica, cambiaria e inflacionaria de todos los Estados miembro: el Fondo Monetario Internacional.

A partir de ahí se confeccionaron dos organismos cruciales para el desarrollo de la economía internacional: junto con el FMI se crearía un Banco Mundial. Inicialmente, White dirigió el FMI ya que él mismo había redactado el primer borrador de creación de la organización. Sin embargo, debido a sus relaciones con Moscú, fue removido de sus funciones en 1947.

Para no acaparar ambos organismos (FMI y Banco Mundial) se estableció que el director del FMI sería europeo y el Banco Mundial sería presidido por un norteamericano, tradición que continúa hasta nuestros días. El primer director gerente del FMI fue el belga Camille Gutt, mientras que el primer presidente del Banco Mundial fue el estadounidense Eugene Meyer.

Actualmente, un modelo como el que quería Keynes sería impensado. Las faltas de control en el sistema internacional lo hubiesen llevado al fracaso. Además, se inauguraba una nueva era: nacía la época del patrón dólar-oro, en el cual todo dólar emitido por Estados Unidos debía tener un respaldo en oro. Este sistema duró hasta los años '70, hasta la presidencia de Richard Nixon que, debido a la crisis cambiaria que sufría el país, decidió romper con dicha convertibilidad. Así, desaparecía una parte del sistema creado en el mítico Hotel de Bretton Woods.

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