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Economía mundial pospandemia: la salida será larga, despareja e incierta

Esta crisis no se parece en nada a ninguna de las anteriores y dejará impactos duraderos. Nada de “business as usual” después de esta catástrofe: viene un mundo menos globalizado, más digitalizado y, también, más desigual.

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Pablo Maas 14 octubre de 2020

Por Pablo Maas

La temporada de pronósticos económicos se largó con cierto retraso este año a causa de la pandemia, pero finalmente llegó esta semana. Ahora ya se sabe que la crisis fue un poco menos dura de lo que se temía en un primer momento, pero que también la recuperación será más "larga, despareja e incierta" de lo que se pensaba, según la economista jefa del FMI, Gita Gopinath. La única de las grandes economías que crecerá este año, dice el FMI, es China, con 1,9% positivo en una economía global que, en conjunto, se contraerá 4,4%.

La crisis económica mundial desatada por la pandemia tuvo un comienzo sincronizado. Con diferencia de días, todos los países entraron en cuarentenas más o menos estrictas, con efectos devastadores para la actividad económica. Pero la salida de la crisis no respetará la misma secuencia: algunos países se recuperarán más rápidamente que otros o lo harán con mayor o menor vigor. Hacia fines de 2021, según pronósticos de la OCDE, la economía de Estados Unidos tendrá el mismo tamaño que en 2019, pero la de China habrá crecido 10%. Europa no volverá a los niveles previos a la pandemia en 2021 ni en varios años posteriores. Algo parecido le ocurrirá a Japón, en donde además la población está disminuyendo. Estas proyecciones, por supuesto, son válidas sólo en caso de que en los próximos meses aparezca la vacuna salvadora que está esperando toda la humanidad.

Lo más importante: esta crisis no se parece en nada a ninguna de las anteriores y dejará impactos estructurales duraderos. Nada de "business as usual" después de esta catástrofe. Por el contrario, y según The Economist, que en su última edición publica un informe de portada sobre la economía global que viene, la pandemia dejará un mundo menos globalizado, más digitalizado y más desigual.

"Mientras reducen los riesgos en sus cadenas de abastecimiento y promueven la automatización, las empresas manufactureras moverán la producción más cerca de casa. Los empleados de oficina seguirán trabajando en sus cocinas y dormitorios por al menos una parte de la semana, mientras que los trabajadores peor pagos que previamente se desempeñaban como meseros, limpiadores y asistentes de ventas deberán encontrar nuevos trabajos en los suburbios. Hasta que lo encuentren, podrán sufrir largos períodos de desempleo", anticipa la influyente publicación británica.

Esto, sin contar las deudas monumentales que se están acumulando en todos los países para evitar la quiebra masiva de empresas y las pérdidas de empleo consiguientes y que en muchos casos superan el 120% del PIB. Llevará años digerir toda esta masa de nuevo endeudamiento. A propósito, y a pesar de que el mundo ya lleva gastadas cifras sin precedentes para protegerse, el FMI recomienda ardorosamente seguir aumentando el gasto si fuera necesario y financiarlo con deuda con el propósito de proteger a las poblaciones de los riesgos sanitarios y evitar daños adicionales a las economías. En el mediano plazo, el FMI dice que los gobiernos "pueden necesitar aumentar los impuestos progresivos sobre los individuos más ricos y los relativamente menos afectados por la crisis, incluyendo aumentos en las tasas de impuestos a los tramos de ingresos más altos, las propiedades de alta gama, las ganancias de capital y la riqueza".

En la nueva realidad económica que trajo el Covid-19, Europa está muy comprometida. En el tercer trimestre pareció que comenzaba a recuperarse, pero actualmente sufre una segunda oleada de contagios que está obligando a varios países a recortar la actividad económica. Los países europeos más afectados son aquellos que dependen de los servicios en mayor medida que de la manufactura. Es el caso de España o Italia, en los que el turismo contribuye con más de 10 puntos del PIB, comparado con Bélgica o Alemania, en los que la manufactura juega un papel destacado en la producción. Adicionalmente, Europa está a las puertas de su propia guerra comercial con Estados Unidos a raíz de la disputa entre Boeing y Airbus, los dos mayores fabricantes mundiales de aviones. Esta semana, la OMC le dio el visto bueno a la UE para que tome represalias comerciales contra Washington por valor de US$ 4.000 millones. Adicionalmente, Europa está apretando las tuercas regulatorias para que las grandes tecnológicas estadounidenses (Big Tech) paguen impuestos en cada uno de los países, en lugar de utilizar refugios fiscales como Irlanda, Holanda y otros.

En Asia el panorama es igualmente desparejo. China volvió a crecer muy rápido, es cierto (en septiembre sus importaciones fueron récord), pero en India, el otro gigante del continente, la economía se desplomará algo más del 10%. Entre los perdedores de esta crisis también figuran los productores de commodities y aquí Latinoamérica sobresale en los rankings, encabezados por Argentina y México y seguidos a más distancia por Brasil.

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