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Los interrogantes sobre el mundo de la pospandemia

Una situación tan dramática como la que atraviesa el mundo, que ningún contemporáneo imaginó vivir, es inevitable que deje huellas cuando se supere

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22 abril de 2020

Por Juan Radonjic 

Una situación tan dramática como la que atraviesa el mundo, que ningún contemporáneo imaginó vivir, es inevitable que deje huellas cuando se supere. Pero no hay coincidencia sobre los cambios que pueden sobrevenir porque en casi todos los temas los pronósticos son antagónicos y hay varias preguntas cuyas respuestas se irán conociendo con el tiempo. Aquí algunos de esos interrogantes que hoy recorren el globo.

¿Habrá un nuevo escenario global, en el que nada será igual que antes o volverá el anterior, pero con sus conflictos exacerbados?

Richard Haass del influyente Council on Foreign Relations se inclina por la segunda alternativa y sostiene que no habrá un rediseño del contexto mundial sino que se asistirá a una exacerbación de sus rasgos previos. Y señala dos: el primero es el conflicto comercial entre Estados Unidos y China que sería más intenso en una economía mundial deteriorada. Será también consecuencia de la estrategia de Washington que apunta a desacoplar ambas economías y así reducir la dependencia de insumos esenciales provenientes de China (con India ocurre algo similar). El segundo, es que el liderazgo de Estados Unidos en el mundo, que estuvo ausente en esta crisis, seguirá perdiendo fuerza por decisión propia como ocurre desde que gobierna Donald Trump.

¿Habrá más o menos cooperación global?

Frente a la pandemia, las respuestas fueron nacionales, no hubo una estrategia global y cada país respondió como mejor le parecía. Todos tendieron a cerrarse dentro de sus fronteras. Esto supone que una vez que se supere la pandemia, las políticas para ir dejando atrás sus secuelas económicas también se definirán localmente. Los ejemplos de falta de coordinación que se vieron en las últimas semanas reflejaron lo que venía ocurriendo en los años previos. No sólo tuvieron una débil respuesta los organismos internacionales sino también otras instancias de integración como la Unión Europea. La falta de comunicación y coordinación entre los gobiernos de Argentina y Brasil, que siguen estrategias completamente diferentes, es un ejemplo más. Si bien, en teoría, una crisis global supone la necesidad de respuestas globales, no fue lo que ocurrió y en la medida en que cada país se concentre en su propia recuperación económica, a la cooperación internacional no le esperan buenos tiempos y florecerá el nacionalismo. Todos los países tratarán de aumentar la variedad de bienes y servicios que se produzcan en sus territorios, lo que favorecerá algunas actividades y afectará a otras. La advertencia en este caso es que el mundo tiene un muy mal recuerdo de lo que ocurrió en la década del ´30 del siglo pasado cuando una crisis económica internacional profundizó la confrontación entre los países.

¿Crecerá el autoritarismo y se restringirán libertades?

La expansión de la democracia en el mundo se frenó en los últimos años y regímenes con poco apego a las formas democráticas o directamente autoritarios,

como los de China, Rusia y Turquía, entre otros, le otorgaron más poder a sus gobernantes. Pero una crisis como la del coronavirus también llevó a que varios gobiernos de países democráticos concentren poder y que algunas libertades individuales fueran parcialmente cercenadas para enfrentar la pandemia como ocurrió en otras grandes crisis anteriores. Casi como si se los considerase como efectos colaterales de una guerra. ¿Se mantendrá esta tendencia con el argumento de que las repuestas antes las crisis son más eficaces cuando se centraliza el poder de decisión o superada la pandemia las instituciones funcionarán como antes? Se trata de un punto en el que las respuestas son antagónicas. Para algunos analistas, cierta centralización se mantendrá en la pospandemia asentada, además, en la mayor presencia del Estado en la economía. Pero para otros, la insatisfacción social frente a una realidad económica que será complicada en todos lados, puede incentivar movilizaciones y protestas como las que se vieron antes de la pandemia en América Latina y de esa manera debilitarían a los gobiernos. Desde una visión más optimista, podría pensarse que cierto grado de cooperación entre el Gobierno y la oposición, que se observa en muchos países, se mantenga.

¿Cómo impactará la pandemia en las elecciones?

Algunos gobiernos, en particular los que no minimizaron la cuestión y reaccionaron rápidamente, y que consecuentemente tendrán mejores resultados sanitarios, serán bien evaluados por sus sociedades mientras los que siguieron el camino contrario, pagarán costos. Pero todos, sin excepción, tendrán que transcurrir varios meses con indicadores económicos muy negativos. La combinación de una mala respuesta al coronavirus sumado a las dificultades económicas, es una combinación que puede llevar a severas derrotas electorales. Pero una política adecuada frente a la pandemia no asegura ganar elecciones en un contexto signado por el desempleo y el deterioro de los ingresos. Producto de la crisis de 2008 y 2009 muchos gobiernos cambiaron de manos. En esta oportunidad, los gobernantes tendrán como atenuante que la crisis económica es generalizada y que todos los países se ven obligados a aplicar recetas similares para superarla.

¿Qué tipo de Estado habrá?

Aquello de que el Estado es el enemigo hasta el día en que se necesita un amigo, se comprobó otra vez. La presencia del Estado se valorizó en esta etapa, pero no hay espacio en la mayoría de los países para que aumente su tamaño. Sin embargo, la estructura de sus gastos cambiará. Es obvio que la inversión en los sistemas de salud y en la investigación científica ganará legitimidad y será demanda por la sociedad. A su vez, desarmar todos los estímulos y medidas de asistencia, para personas y empresas, que se pusieron en marcha en los últimos tiempos no se podrá hacer de un día para otro. El consenso social en torno la intervención del Estado en la economía ha sido habitual en América Latina. Pero también ocurrió en los países desarrollados: En Estados Unidos, los principios del New Deal se sostuvieron desde la década del ´30 hasta comienzos de la del ´80.

¿China se fortalecerá?

Para muchos analistas, China tuvo una reacción tardía y poco transparente frente a la irrupción del coronavirus. Pero el gobierno chino sostiene que su respuesta fue contundente y que en poco tiempo logró controlarlo por lo que tuvo una baja cantidad de muertos en comparación con la de otros países. Además, eso le permitió que gran parte de su economía haya vuelto a funcionar. Ahora China trata de mejorar su imagen distribuyendo material sanitario en muchos países. Pero eso no necesariamente significa que China pretenda asumir un liderazgo global, porque sabe, que más allá de su poderío económico, carece del llamado soft power. China genera dos lecturas. Por un lado, se trata de la segunda economía del mundo y su crecimiento ha jugado un papel clave en la expansión global en los últimos años y muchos países se beneficiarían si vuelve a tenerlo. Pero por otro, la consolidación de un régimen autoritario nunca es una buena noticia para el mundo.

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