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Los desafíos de la pobreza en tiempos de crisis

01 octubre de 2019

Por Pablo Neira Coordinador de análisis económico en Radar Consultora

Uno de los mayores problemas que dejará este gobierno será el fuerte deterioro de la estructura social, que durante cuatro años ha provocado sistemáticamente un incremento del número de pobres en Argentina: según el Indec, más de un tercio de la población se encontraba debajo de la línea de la pobreza en la primera mitad del año y casi 3,5 millones de ellos no tenían suficientes ingresos para cubrir la canasta alimentaria. Con la devaluación de agosto y su respectivo rebrote inflacionario, en el segundo semestre estos números se engrosarán indefectiblemente por la caída de los ingresos reales y pintarán un panorama social aún más delicado para el próximo gobierno.

Esta problemática está intrínsecamente ligada con el derrotero del mercado laboral durante los últimos años. Tal como fuera advertido en muchas oportunidades, la precarización del trabajo ha sentado las bases para un rápido aumento de la pobreza en el país: el mercado carece de oportunidades laborales, los salarios quedan fácilmente atrasados frente a la inflación y se sufre una constante pérdida de puestos de trabajo. En consecuencia, el mercado laboral hoy es incapaz de responder a las necesidades de la población en un contexto recesivo, tal como refleja el fuerte incremento de la presión por parte no sólo de desocupados, sino también de personas empleadas que ven como sus ingresos se tornaron insuficientes.

El panorama para el próximo gobierno será complejo. En medio de una crisis externa de deuda y con el yugo del acuerdo con el FMI sobre el presupuesto, la tarea de asignar prioridades para lograr un crecimiento sostenido, sustentable e inclusivo, resultará quimérica. Con un escaso margen de maniobra, combatir la pobreza será una tarea que deberá complementar políticas de corto y de largo plazos, para paliar los problemas coyunturales y evitar que los mismos tomen dimensión estructural.

Revitalizar la economía y el mercado de trabajo será clave para acabar con el sendero recesivo y volver a generar oportunidades laborales que permitan restituir ingresos a los trabajadores. En este sentido, “encender la economía” no es un eslogan sino una necesidad: con muchos empleos que dependen del mercado interno, recuperar el poder adquisitivo del salario y volver a una senda de crecimiento resulta necesario para revertir la dirección del actual círculo vicioso hacia uno virtuoso que reduzca la pobreza. Además, políticas productivas sectoriales para el escalado de la actividad industrial y de servicios especializados ?en pos de un mayor agregado de valor a nivel local? permitirán generar empleos de calidad, con mejores salarios y más solvencia para enfrentar los ciclos económicos.

Sin embargo, esto deberá ser complementado en el corto plazo con políticas asistenciales para paliar las necesidades básicas de las personas. Con un frente fiscal muy limitado, será un gran desafío sacar máximo provecho a estas políticas sin dejar a un lado otras prioridades de largo plazo. Una Argentina del futuro con trabajo profesional y de calidad necesita recursos humanos formados. Asegurar la comida en la mesa de las familias es necesario para permitir que los chicos puedan continuar sus estudios y no deban abandonarlos en pos de conseguir un trabajo para complementar los ingresos familiares. Sin medidas paliativas, se continuará reproduciendo la dinámica de precarización, tornando a la pobreza coyuntural en un problema cada vez más estructural que limita las potencialidades del desarrollo nacional.

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