El 6 de octubre la Unión Cívica Radical de Buenos Aires realizará elecciones internas para elegir a las nuevas autoridades del Comité provincial que en este momento preside el senador nacional Maxi Abad. La posibilidad de un acuerdo entre los distintos sectores, que hasta un tiempo parecía el escenario más probable, se fue diluyendo y todos se preparan para la confrontación
El oficialismo provincial impulsa al ex intendente de Trenque Lauquen, Miguel Fernández mientras que la oposición propone al diputado provincial Pablo Domenichini.
En las últimas elecciones competitivas que se realizaron en 2021 compitieron por la presidencia del Comité Abad y Gustavo Posse. Pero se han producido realineamientos desde entonces que dificultan la lectura política de la interna radical. En aquellas internas, el sector que postulaba a Abad contó con el apoyo decisivo de Facundo Manes y de la mayoría del aparato provincial. Hoy Manes está en la otra vereda.
A su vez el ubicuo Posse, el rival de entonces, está ahora con el oficialismo partidario y rompió su alianza con Federico Storani y los sectores internos que se referencian en Martín Lousteau que ahora sostienen a Domenichini. Los conocedores de la vida partidaria señalan que en el caso de las populosas secciones del conurbano, el oficialismo prevalecerá en la primera y la oposición en la tercera. Una puja importante se dará en la quinta sección por el predominio de Abad en Mar del Plata y el apoyo del intendente de Tandil, Miguel Lunghi a la lista opositora.
De los diputados nacionales del distrito, tres se encolumnan con Domenichini, Manes, Danya Tavela y Pablo Juliano y dos con Fernández, Fabio Quetglas y Karina Banfi.
El sector que propone a Dominichini intenta presentarse como más opositor al gobierno de Milei y afirma que el oficialismo partidario tiene una posición menos confrontativa y que a partir de allí podrían derivarse diferentes políticas de alianzas de la UCR de cara a las elecciones legislativas del año que viene. Desde el sector de Abad rechazan esa descripción de esos posicionamientos porque también se colocan en una posición crítica de la gestión del gobierno nacional.
El riesgo para los radicales es que si no se clarifican los motivos políticos de la interna, será vista como una exacerbación del internismo en las que solo estarán en juego posiciones personales. En ese caso, sería una competencia sólo para entendidos y con bajo impacto en el contexto político nacional.
