El Economista - 73 años
Versión digital

lun 23 Sep

BUE 18°C
Escenario

Reformas y objetivos

Puede que derrumben la inflación, pueden haber reformado normas, pero con la destrucción de capital físico que genera la recesión y la del capital monetario, de la tasa de interés negativa, seremos más pobres y la regresión social no estabiliza a la sociedad. ¿Y cuál es el objetivo?

Milei en Stanford
Milei en Stanford .
Carlos Leyba 31 mayo de 2024

A la "estructura" de la economía, describirla es complejo, podemos sintetizarla en dos conjuntos. División arbitraria para un comentario.

El primer conjunto sería las "estructuras jurídicas", el segundo las "estructuras materiales".

El primero remite a leyes, decretos, resoluciones. Reglan las relaciones de mercado de los ciudadanos. Este conjunto hoy concita el dominante discurso de las "reformas estructurales". 

No hablamos con la misma intensidad de las "estructuras materiales" a pesar de llamados de alarma (tragedias ferroviarias, vidas perdidas en las rutas, horas muertas en el transporte cotidiano, cortes de luz y gas, insuficiencia portuaria, declinante productividad del conjunto de la economía, crisis educativa, sanitaria, de seguridad, etc.) que señalan que la estructura material envejeció y nos hace, cada día, una sociedad con más pobres y más oportunidades desaprovechadas. Nada de eso convoca al debate público. 

El debate transcurre, hace seis meses, entre el DNU y Ley Bases, reglas. "El Consorcio preocupado por el reglamento mientras la sala de máquinas se inunda, se cortan la luz y el agua caliente y se paran los ascensores". 

Antes de Milei, la cuestión de la "reforma de la estructura jurídica" era el "comodín" de los habitués de la radio y TV. Al ser interrogados acerca de ¿cuál es la salida de la crisis? la respuesta habitual era "la clave es realizar las "reformas estructurales" de las reglas que rigen las relaciones de mercado de los ciudadanos. Idea subyacente: "las normas cambian la sociedad". 

Todavía J. B. Alberdi no era el autor más citado. Luminosamente escribió (1871): "Las constituciones escritas en el papel están expuestas a borrarse todos los días; las que no se borran fácilmente son las escritas en los hombres, es decir, en sus costumbres" (Peregrinación a la luz del día). 

Milei encontró un camino allanado para poder sostener que las reformas estructurales (jurídicas) necesarias, consisten en la plena libertad de los mercados, sin regulación alguna que, por laxa que fuere, es un acto del Estado que, para Milei, es una organización criminal. 

Claramente el DNU y la Ley de Bases más las 3.000 reformas que promete Javier, serán provisorias. Finalmente, cuando se ratifique el mandato libertario, todas, aún estas últimas, serán derogadas. Estamos en camino de la libertad sin restricciones, salvo para garantizar el derecho de propiedad sin límites. Posible o no, es lo que promete Milei.

Nadie puede negar que padecemos de una manía "legiferante": nuestros Congresos y nuestras Dictaduras, sumados, han sancionado, desde 1853, una ley cada 2 días hábiles y desde entonces hemos sancionado tres reformas Constitucionales (1949/1957/1994). Es imposible no reconocer el excesivo reglamentarismo que muchas veces es un costo inútil, de normas absurdas que no se cumplen, o que traban la creatividad, que encajonan y no permiten fertilizar el contexto. Por eso es necesario un trabajo meticuloso -basado en una filosofía de acceso y protección de derechos- con la maduración del tiempo y el intercambio, para replantear normativas que encarecen, entorpecen e inclusive, corrompen, para aligerar y transparentar normas de convivencia. 

Esa abundancia inútil tal vez sea parte de "Un país al margen de la ley" como escribió Carlos Nino: una de las causas de nuestro subdesarrollo. Pero, lo que se hace "sin tiempo" no dura. La urgencia es pésima consejera. Estamos peligrosamente ahí. 

En el apresurado debate de la Ley Bases, más allá de muchos ítems convenientes, se han colado normas que acentúan la regresividad del sistema tributario, cuando la desigualdad social ha crecido de manera escandalosa, que apañan la cultura de la violación de la ley, blanqueo y moratorias, el perdón repetido. Volviendo a Alberdi, "las que no se borran fácilmente son las escritas en los hombres, es decir, en sus costumbres". Estas leyes consagran la cultura de la evasión en una sociedad con 57% de pobreza (UCA). Un cachetazo sumado a la normativa escandalosa de Bienes Personales. No son los responsables los legisladores de la LLA, son los legisladores que, por permanencia, constituyen lo que Milei llama "casta", los que ni siquiera defiende la justicia de leyes que antes votaron o no son coherentes con "el blanqueo y moratoria" que la última vez, votaron por última vez y ahora lo vuelven a votar.

La cultura y las costumbres. ¿Este es el cambio que propone Milei? ¿La "derogación final del Estado"? 

La síntesis es la de su discurso en Stanford: "¿Ustedes se creen que la gente es tan idiota que no va a poder decidir? (...) Va a llegar un momento que se va a morir de hambre, con lo cual, digamos, o sea, va a decidir de alguna manera para no morirse. Entonces no necesito que alguien intervenga para resolverme la externalidad del consumo porque, a la postre, alguien lo va a resolver". 

Mientras pronunciaba este horror, quedó afuera del Ministerio de Capital Humano, Pablo de la Torre y ese ministerio publicó que "Se realizarán las investigaciones administrativas correspondientes, asimismo, se pone en marcha un protocolo para la entrega inmediata de los alimentos de próximo vencimiento por medio del Ejército Argentino para garantizar una logística rápida y eficiente".

La comida de los que la necesitaban estaba en los galpones estatales. Insensibilidad, incapacidad e ineficiencia. Todo junto.

Parece mentira que estemos condenados a escuchar estas barbaridades. Y también parece mentira que los recursos públicos puestos en manos de sectores privados (piqueteros, organizaciones) hayan sido objeto de "distracción", "robo" y cambio de destino. La "manía privatizadora", el desplazamiento del Estado, comenzó con Menem y adquirió niveles patéticos con el kirchnerismo: Sueños compartidos, Bonafini; Milagros Sala, son muestras de un sistema clientelar que trabaja a costa de la necesidad.

Pero la necesidad de aplicar Justicia, no puede avalar la prédica de la abolición de la compasión: la cultura que predica Milei. Mismo discurso que hace 50 años le escuché a Ricardo Zinn (mentor del Rodrigazo, miembro de la secta de José López Rega) autor de "Los argentinos somos derechos y humanos" y "Achicar el Estado es agrandar la Nación", en tiempos de la Dictadura Genocida. Como diría Mauricio, por otra parte Zinn fue uno de sus gerentes, hoy están haciendo "lo mismo, pero más rápido".

Los legisladores que llevan adelante la Ley Bases están nuevamente avalando la inconducta moral: nuevo blanqueo, regalado; y nuevas moratorias. Las excusas son miles. Es una manera de avalar a los que han vivido "al margen de la ley". ¿Desde dónde van a tener derecho a reclamar una conducta tributaria aquellos legisladores que por enésima vez reiteran que incumplir no sólo no tiene costo, sino que es un maravilloso negocio? 

Esta muy bien perseguir en la Justicia y denunciar por todos los medios a todos los que hablando de "justicia" y de "pobreza" han utilizado los recursos públicos para cualquier otra función: eso es sacarle el pan de la boca a los pobres. Denunciarlos, claro que sí. 

Pero ¿cómo, al mismo tiempo, a los que evadieron, que de alguna manera nos sacan los tributos y los recursos necesarios, los legisladores votan perdón, aplauso, medalla y beso? 

Volvamos a Alberdi: la costumbre que estamos aplaudiendo es la de evadir, no pagar, vivir en negro. 

El debate público se ha ceñido en un semestre, el primero del gobierno, a poner en el primer plano la reforma de las estructuras jurídicas. Es la consecuencia de muchos años previos. Milei le puso intensidad. 

Pero las urgencias argentinas, en realidad, están en la patética debilidad de las estructuras materiales. Lo que llamamos infraestructura -en un país vacío- es un drama que cotidianamente baja nuestra productividad potencial. El listado sería enorme. Pero todos lo vivimos. Transporte, equipamiento, vías. Un atraso descomunal respecto, en términos relativos, a 60 años atrás: barcos, vías, etc. La increíble demora en el caño de gas de vaca muerta del kirchnerismo, de Macri, de Fernández y ahora del elenco de Milei. 

Esto último, un ejemplo claro de que lograr el "equilibrio fiscal" no es una tarea que pueda quedar en manos de un "trader" como Caputo II. Su cierre del déficit es como el de la valija de Chaplin: cortó lo que sobraba y, al llegar, nos quedamos sin mangas ni pantalón. Hay gas, no hay caño y hay que comprar licuado y gasificar: caro y torpe.

Para pensar las reformas de las "estructuras materiales" hace falta mucho más que el Consejo de Mayo. El Pacto de Mayo - sorprendió pero falló - y Caputo III lanzó el Consejo de Mayo, con miembros de las legislaturas, provincias, empresario y trabajador. Para pensar la reforma de la estructura material hace falta la mucha inteligencia desperdigada en la Universidades y Centros de Investigación, coordinar pensamiento para el desarrollo. 

Los legisladores han abierto el camino a la aprobación del RIGI: incentivos generalizados y contradictorios, que afectan el desarrollo de quienes ya han invertido y que no señala ninguna prioridad. Un sistema de promoción legislado sin tiempo y sin plan de desarrollo, es un engendro deforme cuyas consecuencias pueden arrojar algunos recursos para industrias extractivas, pero que están muy lejos de brindar el esquema de promoción de la inversión destinada a crear trabajo, en una sociedad a la que el desempleo productivo le está carcomiendo las bases de sustentación. 

Urge trabajar el planeamiento de las reformas de la estructura material. La urgencia la marca la destrucción de capital físico que ahora, además del pasado terrible, está provocando la recesión; y la destrucción de capital monetario, que está generando el esquema de tasas de interés negativas, para combatir la inflación. 

Puede que derrumben la inflación, pueden haber reformado normas, pero con la destrucción de capital físico que genera la recesión y la del capital monetario, de la tasa de interés negativa, seremos más pobres y la regresión social no estabiliza a la sociedad. Entonces, ¿cuál es el objetivo? 

En esta nota

Seguí leyendo

Enterate primero

Economía + las noticias de Argentina y del mundo en tu correo

Indica tus temas de interés