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La oposición en movimiento

Dos ejes se están alineando en la oposición, con paso cauto pero firme comienza a vislumbrarse la estrategia para sobreponerse a la agenda oficialista.

La oposición moderada no espera y comienza el armado  de cara a las legislativas.
La oposición moderada no espera y comienza el armado de cara a las legislativas.
Juan Antonio Yannuzzi 09 julio de 2024

El acto por la firma del Pacto de Mayo no logró la solemnidad pretendida en un primer momento, ni obtuvo la posición en la agenda pública que se esperaba. Ya pasado el evento, vale preguntarse si el Gobierno consiguió algo con la firma de sus puntos básicos, y que mensaje deja de cara al continuo reordenamiento del sistema de partidos.

En cuanto al primer interrogante, a pesar de que el objetivo del acuerdo es puramente simbólico, marca un primer precedente de una práctica conciliadora del oficialismo nacional. Aunque Javier Milei ha anunciado acercamientos con sectores disidentes, el Pacto de Mayo es el primero de su clase en medio de la gestión gubernamental. A pesar de que no haya sido precedido por negociaciones ni consensos, establece diez puntos que nada tienen que ver con las declaraciones del mandatario, donde ha llegado a desear por la destrucción del Estado Nacional.

Mucho más interesante es el segundo punto planteado, es decir, lo que ha dejado el Pacto en cuanto a los movimientos de la oposición. En primer lugar, se vio el conflicto interno, pero sobre todo de estrategia, que atraviesa el PRO. Con sus referentes más activos presentes, lo único que tienen claro es que deben ser cooperativos con el oficialismo, pero inversamente proporcional es la claridad sobre el lugar que les queda en el sistema de partidos. Parece que ya no tienen tiempo para pretender ser oposición, sobre todo porque de ese lado ya hay actores relevantes con bastante más visión que el ex presidente y la ministra de seguridad.

Está naciendo un proyecto que pretende unir a toda la oposición dialoguista, con su amplia heterogeneidad, con el primer objetivo político de conformar un escudo institucional contra lo que consideran puede ser una práctica gubernamental que desprecia a la Constitución y al esquema federal del Estado. Para ello, saben que tienen un punto de partida beneficioso, dado que las elecciones de medio término son poco más que 24 procesos subnacionales, en un contexto donde el oficialismo no pone el empeño necesario para colarse en la política provincial.  

Los actores políticos de mayor empuje para este proyecto son Juan Schiaretti, Florencio Randazzo, Emilio Monzó y Nicolás Massot por parte del peronismo. En su órbita hay innumerables referentes partidarios y provinciales que varían según su nivel de compromiso e importancia. El éxito del proyecto se basa en poder aunar dentro del mismo paraguas, tan amplio como identificable, al peronismo no-K con el radicalismo no oficialista.

A diferencia de otras épocas, esta nueva "avenida del centro" correría con las ventajas de surgir antes de la elección de medio término, de tener gran penetración territorial y de darse en un contexto de desorden y debilidad de sus rivales políticos. 

El radicalismo es, sin duda, el principal sector a convencer si se busca comenzar un proyecto de poder que aspire a torcer las riendas del rumbo nacional y llegar con figuras competitivas al 2027. Sin embargo, también en este sector se podrá encontrar a actores con mayor compromiso, pero menor relevancia, entre los que está el Partido Socialista, la Coalición Cívica, Republicanos Unidos, GEN, Tercera Posición y un sinnúmero de partidos provinciales que necesitan una lista competitiva a la que plegar a sus referentes locales.

El éxito de este frente estará condicionado por varios factores; las expectativas económicas y la popularidad del Gobierno, y tal vez aún más importante; la definición de las internas en el armado del peronismo más intransigente.

Sobre el último punto, el frente centrista puede tener altas sus expectativas. El kirchnerismo atraviesa una crisis estructural de difícil solución. Más allá de la baja popularidad de sus principales dirigentes, las tendencias de la opinión pública son esquivas al discurso del estatismo dogmático del cual difícilmente se podrán despegar.

Kicillof puede pretender escribir sus "nuevas melodías", pero el fuego amigo le demostró que hay poco margen para rediscutir la doctrina. Los intentos de Grabois y Moreno por ganar centralidad dentro del movimiento alejan cualquier posibilidad de romper su techo electoral, bien conocido por kirchneristas más realistas. 

Con este panorama, y en franco declive en cuanto a sus adherencias provinciales, sería difícil esperar que se creen expectativas de un buen desempeño para el espacio heredero del kirchnerismo. Puede que este factor sea el más decisivo para que una migración de referentes hacía el frente moderado, deje a estos últimos como principal oposición el año que viene.

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