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La polarización poselectoral

26 octubre de 2016

Los análisis sobre el día después ocupan un lugar más importante que en el pasado a esta altura de las campañas electorales en Estados Unidos. Eso es consecuencia de la tendencia muy favorable a Hillary Clinton que muestran todas las encuestas sobre intención de voto. Y la ventaja se agranda cuando se hace el recuento de electores dado que Hillary ganará en la mayoría de los estados decisivos y en casi todos los grandes.

Uno de los temas que más atención concentra es el de la composición del Congreso. Hoy el escenario más probable es que los demócratas tengan una ligera ventaja en el Senado porque sólo ponen en juego 10 bancas mientras que los republicanos arriesgan 24. Los republicanos conservan la mayoría ?aunque más ajustada? en la Cámara de Representantes, ya que probablemente pasen de los actuales 246 escaños a 225. Pero además de lo cuantitativo está lo cualitativo. Y muchos analistas destacan que los republicanos que pueden perder sus bancas en ambas cámaras, son en su mayoría más moderados (si es que esa categoría aún existe entre los republicanos) que quienes se quedarán. Ted Cruz, por ejemplo, es uno de los senadores más radicalizados continuará en su banca y puede impedir que cualquier intento de acuerdo entre legisladores de distintos partidos fracase.

Es decir que no solo puede haber un escenario dividido en la medida en que el partido que esté en la Casa Blanca sólo tendría la mayoría en una de las cámaras sino que las características de sus integrantes harán más difícil llegar a compromisos. Hillary intenta presentarse como una figura con capacidad para tender puentes entre distintos sectores pero el contexto no la favorecerá.

Además de las características políticas de los legisladores, la actual campaña, llena de agravios personales, polarizó aún más al sistema político estadounidense. Además, la crisis interna del Partido Republicano, tampoco ayudaría.

Todos tratarán de sacarse de encima el estigma populista que le habrá dejado la campaña de Donald Trump e intentarán regresar a la ortodoxia partidaria porque atribuirán la derrota a haber abandonado esa línea. Puede ser una reacción inicial ante la derrota porque la recuperación electoral del partido vendrá de la mano de una reconciliación con las minorías, las mujeres y los segmentos más jóvenes del electorado. La tarea no será sencilla. En pocos días más termina una campaña que ha sido calificada como desagradable por muchos analistas pero partir de allí se abre una etapa que, al menos inicialmente, será compleja.

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