Dando comienzo a la semana en la cual hablarán autoridades de distintos bancos centrales, Mario Draghi en Bruselas, ante el Parlamento Europeo, avanzó poco en la definición de la política monetaria de la zona euro. Ratificó que el Banco Central Europeo comenzará a acotar el programa de estímulos monetarios “más adelante en el año” es decir que no necesariamente habrá un anuncio en la próxima reunión prevista para fines de octubre como suponía el mercado.
Draghi se mostró confiado en que la tasa de inflación se acercará a la meta de inflación que es “cercana pero inferior al 2%” lo cual permitirá ajustar la política monetaria que incluye la compra mensual de bonos por 60.000 millones de euros. El esquema actual vence a fines de año y el mercado espera precisiones sobre lo que pasará después.
El factor euro
El presidente del BCE reconoció que la volatilidad del euro introduce incertidumbre a la hora de proyectar el comportamiento de la inflación. Un euro fuerte debilita las presiones inflacionarias porque hace más baratos los productos importados para los consumidores europeos. La moneda común estuvo subiendo desde comienzos de año, pero ese recorrido puede moderarse y Draghi afirmó que hay que estar atentos a esos movimientos porque generan incertidumbre en torno a la marcha de la inflación.
El nivel de actividad económica en Europa fue superior al esperado y está extendido a todos los sectores y países, mientras que la tasa de desempleo tiene una tendencia descendente. Draghi, atribuyó esos resultados a la política monetaria y remarcó que la zona del euro lleva diecisiete trimestres consecutivos de crecimiento. Pero esos datos positivos no se tradujeron, hasta ahora, en una tasa de inflación más alta y enfrentar esa contradicción sin afectar el nivel de actividad constituye un desafió para el BCE.
