EE.UU.

Debate presidencial: Harris logra despegarse de Biden y Trump se mantiene con vida

El pasado 10 de septiembre, Donald Trump y Kamala Harris celebraron su primer y último debate antes de las elecciones del 5 de noviembre. Pero, aunque la demócrata parece haberse despegado de Biden, todo hace indicar que el líder republicano todavía lleva la delantera.
Damián Cichero 12-09-2024
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A lo largo de la historia de Estados Unidos se ha celebrado una gran cantidad de debates que, excepto en contadas excepciones, han tenido poco impacto en el resultado de las elecciones.

Es probable que el caso más emblemático sea el primer debate televisado que se celebró en el país norteamericano, el 26 de septiembre de 1960, entre Richard Nixon y John F. Kennedy.

Esa noche, entre 65 y 70 millones de personas, es decir, alrededor del 40% de la población de EE.UU. en esa época, vio el debate que, según muchos analistas, fue decisivo para el triunfo de Kennedy. 

Se dice que, como consecuencia de una lesión en la rodilla, Nixon se mostró notablemente incómodo, mientras que Kennedy se lució en el debate que se llevó a cabo en Chicago. 

Acercándonos a la actualidad, quizás el segundo debate más influyente en la historia de EE.UU. ocurrió el pasado 27 de junio, cuando la desastrosa performance de Joe Biden lo obligó a abandonar la búsqueda de su reelección un par de semanas después. 

Sin dudas, el debate del 10 de septiembre entre Donald Trump y Kamala Harris está lejos de tener la relevancia de estos dos casos mencionados.

No obstante, sí confirmó lo que se rumoreaba: desde la baja de Biden, los demócratas están nuevamente en carrera para mantenerse cuatro años más en la Casa Blanca. 

En total, más de 67 millones de personas observaron cómo Harris, visiblemente preparada para la contienda, importunó a Trump, que en reiteradas ocasiones dijo mentiras para defenderse. 

En un momento, citando los casos judiciales en contra de Trump, Harris logró incomodarlo, además de que también aprovechó cuatro situaciones para invitarlos a los estadounidenses a "pasar la página" en referencia al magnate.

Y, gracias a su exitosa estrategia, entre los votantes que dijeron que habían escuchado, al menos, algo sobre el debate, el 53% opinó que Harris había ganado, mientras que solo el 24% consideró que Trump lo hizo, según un sondeo de Reuters/Ipsos.

Por su parte, los republicanos, conscientes de la "derrota", acusaron a los medios de comunicación de afectar a Trump: "Era tres contra uno. Continuaron participando en la llamada verificación de hechos de Donald Trump. Nunca le hicieron eso a Kamala Harris", dijo el senador Tom Cotton.

Y, aunque el propio Trump intentó mostrarse a sí mismo como el ganador, este jueves anunció que no volverá a debatir con Harris, lo que manifiesta su malestar.

Consultado por El Economista, Santiago Alles, doctor en Ciencias Políticas y profesor en la Universidad de San Andrés, explicó que "en algún punto, el debate lo gana el que la gente cree que lo gana y parece ser que a Harris le fue mejor, ya que la valoración general es esa".

"Estaban jugando a dos cosas distintas: Kamala tenía argumentos mucho más articulados que los de Trump y, al mismo tiempo que lo criticaba por ser una persona que está procesada o fue declarada culpable en un juicio penal, también trató de transmitir una agenda de gobierno sobre temas que les pueden interesar a los votantes", agregó.

Sin embargo, para Alles "Trump se dedicó a otra cosa, que fue a descalificarla a ella, apuntando contra su agenda de gobierno y la gente que está a su alrededor con calificativos que puedan activar a la base". 

Por su parte, Joaquín Harguindey, especialista en política estadounidense, también estuvo de acuerdo con "que la performance de Harris fue bastante mejor, no fue excepcional, pero fue bastante buena. Trump, en la medida que pasaba el tiempo, fue flaqueando en lo que sería su disciplina de mensaje".

"Creo que Trump había llegado suficientemente asesorado como para manejar la primera media hora del debate, pero luego empezó a flaquear: su acusación de que los inmigrantes comen perros o gatos, y la falta de un plan con respecto a eliminar y reemplazar el Obamacare fueron momentos claves, mientras que Harris consiguió lo que quería, que es descarrilarlo", aseveró.

 

¿Habrá un impacto real en las elecciones?

Desde que Biden le cedió su candidatura a Harris, los demócratas se han recuperado visiblemente en las encuestas e, incluso, han recuperado la ventaja en el voto popular, situación común desde que George W. Bush se impuso en los comicios de 2004. 

Según un sondeo que cerró este mismo jueves, Harris aventaja a Trump por 47% a 42%, aunque esto podría no ser suficiente para obtener la victoria: cabe recordar que, en 2016, Trump sacó casi 3 millones de votos menos que Hillary Clinton, pero obtuvo más electores gracias a su desempeño en estados claves. 

Justamente, Trump lidera los sondeos en cinco de los que se consideran los siete estados claves que definirán las elecciones (Georgia, Arizona, Nevada, Carolina del Norte, Pensilvania, Wisconsin y Michigan).

Al respecto, no está del todo claro que el debate vaya a revertir esta situación: en 2016, se consideraba que Hilary había ganado el debate más visto en la historia de EE.UU., con más de 84 millones de espectadores, aunque eso no fue suficiente. 

En este sentido, Alles dice que él "no sobreestimaría tanto la repercusión del debate porque los votantes ya saben quién es Trump. La mayoría sabe que es agresivo o que estuvo involucrado en un intento de golpe hace cuatro años. Entonces, la conversación sobre él como persona, persona pública y política, no es muy relevante".

Por ello, Alles no se imagina que el rendimiento de Trump en el debate vaya a tener una repercusión tan negativa como lo tuvo para Biden.

"En general, la literatura dice que los debates tienen poca influencia sobre el resultado de las elecciones. La gente que está mirando el debate es la más informada, pero también por eso es la que ya tiene bastante seteada su cabeza sobre qué pensar de los candidatos. Las personas interpretan el resultado del debate a partir de sus propias identidades, entonces los republicanos van a tender a pensar que a Trump le fue bien y los demócratas van a tender a pensar que a Kamala le fue bien" agregó. 

En esta sintonía, Harguindey coincide en que el debate no tendrá gran influencia en las elecciones: "Normalmente, no producen grandes movimientos, sobre todo en una sociedad polarizada como la estadounidense, en la cual realmente se están peleando por una porción muy pequeña del electorado. El grueso de los votantes ya sabe por quién va a votar".

 

¿Los demócratas están en carrera?

Hasta ahora, y como la mayoría de las veces sucede, es el estado de la economía estadounidense lo que le da ventaja a Trump (el factor de la elevada edad de Biden dejó de influir hace rato).

La realidad es que, tras sufrir la inflación más alta en los últimos cuarenta años, a lo que se suman las elevadas tasas de interés, acceder a una propiedad en EE.UU. es casi imposible.

Además, Trump tiene importantes cartas en la materia como, por ejemplo, que durante su primer mandato el crecimiento de los salarios superó a la inflación, algo que con Biden no sucedió de manera constante hasta 2023.

Por ello, la mayoría de los estadounidenses desaprueba la gestión económica de Biden y Harris. E incluso no es casualidad que, en promedio, el ingreso per cápita en los siete estados claves ya mencionados haya crecido 4,2% en el período 2019/2023, mientras que en el resto del país lo hizo al 6,3%. 

Sin embargo, la performance económica de Trump tampoco fue 100% exitosa, ya que en 2020 el país sufrió una importante recesión como consecuencia de la pandemia del coronavirus. 

Para Alles, Trump parece todavía tener cierta ventaja y, aunque Harris podría ganar en el voto popular, debería hacerlo por cinco puntos para ganar la elección. 

"El cambio de candidatos, obviamente, revigorizó a los demócratas y le dio mucho aire a la campaña porque transmitió al propio electorado que tenían una oportunidad, lo que empezó a atraer a personas que estaban desencantadas a las que les parecía que Biden no estaba en condiciones de gobernar". 

"La imagen del gobierno no es muy buena porque los votantes piensan que la performance económica fue mala. Pero, tras lanzar su candidatura, parece que Harris ha logrado despegarse de la mala imagen de Biden. El colegio electoral les da un poco de sesgo a los republicanos, ya que son fuertes relativamente en estados que están sobrerrepresentados, y eso hace que Trump, si le va bien en algunos estados clave, pueda darse el lujo de perder en el voto popular", agregó.

Por su parte, para Harguindey "Harris, a lo largo del último mes y medio, logró la reconsolidación de la base demócrata alrededor de ella. Los demócratas están entusiasmados y tienen una candidata en la cual creen y a la que quieren apoyar".

"Lo que se está viendo es si logra conseguir la reconsolidación de la coalición anti-Trump de 2020. Creo que puede conseguir los mismos votantes que tuvo Biden en 2020, por ahora parece bien perfilada, particularmente en los estados que son más competitivos, pero no está del todo establecido si es una coalición que puede perdurar hasta noviembre", sentenció. 

 

¿Alivio para Europa?

No es ninguna novedad que, durante su primer mandato, Trump tuvo un vínculo más que tenso con Europa: lejos de querer seguir liderando el orden liberal creado por el propio Estados Unidos, el magnate amenazó en varias oportunidades con dejar de apoyar a la OTAN, estructura militar fundamental para la seguridad de Europa.

Por ello, tampoco sorprende que la mayoría de los medios de comunicación dieran a Harris como la gran vencedora del debate, intentando llevarles calma a las elites europeas.

Sin embargo, difícilmente la tensión se reduzca en el Viejo Continente hasta el 5 de noviembre, fecha en la que se sabrá quién liderará al país más poderoso del mundo a partir de enero de 2025.

Lo que sí quedó claro, al menos de manera indirecta, es qué planes tiene Trump para Ucrania: el magnate tuvo dos oportunidades del moderador de ABC, David Muir, para decir si quiere que Ucrania derrote a Rusia, aunque esquivó ambas. 

En cambio, Trump dijo que buscaría una salida negociada al conflicto: "Esa es una guerra que se muere por ser resuelta".

Lejos de compartir la mirada de Biden (y Harris) de que EE.UU. debe expandir la democracia por el mundo, el líder republicano cree que todas las potencias deben tener una esfera de influencia. Por ello, durante su gobierno, mantuvo vínculos más que estables con Rusia, ya que jamás estuvo ni cerca de coquetear con la idea de que Ucrania se uniera a la OTAN. 

Por ello, una administración de Trump seguramente estará mucho menos dispuesta a apoyar a Kiev: "Lo resolveré incluso antes de convertirme en presidente. Si gano, cuando sea presidente electo, y lo que haré es hablar con uno, hablaré con el otro, los reuniré", explicó el magnate. 

"Creo que lo mejor para Estados Unidos es terminar esta guerra y simplemente terminarla. Muy bien. Negocia un trato. Porque tenemos que impedir que se destruyan todas estas vidas humanas", agregó.

Además, se refirió a un tema que para muchos comienza a ser tabú en EE.UU.: "Putin tiene algo que otras personas no tienen. Tiene armas nucleares. Nunca hablan de eso".

"Nadie piensa en eso. Y eventualmente, tal vez las use. Tal vez no ha sido tan amenazante. Pero él las tiene. Algo de lo que ni siquiera nos gusta hablar. A nadie le gusta hablar de eso", sentenció, remarcando el peligro que su país corre al interferir de esta manera en la guerra.

Y, casualidad o no, el propio Putin dijo el jueves que Occidente lucharía directamente con Rusia si permite que Ucrania ataque su territorio con misiles de largo alcance de fabricación occidental.

"Si se toma esta decisión, significará nada menos que la participación directa de los países de la OTAN, Estados Unidos y los países europeos en la guerra en Ucrania. Esta será su participación directa, y esto, por supuesto, cambiará significativamente la esencia misma, la naturaleza misma del conflicto", advirtió.