En Colombia se produjo ayer otra de las sorpresas políticas del año. El acuerdo de paz con las Farc fue rechazado, pese a que la mayoría de los analistas sostenía que sería aprobado. El No obtuvo el 50,23% de los votos y el Sí el 49,76 y la diferencia no llegó a ser de 60.000 votos con una elevada abstención.
A partir de ahora se abren distintas alternativas y no se descartan futuras negociaciones pero el acuerdo firmado ya no tiene ningún valor jurídico porque estaba sujeto a la aprobación popular.
En términos de política interna el gobierno del presidente Santos, que tuvo el apoyo de casi todos los líderes mundiales quedó debilitado mientras que se fortaleció la figura de su rival, el expresidente Alvaro Uribe que fue la cara visible del No.
Los antecedentes
Una vez más, como ocurrió con el Brexit o la nominación de Donald Trump, ni las encuestas ni el análisis político tradicional logran captar tendencias profundas que hay en la sociedad. Si bien los ejemplos citados no son completamente equiparables, tienen esa matriz común.
Otro rasgo es la fuerte polarización que existe en varios países y que los plebiscitos no hacen sino poner en evidencia y acentuar. Las elecciones son cada vez más reñidas y se gana por diferencias mínimas que luego dificultan la consolidación del sistema político como se comprobó en España y Brasil.
