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Sombras nada más: corrida sin freno y medidas necesarias

A diecisiete semanas de las PASO, hay incertidumbre. El BCRA se quedó sin dólares y la estrategia del dólar agro viene lenta. Temen que la licitación de bonos en pesos de esta semana sea más nafta para el dólar. Y que no se puedan juntar los dólares para pagar los cupones del canje de Guzmán.

Sombras nada más: corrida sin freno y medidas necesarias
Luis Varela 24 abril de 2023

Con el mundo financiero colocado en una suerte de animación suspendida, esperando la decisión de la Fed del 3 de mayo (día en el que Jerome Powell confirmará que sube la tasa base norteamericana en 25 puntos básicos, de 5% a 5,25% anual, con señales sobre cómo seguirán las cosas), Argentina acaba de atravesar una semana dramática, un momento muy difícil y se requieren medidas urgentes.

En el mundo el dólar prácticamente no se movió contra el resto de las monedas principales, pero en Argentina en apenas una semana los dólares libres volaron (el ccl saltó 12,4%, el blue 11% y el MEP 9,8%). Los bonos mundiales dieron un leve paso atrás, pero los bonos argentinos se hundieron 12,5%, colocándonos con el riesgo país más alto en seis meses (2.622 puntos básicos). Y las bolsas mundiales achicaron 2% promedio, pero la Bolsa de Buenos Aires  mostró claramente la ilusión inflacionaria: subió 5,5% en pesos pero se hundió 4,5% en dólares, fue la peor de todas (y los ADR argentinos en Nueva York lo ponen bien en evidencia).

Lo peor del caso es que esta foto no es algo estático, que quedó impresa y ya está. El Gobierno retira dinero de circulación y sube apenas la tasa de interés, pero la inflación no tiene freno. El grueso de las consultoras privadas ya calculan que abril tendrá una inflación del 7,5%, con algunas excepciones incluso hablando de 8%. El consenso dice que vamos rumbo a un 120% anual con algunos hablando de 150% y con pronóstico reservado.

Otra suba de tasas

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Para tratar de que con un "clic" los pesos se vayan de los bancos a más consumo o a más compra de dólares, el BCRA subió la tasa de los plazos fijos de 78% a 81% anual. No la puede subir más porque los intereses que paga por las Leliq son gigantescos, ya supera el $ 1 billón cada 30 días, con un oleaje de pesos que ya no vuelve: va a compra de cosas (más inflación) o directamente al dólar.

Y esta semana no estarán presentes en el mercado únicamente los pesos que surgen de las Leliq. El miércoles hay una licitación para colocar más bonos en pesos, está programada porque vencen papeles por casi $1 bollón y casi el 80% de los tenedores son privados, y no tienen la menor intención de quedarse: faltan apenas 17 semanas para las PASO del 13 de agosto, y las dos coaliciones supuestamente mayoritarias (JxC y FdT) son un polvorín en horas de definición, y a Milei mucha gente lo pide pero mucha gente le teme.

La situación es ciertamente compleja porque el último roedor que sacó Massa de su galera viene hasta ahora con patas bien cortas. Con el dólar soja 3.0 y el dólar agro 1.0 esperaba sumar en abril unos US$ 5.000 millones en reservas, y hasta ahora se llevan perdidos US$ 2.558 millones. Los dólares líquidos están en una posición negativa de casi US$ 6.000 millones. Los que tienen dólares en los bancos comprenden que están usando fondos de los encajes privados, eso asusta y en 60 días se fueron de los bancos depósitos por US$ 641 millones.

Y no se van únicamente los dólares. Solo por la actualización de la renta de la tasa de interés, el stock de depósitos en pesos debió haber crecido 6% en 30 días pero creció la mitad. Según datos del BCRA, el 21 de marzo había $10,92 billones y el 19 de abril (último dato actualizado) hay $11,23 billones, apenas 2,8% más. La distancia que hay entre 2,8% y 6% son pesos que se fueron del sistema.

El dólar para arriba

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Eso fue lo que hizo saltar al contado con liquidación por encima de los $455 (superando por primera vez al denominado dólar Qatar, que terminó el viernes algo arriba de $451), con el blue a $442 y con el dólar MEP un poco más atrás, a casi $438, porque Massa  acribilló al mercado vendiendo reservas que no tiene y quemando una montaña de bonos, que hizo hundir los títulos y disparar otra vez el riesgo país.

Y el tema no termina aquí: este miércoles Massa debe realizar otra licitación de deuda en pesos. Hay vencimientos por casi $1 billón y el 80% de ese monto está en manos privadas. Y nadie quiere quedarse en pesos con tanto caos político y sin un dólar en el Banco Central, el riesgo de un vuelco inminente ya no es una posibilidad, sino una certeza.

Massa mete la mano en su galera para ver si logra acordar con el FMI un nuevo acuerdo y la chance de dinero fresco. Pero plata nueva parece no haber. Lo que sí habría, por la sequía, es un estiramiento de vencimientos, postergándolos al segundo semestre. Hay mucha desconfianza, en 11 semanas hay que pagar US$ 1.050 millones en cupones de los bonos surgidos del canje que hizo Martín Guzmán en 2020. Se teme un default inminente, de ahí que la brecha cambiaria haya vuelto al 105%, con los dólares libres sin freno.

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Lo peor del caso es que, en medio del caos de la política, con todos disputándose la cuota de poder que les quede (y la cantidad de dinero que seguirán cobrando eternamente de la teta del Estado), la venta masiva de bonos de Massa a los precios actuales significa un formidable endeudamiento en dólares, que deberá pagarse a futuro. Todo si que sigan sin hacerse los cambios de fondo en la política económica.

La nebulosa es total. Todos saben que es imprescindible realizar una reforma fiscal, laboral, una nueva estructura impositiva que no sea por cien días, sino permanente. Muchos pensaban que Massa lo iba a hacer a partir de agosto del año pasado, pero ya no convence a nadie. Le procrastinó pagos a los colectiveros y a los metrodelegados, y los paros en el transporte fueron un aviso de lo que habrá si toca algún interés creado de los que viven eternamente del Fisco mientras los pobres crecen y los trabajadores están cada vez más en negro.

Y el desaliento crece porque los ahorristas e inversores no ven ni en el oficialismo ni en la principal oposición ninguna espalda política que corte donde hay que cortar. Y mucha gente teme que Milei, tan convencido de dolarizar y de quemar el Banco Central pueda terminar siendo un remedio peor que la enfermedad.

Y los tiempos se acortan. Antes del 13 de agosto (días de las PASO), hay varias elecciones provinciales intermedias, que meterán ruido, como lo hicieron la semana pasada las de Rio Negro, Neuquén y Trelew. Dentro de dos semanas, el 7 de mayo, se realizarán las elecciones provinciales en Jujuy y en Misiones. Y siete días después, el 14 de mayo, se realizarán las elecciones provinciales en Salta, La Pampa, San Juan, Tucumán y Tierra del Fuego.

Muchos creían que el desacople del mercado se produciría después de la PASO, pero la situación es de tanta fragilidad que todo se adelantó. Si Massa no realiza algún anuncio convincente, es altamente probable que el goteo de los bancos siga y que los dólares sigan volando. Hay mucha incertidumbre. 

Frente a este encierro, los cepos para que nadie pueda salirse de los pesos encerrados son cada vez más tiesos. Hay trabas para todo, incluso ahora hasta para sacar pasajes al exterior, insólito. Hay rumores, por supuesto, con presión sobre Pesce, para que Massa mande sobre todo, pero nadie sabe qué es cierto o falso. Lo único concreto es que todo está muy mal, y que una devaluación disruptiva sola no servirá para nada. También se sabe que tomar créditos en el mundo para aguantar no servirá. Lo único que se espera es que el Gobierno haga un ajuste en la política y eso no lo van a hacer. 

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