Mientras organismos oficiales como el de la provincia de Córdoba o prestigiosas consultoras privadas están calculando una inflación de entre el 11% y el 13% para agosto, y una cifra similar o más alta para septiembre, el ministro de Economía Sergio Massa decidió clavar una estaca: puso al dólar oficial en $350 a mediados de agosto y desde ahí, con una estrategia claramente electoral, como si no existiera el día después, está quemando todas las naves -hipotecando futuro- para que los dólares no se muevan y, con eso, jugar todas sus cartas para que la inflación de setiembre, que se conocerá pocos días antes de que se vote en octubre, tenga un solo dígito.
El dólar soja 4.0
Pero, a pesar de que algunos periodistas picantes le preguntaron si ese único dígito empezará con 3, como el propio Massa anticipó a principios de este año, ayer el ministro candidato sacó otro conejo de su galera: lanzó lo que vendría a ser un dólar soja 4.0, con una composición mixta, que significará una devaluación parcial para los productores de ese grano, con la expectativa de juntar algunas reservas en un Banco Central que no para de perder dólares y, con esa jugada, consiguió que ayer los dólares libres volvieran a enfriarse. Pero, al mismo tiempo, los conocedores de mercado -que saben hacer cuentas bien precisas- recibieron órdenes precisas de partes de fondos de cobertura: salgan de Argentina, y a pesar de la calma temporaria en el dólar, ayer fue un día negativo para los bonos, con aumento del riesgo país, y un día directamente duro para las acciones, con fuertes pérdidas, incluso para los ADR argentinos que cotizan en la Bolsa de Nueva York.
Esta vertiginosa situación local, que ya nos encuentra a 46 días de la elección presidencial, 58 días de un hipotético balotaje y 95 días para el recambio presidencial efectivo del 10 de diciembre, se está dando con una economía global que sigue ofreciendo viento en contra, que complica aún más a esta debilitada situación argentina, con chances de encontrarnos ante un cambio de ciclo gubernamental, como no ocurre al menos desde 2003, cuando Menem se bajó con Kirchner, o desde 2015, cuando Macri le sopló su oportunidad a Daniel Scioli.
Preocupa China
Ayer, muy temprano, el día mundial amaneció con un muy mal dato económico de China. Salió el Indice de Gerentes de Compras (PMI) de ese país, una encuesta mensual realizada a los gerentes de compras de 3000 empresas manufactureras del gigante asiático, y su número llegó apenas a 51,8 puntos contra 54,1 puntos del dato anterior, lo cual confirma una fuerte desaceleración del principal comprador de materias primas de todo el mundo, lo cual pone a todos los productores de elementos básicos como Argentina en una situación complicada.
Mientras tanto, a contramano de ese PMI, como si ese apagón chino no importara, rusos y árabes decidieron que la Opep+ recortará la oferta de petróleo en unos 300.000 barriles diarios en la última parte del año, lo cual determinó que volara el precio del crudo a su máximo en un año. En detalle el barril subió 0,7%, con la variante WTI a US$ 86,55 y el Brent a US$ 89,90, un costo que pone a todos los bancos centrales en problemas, porque están peleando por bajar la inflación con más tasa de interés, y la suba del costo de la energía viene a alterar el mapa de todas las estrategias.
Commodities mixtas
Lejos de ese respingo del petróleo, el resto de los commodities actuó de manera diversa: los metales preciosos estuvieron en descenso, los metales básicos actuaron mixtos, en Chicago el maíz y el trigo subieron pero la soja bajó, en Rosario el sorgo repuntó, pero luego hubo bajas tanto para el trigo la soja y el maíz, y también hubo pérdida de valor para el bitcoin como para el resto de las criptomonedas.
Además de la desaceleración china, muchos inversores mundiales ven venir también una desaceleración económica en EE.UU. y un techo cercano para la tasa de la Fed, por lo que hay altas chances de que el dólar se debilite en el próximo año. Así, en contradicción ya que el petróleo puede empujar a la inflación global otra vez hacia arriba, ayer se dio una paradoja: hubo ventas contado de bonos de la Reserva Federal y en consecuencia, paradójicamente con el actual enfriamiento, ayer se produjo una suba generalizada en las tasas largas de EE.UU.: se pagó 5,4% anual a 1 año de plazo, 4,4% a 5 años, 4,3% a 10 años y 4,4% a 30 años. Y eso permitió un brinco del dólar global en el exterior: el billete verde subió 2,7% en Chile, 1,5% en México, 0,8% en Japón, 0,7% contra el euro y en Brasil, 0,5% contra la libra y 0,4% en China.
Sin embargo, mientras el dólar subía en el mundo, el nuevo conejo sacado por Massa hizo que el overshooting se aplacara. Lanzó un dólar soja 4.0 hasta fin de mes, que es resistido por los productores, ya que será calculado de manera partida, 70% de lo que se venda será por dólar oficial y 30% vía contado con liquidación, algo que a los valores actuales daría un precio del orden de los $ 455, 30% por encima del dólar oficial. Con esto, Rubinstein espera sumar reservas, y esa decisión permitió hábilmente aplastar los dólares libres de manera temporaria.
El dólar en Argentina
Por eso ayer el dólar blue bajó $5 y terminó a $725, el dólar Qatar no cambio y cerró a $660,64, el Senebi se hundió $53,85 hasta $720,28, el MEP bajó 41 centavos hasta $672,21 y el contado con liquidación cayó $9,06 hasta $762,19. Por lo que la brecha entre el oficial y el blue fue del 98% y la del CCL con el mayorista fue del 118%.
Pero atención que toda esta estratagema no logró que el Banco Central pudiera evitar otro día durísimo. Ya sin fuerza alguna, el BCRA pudo comprar en el mercado apenas US$ 3 millones (un chiste) y al final del día anunció que perdió otros US$ 96 millones en las reservas y que chupó de los bancos depósitos por $2 billones en Leliq cortas. O sea, en el mundo el dólar subió contra todas las monedas y en la Argentina el peso subió contra el dólar, lo cual quiere decir que ayer el peso subió contra todo. Y quizás algo de eso se mostró con los números que presentó Adefa de la industria automotriz. Gracias a la protección del compre argentino, Argentina logró que agosto fuera un gran mes en cuanto a la fabricación local de autos, el mejor mes de los últimos tiempos. Pero, en cambio, la exportación de unidades armadas en Argentina se planchó y acumula una fuerte baja de más del 11% contra agosto de 2022.
Este peso argentina anclado por cuestiones electorales está haciendo que el país tenga inflación en dólares, por lo que todo lo que se pretende vender en el exterior se encarece, y con eso se sigue profundizando el déficit comercial, que era la única fuente genuina de divisas que nos quedaba. Y eso que Massa -por necesidad electoral y ausencia de dólares- le bajó la persiana a las importaciones y no hay ni un solo dólar ni para traer insumos necesarios para cirugías, al tiempo que hay plantas industriales paradas por no tener componentes, sumando cada día más empleados suspendidos.
En paralelo, con esta cruda situación cambiaria, ahorristas e inversores se van intranquilizando y siguen con la lenta salida de depósitos de los bancos. Muchos decidieron comprar dólares últimamente, pero ahora que el billete quedó probablemente algo caro, se están comprando bienes durables o incluso alimentos para llenar las alacenas. Y ayer hubo nuevos números que hicieron que muchos abran los ojos de par en par. El kilo de azúcar mayorista, por ejemplo, se pagó a $670 más IVA, por lo que en el supermercado estará a más de $1.000. El kilo de papas, un alimento esencial, acaba de subir 20% en lo que va de esta semana. Y alimentos importados, como la banana de Ecuador acaba de saltar hasta $1.200 por kilo.
Costo de vida en ascenso
De esta manera, se confirma que tras la devaluación los alimentos volaron, por lo que aparecieron mediciones sectoriales que determinan que una familia del conurbano necesitó en agosto $139.782 para cubrir la canasta básica. Y, al mismo tiempo, se ven colas interminables en los centros de ventas mayoristas, con la gente tratando de hacer rendir los pesos lo más que se pueda, mientras los comercios de barrio se quedan abasteciendo a los que menos tienen, sin chances de acercarse a los lugares con precios más ventajosos.
Con ese marco, la situación de las inversiones se sigue enrareciendo y los titulos argentinos siguen retrocediendo. Ayer, con buen volumen de negocios, los bonos argentinos bajaron 1,8% y el riesgo país subió 45 unidades hasta 2.136 puntos básicos.
Mal día para las bolsas
Mientras que también fue un mal día para los papeles privados. En Wall Street, con los peores precios al final del día, la Bolsa de Nueva York terminó en rojo: el Dow bajó 0,6%, el S&P cedió 0,4% y el Nasdaq achicó 0,1%. Al tiempo que la Bolsa de San Pablo bajó 0,4% y la de México cedió 0,2%.
Pero largamente lo peor del día estuvo en el mercado argentino. Con $13.434 millones operados en acciones y $25.522 millones en Cedears, la Bolsa de Buenos Aires se derrumbó nada menos que 5,6%. Y los ADR argentinos que cotizan en la Bolsa de Nueva York tuvieron una caída en bloque del 1% al 5% para IRSA, Macro, Central Puerto, Edenor, Telecom, Galicia, YPF, Pampa E, TGS, Cresud, Despegar, Loma Negra, Francés, Bioceres y Supervielle.
¿Qué está pasando? Los centros de análisis económicos ven que esta administración provocó desequilibrios económicos imposibles de resolver sin cirugía mayor sin anestesia. Por esa condición, a tan poco de la elección, hay una incertidumbre absoluta: nadie sabe cuál de los tres candidatos en pugna puede llegar a ser Presidente desde el 10 de diciembre.
"Esto es como si navegáramos a ciegas, y por eso se paró por completo el rally en activos argentinos", dijeron en un banco de inversión. Los bonos caen 8% en dólares en los últimos 30 días y el riesgo país subió de 222 unidades de 1.914 a 2.136 puntos. Y ahora los fondos de cobertura advierten a sus inversores que hay que salir de la Argentina porque -sea quien fuere el que gane la elección- se viene un colapso. Y mientras los bonos bajan, con las acciones la salida es más grande y más rápida: en las últimas tres semanas los papeles privados locales caen 10% en dólares. La explicación que dan e que "no es compatible con lo que pasa con la economía real con el vertiginoso salto que tuvo el índice S&P Merval en los últimos tiempos". Esto, en términos bursátiles, se llama comprar con el rumor y vender con la noticia.
Se sabe que viene un Presidente más amigable con los mercados que el actual titular del Ejecutivo, pero nadie encuentra soluciones sobre cómo hará para resolver lo que pasa y que, al mismo tiempo, controle o el estallido social, si se le hace pagar los costos a los de siempre, o si se le intenta sacar los privilegios a los que viven del Estado, que son los que mantienen el poder hegemónico desde hace 100 años: empresas vinculadas a todos los Gobiernos, gremios y empleados públicos estancados. De hecho, mientras Massa que prometió que no se iba a incluir más gente al Estado, un informe oficial reciente indica que se incorporaron miles de personas a plantas estatales permanentes, muchas de ellas dentro del mismísimo Ministerio de Economía, y nadie sabe de qué modo el sector privado podrá seguir manteniendo una estructura tan grande.