Mientras dan vueltas cuestiones de distinta índole en los medios de prensa y los temas se mezclan y se superponen entre sí, ayer amanecimos con novedades. La titular de la AFIP, Florencia Misrahi, viajó a Miami y se reunió con el cónsul argentino en esa ciudad con el objetivo de encontrar, en conjunto, formas de persuadir a los argentinos que residen en Estados Unidos para que declaren las propiedades que poseen en dicho país.
Según trascendió, durante esa reunión se propuso organizar charlas informativas sobre el Régimen de Regularización de Activos y el Régimen Especial de Ingreso del Impuesto sobre los Bienes Personales (REIBP). Estas charlas estarían dirigidas a ciudadanos argentinos que viven en Estados Unidos, especialmente en Miami.
Ante este escenario, bastante peculiar, me surgen algunas dudas.
La primera -y la más importante- es si la titular de la AFIP sabrá que los ciudadanos argentinos residentes en Estados Unidos -a menos que alguno de ellos no se haya dado de baja correctamente- tributan en Estados Unidos, no en Argentina. Entiendo que debería saberlo.
De ser así, debería saber también que ninguno de ellos debe declarar sus bienes fuera de Argentina ante la AFIP, sin importar que se trate de cuentas bancarias, inmuebles o cualquier otro activo.
Esto no es nada nuevo, y doy por hecho que Misrahi lo tiene claro. Entonces, ¿habrá viajado a Estados Unidos con otro propósito? ¿Quizás para tomarse unas vacaciones o cambiar su celular?
Más allá de estas preguntas —como corresponde—, lo más irónico, y hasta gracioso, es que muchas de las personas a las que hoy intentan convencer de declarar sus propiedades se fueron de Argentina precisamente por la inmensa voracidad fiscal y el acoso tributario que sufrían en su país; una situación que no solo no ha mejorado, sino que sigue empeorando, invitando a más y más personas a tomar decisiones similares. ¡Al fin y al cabo, ni Castagneto ni Marcó del Pont se animaron a viajar a Estados Unidos para perseguir a argentinos que viven fuera del país!
¿Qué pensarán los argentinos residentes en Estados Unidos cuando estas autoridades viajan a intentar convencerlos de hacer algo que parece poco prometedor? No lo sé con certeza, y entiendo que todos somos diferentes, pero permítanme decirles lo que pienso: la gran mayoría, seguramente, esté confirmando que tomó la decisión correcta al haberse ido de Argentina.
Ojalá en algún día los pagadores de impuestos argentinos ya no se sientan obligados a tomar medidas para escapar de la voracidad fiscal inconducente de Argentina y de su inmensa inseguridad jurídica. Por el momento, no hay señales que les permitan pensar de esa manera. Y los comprendo.
