El deterioro de la situación social en Argentina se visibiliza mucho más cuando se conocen los datos de pobreza o se acercan las elecciones, entre otros ejemplos. Todos los espacios políticos ensayan soluciones, pero lo cierto es que la pobreza desde hace muchos años se mantiene en un piso que ha resultado imposible de romper, mientras que la pandemia profundizó ese deterioro.
El actual director de Protección Social del Centro de Implementación de Protección Social para la Equidad y el Crecimiento (Cippec), Rafael Rofman, recordó en diálogo con El Economista que los datos de pobreza no son sólo números, sino “gente que por generaciones la viene pasando mal”.
Respecto a una posible solución de esta problemática, que incluya el paso de planes sociales a empleos formales, el experto en seguridad social afirmó: “Estoy de acuerdo con el paso de planes a empleos de calidad, aunque eso no se hace por decreto, se hace fundamentalmente con crecimiento económico sostenido”.
Los últimos datos de pobreza e indigencia marcaron 40,6% y 10,7%, respectivamente. ¿Qué lectura hace al respecto?
Lo que más relevante me parece de los números de pobreza es que son muy parecidos a los del primer semestre de 2020, en un contexto de crecimiento económico, lo cual indica que la mejora no está llegando a los sectores más vulnerables. En parte, eso se explica el retiro de algunos apoyos como el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), pero también con que la recuperación está llegando más lenta a los segmentos a los que más les cuesta recuperar empleos. Creo que el punto no está en los porcentajes, sino en que la pobreza e indigencia no están mostrando bajas considerables y en los últimos años crecieron mucho. Necesitamos que esas tasas bajen de forma sostenida, pero eso no ocurre desde hace décadas: desde principios de los '90, si se mide con la metodología actual, estamos con tasas de pobreza promedio del 25%. Repito que no es un número, es gente que por generaciones la viene pasando mal.
¿Cuál es el principal, o los principales, determinantes de la desmejora en las condiciones sociales de nuestro país?
El principal determinante de los problemas en el empeoramiento de la calidad de vida en nuestro país es el mercado de trabajo, porque es la principal fuente de ingresos de la población. Como eso no funciona bien, los ingresos no mejoran y más aún en un contexto inflacionario. Estamos en un estancamiento del mercado de trabajo desde hace algunos años en el que la fuerza de trabajo del sector privado no aumenta. En ese contexto, lo que sí ocurre es que la gente que perdió un empleo de calidad y cayó en situación de pobreza puede llegar a tener algún capital de ahorro o capital social, que se traduce en alguna ayuda económica por parte de algún familiar por ejemplo. Sin embargo, ese capital se agota en algún momento, más cuando esa situación de pobreza se hace crónica. Entonces, el daño a la población es cada vez más alto: esas personas van a estar cada vez peor porque tienen cada vez menos recursos para enfrentar esa situación.
Los jóvenes parecen ser los más afectados por la falta de empleo, ¿qué daños genera a largo plazo esa situación?
El último informe de mercado de trabajo del Indec mostró que la situación de los jóvenes mejoró un poquito, no se está deteriorando, pero aún es muy mala. Hay un porcentaje muy alto de gente joven que no tiene acceso a empleos de calidad, algo que está sucediendo en todo el mundo por la dificultad de la transición de la escuela al empleo y que en Argentina es más notorio. Existe un porcentaje muy alto de este universo que comienzan insertos en un trabajo de mala calidad y eso les determina su probabilidad futura de no progresar. Es muy probable que queden estancados en empleos de mala calidad por mucho tiempo. Eso es problemático para la sociedad también, porque esos serán trabajadores de baja productividad que van a aportar poco al crecimiento de la economía en los próximos años.
Siempre se habla de la necesidad de pasar de planes sociales a empleos de calidad, ¿cuál es su mirada?
La dicotomía entre planes sociales y trabajo me parece que no es una discusión muy realista. Los planes sociales en cualquiera de sus formas siempre deberían ser estrategias para llevar recursos a sectores que no logran una inserción laboral de calidad. Algunas son meras transferencias y en otras existe algún tipo de contraprestación. Pondero mucho cuando esa contraprestación implica algún tipo de capacitación que brinda herramientas a futuro. De todas formas, no tiene sentido discutir las transferencias de ingresos porque cuando las personas necesitan subsistir hay que darles dinero, no hay otra opción. Hay que entender que eso es una respuesta a la emergencia y pensar las soluciones de fondo que tienen que ver con un mercado laboral que funcione. Ahora bien, eso no se logra por decreto, sino cuando la macroeconomía responde, cuando los jóvenes que salen de la secundaria y tienen habilidades demandadas por las empresas, cuando hay empresas que invierten. Estoy de acuerdo con el paso de planes a empleos de calidad, aunque eso no se hace por decreto, se hace fundamentalmente con crecimiento económico sostenido.
¿Cree que hay que cambiar leyes laborales para permitir una mayor empleabilidad?
Vos podés tener una legislación laboral que facilite los nuevos empleos o una que los dificulte. La mayor dificultad para generar empleo es la macroeconomía, ya que si no tenemos crecimientos razonables, estables y sostenidos durante varios años seguidos, sin tener crisis constantes, nadie va a invertir. Y no hablo de grandes inversiones, me refiero, por ejemplo, a comercios o pymes que se animan a contratar e invertir en mejorar su productividad. Cuando eso funciona, podrías encontrarte con que tenés un esquema de legislación laboral que no ayuda y con una fuerza laboral que no satisface la demanda del mercado. En ese último caso, habrá que repensar el sistema educativo para generar fuerza laboral con conocimientos pertinentes para sus empleos futuros. No se resuelve sólo con modificar las leyes.
El Gobierno viene tomando medidas que apuntan a sectores de ingresos bajos luego de la derrota de las PASO, ¿cuál es su evaluación de las mismas?
Cualquier Gobierno del mundo va a tomar decisiones cuando le parezca apropiado y cuando pueda. Eso incluye también consideraciones de corte electoral, aunque es irrelevante la opinión de cada uno, así funciona en definitiva. Me parece bien intentar mejorar la dinámica de mejorar los planes de trabajo o aumentar asignaciones familiares, por ejemplo. La cuestión radica en el marco en el que se dan las medidas y, en concreto, si son soluciones de largo plazo o de corto plazo.
¿La recuperación económica, aún con todos sus problemas, podría aliviar en un mediano plazo la situación social?
La situación económica mejoró respecto al año pasado, cosa que era previsible por el relajamiento en las restricciones de la pandemia. Es importante entender que estamos todavía muy lejos de una senda de crecimiento sostenido en el mediano plazo para lo que falta bastante. Dependerá fundamentalmente de que el progreso de los últimos meses se consolide, se sostenga y que alcance a todos los sectores de la economía. El mayor desafío será no tener una nueva crisis en mucho tiempo, porque cada crisis genera un daño acumulativo y se hace más complicado salir. Tenes que volver a creer que el año próximo vamos a estar mejor que este, en los últimos años nos pasó todo lo contrario. Es más valioso crecer a tasas razonables durante varios años que el subibaja que venimos sufriendo. Eso se ve en países como Chile o Uruguay, que tienen problemas no resueltos, pero hay expectativas de futuro más optimistas.
