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Las dudas con el rumbo económico y el golpismo de los que no la ven

Milei y Caputo repiten que el rumbo se mantiene y se profundizará en los próximos meses. La falta de hoja de ruta con respecto al cepo y el atraso cambiario (algo solo ignorado por el elenco oficial) golpea a la economía que hizo piso pero que no arranca.

Javier Milei en la Bolsa de Buenos Aires
Javier Milei en la Bolsa de Buenos Aires .
Leandro Gabin 11 julio de 2024

Mientras que el Presidente sigue apuntando desde el atril contra los "econochantas", "pifiadores seriales" e incluso -ahora- sumó a un "banco golpista", las dudas con respecto al plan económico que despliega su ministro estrella se mantienen. 

Javier Milei y Luis Caputo repiten que el rumbo se mantiene y se profundizará en los próximos meses. 

La falta de hoja de ruta con respecto al cepo y el atraso cambiario (algo solo ignorado por el elenco oficial) golpea a la economía que hizo piso pero que no arranca. El sector empresario, que aplaudió el ajuste fiscal ahora ensaya una mueca cuando ve el nivel de actividad y una luz poco clara al final del túnel. Todos se preguntan cómo termina esta película. "Nadie sabe cómo sigue esto. Creo, ni siquiera ellos mismos", pensaba en voz alta un empresario industrial.

Caputo reiteró que el atraso cambiario vino para quedarse (y avisó que se profundizará) en otra desesperada intención de que los empresarios, la gente y los exportadores suelten sus dólares y reanime a la economía. El ministro busca convencer de que el mejor momento para vender divisas es ahora y que más adelante lo tendrán que hacer con mayores pérdidas. Pero nadie la ve así. 

"Yo creo que no es que la gente no se anime, o el empresario Pyme no se anime. El tema es tener la seguridad de que no se me va a ir lo poco que tengo. Acá hay una cuestión de inseguridad hacia adelante y uno se va a animar cuando vea que esto es consistente y pueda durar en el tiempo. Por ahora tenemos cuestiones que para mí son de corto plazo porque no se sabe cómo seguimos", dice Salvador Femenia, vocero de CAME. "No queda claro por más que tenga firmeza el ministro y el presidente en afirmar que este es el camino. Todo el mundo tiene temor. Entonces si la gente se anima, se anima porque no le queda otra y tiene que sacar su canuto de dólares para poder seguir viviendo. Pero seguramente lo va a cuidar al máximo. Yo no creo que sea una cuestión de animarse", resaltó. 

Javier Milei en la Bolsa de Buenos Aires
Javier Milei en la Bolsa de Buenos Aires

El ministro de Economía repite que el peso se va a fortalecer y que Argentina "se va a poner inevitablemente más cara en dólares": "¿Eso quiere decir que va a ser más difícil exportar o producir en Argentina? No, porque nosotros lo que buscamos es ganar competitividad bajando impuestos. Nosotros venimos a bajar la inflación y bajar impuestos". 

Gabriel Caamaño, de la consultora Outlier, remarca precisamente que el país más caro en dólares se produce a pesar de que la competitividad no mejoró ni tiene en vista hacerlo en el corto plazo. "Todavía uno no ve, de hecho el producto sigue cayendo, que se esté verificando un aumento de la productividad. Sí hay un proceso de apreciación real. Entonces es difícil decir, che, mirá, este proceso de apreciación real es resultado de ese aumento de la productividad, porque la productividad, a decir verdad, no está mejorando. Por lo menos no ahora, uno puede tener la expectativa de que mejore producto de las reformas, algunas de las cuales están anunciadas y otras, algunas pocas, que se fueron concretando, pero me parece que todavía falta eso", explica el economista. 

"Y ahí hay un tema, porque si vos abrís el cepo una paridad muy baja y no podés avanzar en esas reformas rápido, en vez de que la apreciación real sea producto del aumento de la productividad, vos estás pidiendo el aumento de la productividad que te justifique la apreciación real que tuviste antes", acota. Caamaño recuerda que tenemos un mundo donde nuestros términos de intercambio se están deteriorando, y es probable que se sigan deteriorando. "Puede haber un tema preocupante para adelante", advierte.

Milei, Caputo y Guillermo Francos son los tres referentes del operativo clamor para convencer al sector privado de que a pesar de las inconsistencias del modelo, esto termina bien. El riesgo que corre Milei, finalmente el único con caudal político y el que tiene algo que perder (los ministros son fusibles), es juntarse con tan solo un grupo de aplaudidores. Quienes mantienen una sana distancia del Presidente y su elenco de intocables pero tienen acceso a lo que se ve y se escucha allí, marcan este temor. 

"Milei se juntó con un grupo de gente que le dice lo que quiere escuchar. Algunos por convencimiento, otros porque ven que el Presidente es muy enérgico en su pensamiento y no lo quieren contradecir, pero no hay gente que lo desafíe en el buen sentido", contó una fuente con acceso a la Casa Rosada.

Dice que la llegada de Federico Sturzenegger se enmarca en ese grupo de economistas "gruopies" del mileísmo que aterrizaron al Ejecutivo. "Caputo es un reconvertido, no era un fanático como ahora. Pero lo tenés si o si a Demian Reidel (el presidente del Consejo de Asesores) y otros que forman parte de ese think tank como (Miguel) Boggiano y (Ramiro) Castiñeira", asevera. Se descarta en la Rosada, no obstante, que el ex BCRA vaya a opacar a Caputo. "Se van a respetar", afirman.

Javier Milei en la Bolsa de Buenos Aires
Javier Milei en la Bolsa de Buenos Aires

¿Quien le pone límites al Presidente? Curiosamente es el mismo Caputo (en lo económico) y Francos (en lo político). El ministro tuvo que bajarle los decibeles a la acusación que lanzó Milei en la Bolsa de Comercio cuando señaló al Banco Macro, de Jorge Brito (h), como una entidad "golpista" por la suba del dólar. Los dichos presidenciales cayeron muy mal entre los banqueros, que obviamente actúan como una corporación. "Se extralimitó. Además, haber ejercido los puts, que son una operación entre bancos y el Central, nunca te puede hacer subir el dólar. Estaban calientes porque no avisaron. Pero son excusas. Llama la atención con un gobierno que pregona la no intervención del Estado en la economía", remarcaba un banquero.

Caputo desactivó esa incipiente "caza de brujas" muy común durante el kirchnerismo contra los bancos y las financieras. Le bajó el tono, contradijo al Presidente, y hasta le encontró el lado positivo. "Ellos, que vendieron sus bonos, entendieron que la inflación colapsa y son bonos que ajustan por inflación, lo hicieron por buenas razones, pero debieron haber avisado", suavizó el ministro y desactivó al ejercito de trolls libertarios que habían empezado a inundar las redes contra la entidad de capitales nacionales. 

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