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2022 con malas proyecciones

El Gobierno y los precios, una relación difícil: la inflación empieza con un 5 adelante

El contexto internacional no ayuda y el local plantea el desafío de corregir desequilibrios que tendrán un impacto casi seguro en el nivel de precios

Martín Guzmán.
Martín Guzmán.
21 diciembre de 2021

La inflación finalizará el 2021 en torno al 50%. Son los niveles de 2018 y 2019. El 2022 arrancó con muy malas proyecciones y los analistas prevén una aceleración en un contexto local de desequilibrios acumulados y, además, uno internacional, también negativo, que alimentará esa dinámica.

De la última Encuesta de Expectativas de Mercado (REM) que realiza el BCRA se desprende que el mercado espera un cierre del 2021 de 51,1% y las proyecciones para 2022 dan un piso de 52,1%, aunque algunos economistas esperan un valor incluso superior. No es casual que la meta del Gobierno para 2022 (33%) haya sido descripta como una fantasía por la oposición en el debate del Presupuesto.

En ese contexto, la estrategia del Gobierno parecería ser la misma que la que llevó adelante en 2021: intentar acordar precios y salarios “para anclar las expectativas”. De hecho, el ministro de Economía, Martín Guzmán, aseguró que ese proceso forma parte de las discusiones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por la renegociación de la deuda de US$ 45.000 millones tomada en 2018 y 2019. Se prevé algún movimiento alcista de las tasas de interés en pesos y, sobre todo, un cóctel macro más suave que el de 2020-2021, donde el Gobierno quemó las naves para atravesar la pandemia y las elecciones.

Pero el Gobierno prevé, también en el marco de dichas conversaciones, comenzar un proceso de aceleración de la devaluación y con actualización de tarifas de servicios públicos, sobre todo de energía, combustibles y otros “regulados”. Tres factores que tendrán un impacto directo en la evolución de los precios minoristas al alza.

A eso se sumará la salida del congelamiento de precios de más de 1.300 productos de consumo masivo y los medicamentos el 7° de enero próximo. El “descongelamiento” vendrá con actualizaciones nominales, aunque habrá que esperar a ver cuánto permitirá la Secretaría de Comercio Interior.

Para la consultora Econviews, teniendo en cuenta ese mar de fondo, la inflación podría alcanzar hasta 58% en 2022. Ese porcentaje supondría el avance de precios minoristas más alto desde 1991 (84%) y también por encima del 53,8% que marcó el indicador en 2019.

“Para 2022, en la medida que se avance sobre la corrección de algunos precios relativos, la inflación tenderá a acelerarse. Nuestra proyección es una inflación, como 'piso' del 60% medida a diciembre 2022”, proyectó la consultora LCG.

Otro factor que jugará en contra es la inflación internacional. La salida de la peor etapa la pandemia generó una mayor demanda en un contexto de menor producción que repercutió en el precio de las materias primas y los combustibles. Trastornos ligados al abastecimiento global pusieron más presión vía costos. Por caso, en Estados Unidos, la inflación alcanzó el 6,9% interanual en noviembre, valores récord en casi 40 años.

A nivel local, esta dinámica generó incrementos en los insumos para producir y una presión sobre los alimentos. Para 2022, según estimaciones del FMI y el Banco Central Europeo, entre otros organismos, esas presiones estarán vigentes por lo menos durante el primer semestre.

Entre todos los precios de la economía, será clave el rubro alimentos que en los últimos tres años terminó por encima del nivel general y que en el actual quedaría igualmente muy cerca. El caso más paradigmático es el de la carne, que en los últimos 12 meses escaló, en promedio 75,5%.

La estrategia de concertar precios no tuvo el resultado esperado por el Gobierno en 2021. La inflación saltó, se mantuvo arriba de 3% (hubo un pico de 4,8% en marzo) y la meta informal de 29% ya era “boleta” en el otoño. Se verá si la concertación nominal tiene mejor suerte en 2022.

El contexto internacional no ayuda y el local plantea el desafío de corregir desequilibrios que tendrán un impacto casi seguro en el nivel de precios, con efectos negativos sobre el poder de compra de los salarios y los ingresos, en general. 

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