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Con exportar más no alcanza (aunque neoliberales y neodesarrollistas insistan con eso)

En su nuevo libro, Francisco J. Cantamutto, Martín Schorr y Andrés Wainer recorren la política económica argentina de las últimas décadas.

"Con exportar más no alcanza (aunque neoliberales y neodesarrollistas insistan con eso)", es el título del libro.
"Con exportar más no alcanza (aunque neoliberales y neodesarrollistas insistan con eso)", es el título del libro. .
06 septiembre de 2024

Más allá de las distinciones ideológicas, los autores de "Con exportar más no alcanza (aunque neoliberales y neodesarrollistas insistan con eso)" (Siglo XXI, 2024) afirman que hay una idea que recorre la política económica argentina de las últimas décadas, que es que exportar es la única solución para salir de las recurrentes crisis que provoca la falta de dólares en el país. 

Este libro, publicado por la editorial Siglo XXI, es una invitación a reflexionar sobre los caminos que se abren (o se cierran) para la Argentina en las décadas por venir. 

"Con exportar más no alcanza" es el nuevo libro de Francisco J. Cantamutto, Martín Schorr y Andrés Wainer. 

Mediante datos, análisis y propuestas producto de años de investigación, Francisco J. Cantamutto, Martín Schorr y Andrés Wainer brindan en este libro una respuesta convincente: la restricción externa ya no es lo que era. 

Hoy, no se trata tanto de que el país tenga dificultades para generar las divisas que necesita para crecer, sino que no logra retenerlas para ese objetivo. 

Las exportaciones nunca serán suficientes si en paralelo no se trabaja contra otros problemas, como el endeudamiento externo, la falta de instrumentos de ahorro en moneda local y la escasa reinversión de lo que se gana. 

Ocultar el problema y dejar todo librado al mercado como se hace de un lado o buscar que el empresariado reparta sus beneficios por convicción o por presión del Estado como se hace del otro solo prolonga las dificultades. 

A continuación, un fragmento del libro:

 

Con exportar más no alcanza. Se suele llamar "restricción externa" a la recurrente escasez de divisas que limita el crecimiento de la economía argentina y condiciona, si no es que bloquea, las posibilidades de un desarrollo con rasgos inclusivos. Se trata de un aspecto crucial del capitalismo argentino contemporáneo, que aparece de manera recurrente en los debates públicos y los discursos políticos. 

Esta restricción es una expresión de la posición periférica (subordinada, dependiente) de la economía argentina respecto de su inserción en el mundo, y se trata de un rasgo clave que se reproduce como un engranaje del propio sistema económico. Es, además, un elemento estructural que no está presente en los países hoy desarrollados, que muchas veces se toman de modelo para comparaciones inapropiadas. 

Entre las décadas de 1930 y 1970, cuando estuvo vigente el proceso de industrialización sustitutiva, esta restricción se expresó como una presión importadora alimentada por el crecimiento de la economía frente al estancamiento de las exportaciones. 

Pero es necesario reconocer que esa forma ha cambiado en las últimas décadas: más que un problema de insuficiencia (absoluta o periódica) de divisas, la restricción externa se trata hoy de una pérdida del control de las que efectivamente se generan. Nuevos actores, más poderosos y con circuitos de negocios más internacionalizados, crecientemente financiarizados, operan de manera determinante en la configuración de la economía argentina. Sus decisiones condicionan todo el funcionamiento económico, al punto de llevarlo a trampas que parecen no tener salida. Entre ellas, la repetitiva secuencia de crisis externas ante las cuales solo se propone otorgar mayores concesiones a los actores poderosos para que vuelvan a hacer los mismos negocios que provocaron las crisis en primer lugar.

Las dificultades a las que se enfrenta la Argentina 

¿Es posible resolver el problema presionando u otorgando mayores concesiones a los sectores generadores de divisas? 

El campo argentino en números - Cátedra Avícola

La Argentina es una economía periférica y dependiente, integrada en un sistema de acumulación de escala global, que alcanzó cierto nivel de desarrollo que le permite soñar con cambiar su estatus, aunque esa promesa se ve una y otra vez confrontada con la realidad. Y este desafío surge de un hecho central: la existencia de un sistema mundial que reproduce tanto sus contradicciones como ciertos roles para distintos países. Para funcionar, para que existan países "desarrollados", se necesitan economías dependientes. 

La Argentina participa en esta última condición y, como tal, remite riqueza al exterior de diversas formas. La restricción externa, tal como la venimos describiendo, muestra la incapacidad de sostener un proceso de acumulación autocentrado, no solo por la falta de producción local de bienes industriales clave, sino por la forma del ciclo completo de reproducción del capital, que involucra diversos canales de entrada y salida, cada vez más sofisticados en el marco de los procesos de transnacionalización y financiarización iniciados a mediados de la década de 1970.

La diferencia entre el Gobierno de Javier Milei y otras experiencias neoliberales 

A diferencia de experiencias neoliberales anterioresesta versión acelerada e intensificada no mantuvo ningún viso de gradualidad ni se preocupó por establecer alianzas con actores clave del sistema político en aras de la gobernabilidad durante sus primeros meses de gobierno, generando una atroz devastación económica y social

Javier Milei en La Rural.

En este escenario, se vuelve urgente pensar y preparar alternativas que permitan salir de este atolladero. Porque si la única sugerencia contra esas políticas será otra vez seguir el camino de la heterodoxia aplicada en las últimas décadas, que no puso en cuestión los fundamentos de la restricción externa en su nueva forma, no parece haber escapatoria a este ciclo de estragos e intentos de reparación. 

Para los sectores ortodoxos, alcanza con unas pocas recetas muy trilladas -como dar confiabilidad a los inversores- para que el problema de la falta de divisas desaparezca, y por ello ponen su foco en orientar la acción del Estado en favor del empresariado (haciéndola torpe e ineficaz para las mayorías), hablando de reglas y equilibrio cuando en realidad refieren a negocios jugosos y garantizados para esos sectores. 

Los gobiernos neoliberales, como el de Cambiemos (2015-2019) o la versión más radicalizada de La Libertad Avanza que asumió -en cogobierno con Propuesta Republicana (PRO)- en diciembre de 2023, insisten en que la insuficiencia de divisas no es un problema estructural. En su análisis, es algo que simplemente no existiría si el comercio y las finanzas estuvieran completamente desregulados. En esta visión, liberando de ataduras a los actores empresariales e inversores, encontrarían la forma de aprovechar las mejores oportunidades para que el país creciera. En este sentido, el fomento al comercio internacional permite -de manera mecánica, sin mediar otra acción externa- mejorar el nivel de vida de la población, por comprar más barato y mejor donde sea que así se produzca, y vender al mundo lo que sea necesario. 

Desde esta perspectiva, se postula la necesidad de abrazar un rol que se presenta como si fuera natural, por el cual el país se especializaría armónicamente en aquello que "hace bien", en lo que tiene "abundancia de recursos". Se trata del viejo principio de las ventajas comparativas estáticas. Estas propuestas buscan eliminar toda regulación y poner al Estado al servicio de garantizar todos los negocios posibles (por supuesto, los principales beneficiarios suelen ser los capitales de mayor poderío económico, altamente transnacionalizados y financiarizados). Estos gobiernos toman este enfoque y estas políticas no sólo como un programa económico, sino como una batalla cultural. 

En definitiva, este libro es una invitación a reflexionar sobre los caminos que se abren (o se cierran) para la Argentina en las décadas por venir. 

Si las fuerzas neoliberales, o sus versiones extremas, como los llamados "libertarios", nos proponen abandonar pretensiones de justicia social, abrazar la desigualdad y la aberración mercantil como único destino, las fuerzas progresistas, populares, de izquierda debemos revisar las propuestas para torcer este rumbo. 

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