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A la economía le conviene un empate

Según el resultado de las elecciones, un empate entre el oficialismo y la oposición será lo mejor para la economía porque generará respuestas equivalentes por parte de todos los sectores.

ELECCIONES-3
ELECCIONES-3
26 agosto de 2021

En las próximas elecciones legislativas, el mejor resultado para la economía sería un empate, algo imposible que ocurra en una elección presidencial.

Un ejemplo de empate, por ejemplo, sería que las dos coaliciones ganen en las mismas provincias que lo han hecho en las últimas elecciones. Además, el Frente de Todos podría sumar algún diputado y perder algún senador a manos de Juntos por el Cambio. En la estratégica provincia de Buenos Aires ganaría el oficialismo, pero por una diferencia menor que en 2019. En ese escenario, la noche de las elecciones, desde el Gobierno dirán que ganaron a pesar de la pandemia y sus consecuencias económicas que les hicieron perder a casi todos los oficialismos en los últimos tiempos.

La oposición festejará que logró evitar que el oficialismo tuviera quórum propio en Diputados y sostendrá que los resultados la muestran como una fuerza competitiva para 2023.

Si los resultados son esos, ambas coaliciones tendrán incentivos para moderar sus discursos durante los próximos dos años.

Un escenario distinto se daría si el Gobierno obtiene un triunfo muy amplio o sufre una derrota dura. En ese caso el riesgo es que se radicalice. Sería difícil que en caso de perder, asuma como propio el discurso de los ganadores y probablemente haya sectores internos que le atribuyan los motivos de la derrota a no haber intervenido lo suficiente en la economía permitiendo, entre otras cosas, que la inflación se desborde. Exigirían más controles y restricciones a la actividad privada. A su vez, un triunfo arrollador, llevaría al Gobierno a que no hace falta ningún cambio y que hasta la necesidad de un rápido acuerdo con el FMI sea puesto en duda.

Los mercados también responderán de distinta manera. Si al oficialismo le va mal en las urnas, habría una reacción favorable porque se abriría la posibilidad de un cambio en la orientación de la política económica a partir de 2023 que resulte más favorable a la actividad privada. Pero una derrota demasiado pronunciada que deje al Gobierno excesivamente debilitado, algo que nunca es una buena noticia para la economía.

Un resultado equilibrado generará respuestas equivalentes por parte de todos los sectores y eso es lo mejor que le puede pasar a la economía hasta las próximas elecciones presidenciales.

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