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La economía desplaza al coronavirus

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05 mayo de 2020

Por Nicolás Solari Director de RTD

El estudio nacional de opinión pública que Real Time Data llevó adelante durante la última semana de abril señala que en los últimos 30 días creció fuerte el malestar con el parate económico, a la vez que descendió la preocupación por el coronavirus.

En comparación con la medición del mes pasado, las menciones al parate económico como principal problema del país crecieron de 21% a 32% mientras que las referentes al coronavirus se desplomaron desde el 55% al 34%. A nivel personal, las preocupaciones económicas desplazaron este mes al coronovirus como el principal problema que afecta a las familias argentinas.

A pesar de ello, las medidas oficiales para combatir la transmisión del virus siguen teniendo una alta aceptación social. El distanciamiento social (97%), el cierre de fronteras (93%), el uso de barbijo (89%) y la suspensión de las clases (89%) cosechan apoyos prácticamente unánimes. La cuarentena, en cambio, perdió 15 puntos desde el mes pasado y tiene ahora un apoyo del 79%. Afinando el foco de análisis se observa que el porcentaje de la población que está muy de acuerdo con la cuarentena cayó de 75% a 46%, mientras que quienes están algo de acuerdo pasaron de 19% a 34%. Hay, en este sentido, un apoyo cuantitativa y cualitativamente menguante, aunque aún claramente mayoritario.

La creciente preocupación económica se ve reflejada en la evaluación de la gestión de Gobierno. Mientras que 57% de la población considera suficientes las acciones sanitarias implementadas por el Gobierno, apenas 27% califica del mismo modo a las medidas económicas orientadas a paliar el parate generado por la cuarentena.

Estos y otros datos recogidos en la encuesta parecen indicar que la tensión económica amenaza con escalar más rápidamente que la temida curva de contagios del Covid-19. En este sentido, el nuevo escenario constituye un cuadro propicio para actualizar una estrategia gubernamental hasta ahora exitosa. En 45 días de cuarentena, el Presidente logró controlar la curva de contagios, ganar tiempo para preparar el sistema sanitario, concientizar a la población de los riesgos del virus y ensamblar para sí mismo una legitimidad de ejercicio de la que carecía. La cuarentena estricta cumplió su ciclo. Ahora el Presidente deberá centrar su atención en reactivar la actividad económica (arrancando por los lugares donde los riesgos pandémicos sean más controlables), disciplinar la tropa propia (que comienza a ensayar algunas insurrecciones) y, fundamentalmente, encaminar la negociación con los acreedores del país a fin de evitar un nuevo y nefasto default.

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