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Guzmán podría endulzar la propuesta, pero dudan de su voluntad

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27 abril de 2020

Faltan once días para que finalice el plazo que el ministro de Economía, Martín Guzmán, le dio a los acreedores privados para que definan su posición respecto a la oferta de reestructuración de la deuda que les presentó el Gobierno. Por el momento, la respuesta de los principales bonistas es negativa, según indicó Guzmán el día de la presentación junto al Presidente, por lo que el país se encuentra en un “default virtual”.

Según lo que prevén los economistas y analistas financieros, la propuesta lanzada entre el 16 y 17 de abril no logrará la aceptación de los inversores, por lo que el titular del Palacio de Hacienda deberá hacerle algunos ajustes a su oferta para acercar posiciones y evitar caer en default, lo cual agravaría aún más la ya deteriorada situación económica del país y empeoraría las expectativas sobre diversos frentes.

Desde Elypsis estiman que, si bien las consecuencias sobre la economía real son más difíciles de precisar respecto al impacto que tendría sobre el plano financiero, un default podría restar entre dos y tres puntos de crecimiento al país para este año (en el que desde ya se descuenta una importante caída), además de ralentizar la recuperación proyectada para 2021 por un porcentaje similar.

“La oferta argentina, como está planteada, parece diseñada a pedido del FMI. ¿Por qué? Porque en los próximos años habría dólares suficientes para cancelar los vencimientos con el organismo de forma anticipada. Como es obvio, la capacidad de pago suficiente se consigue a costa del reperfilamiento con los acreedores privados. Una hipótesis que luce improbable”, afirmó Analytica en su último informe.

De acuerdo con la consultora, los costos del default lucen elevados porque desarticula todas las variables nominales (tipo de cambio, tasa de interés e inflación), pero también reales, porque las exportaciones requieren de algún tipo de crédito para crecer. “Aunque, a diferencia de 2001, los bancos resistirían porque la exposición al sector público es baja y no hay descalce de monedas, los efectos sobre las exportaciones y el dólar libre en un contexto de alta inflación y elevado déficit fiscal son graves”, agregó.

“Optar por vivir con lo nuestro mediante un default en un contexto de alta inflación, elevado déficit fiscal y compromisos ineludibles con el FMI no es una opción razonable. Los dólares comerciales no alcanzan incluso sometiendo a la economía a condiciones que nos acercan cada vez más a la inestabilidad política y social (por ejemplo, no apreciar el tipo de cambio, financiar el déficit con emisión, sostener el cepo). Los agentes económicos anticipan esto, postergando inversiones y aumentando su preferencia por la liquidez en moneda dura”, sostuvo.

En ese sentido, Analytica señala que si tenemos en cuenta que 2020 terminaría con un déficit primario de 5% del PIB, sin acceso a los mercados internacionales difícilmente se pueda sostener el financiamiento en el mercado doméstico, ya que el dólar libre estaría lejos de ser controlado. En este contexto, advierte, la estabilidad nominal se vería seriamente amenazada.

“Teniendo en cuenta que la oferta está lejos de las pretensiones de los mercados y el costo del default luce muy elevado, incluso para el propio FMI, lo más probable es que vayamos al escenario intermedio”, estimó la consultora, al tiempo que indicó que un acuerdo parcial, sin las mayorías requeridas garantiza un mercado operando en condiciones de estrés permanente y pagos parciales al organismo multilateral de crédito.

En tanto, desde Fernando Marull & Asociados señalaron que para los bonistas la alternativa que Argentina caiga en default e ir a juicio (buscando cobrar capital original, más los intereses y los punitorios) sería más beneficiosa que la oferta presentada. “Por eso seguimos pensando que el escenario de no acuerdo y default es el más probable”, indicaron, aunque aclararon que no descartan que finalmente llegue una mejora en la oferta que acerque posiciones y resaltaron que en caso de no acordar “el costo para Fernández sería mucho mayor que los beneficios”.

En ese sentido, según Analytica, mirando un poco también el impacto sobre el plano político, una economía en default, con controles de cambios y alta inflación durante cuatro años luce muy inestable como para garantizar una reelección presidencial en 2023, en caso de que esta sea buscada por el actual Mandatario.

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