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Se buscan referentes de peso

28 octubre de 2019

Por Alberto Benegas Lynch (h) Doctor en Economía

Dado el resultado electoral, es imperioso designar personas dentro del actual oficialismo que puedan constituirse en referentes de peso al efecto de reunir una oposición que refleje con carácter y decisión los valores y principios consustanciados con la sociedad libre.

No necesariamente debe adherir en su totalidad al proyecto alberdiano pero si levantar las banderas sustanciales de la libertad y no solo respetar la libertad de prensa, mantener en pie lo que queda de la Justicia y mostrar decencia como ha sido la actual gestión, temas que se dan por sentado en cualquier sociedad civilizada.

Se trata de revertir el fracaso de la presente administración en cuanto a haber inflado los alcances del Leviatán vía incrementos del gasto público en términos reales, debido a lo cual se ha aumentado la presión tributaria, se ha elevado exponencialmente la deuda estatal, se ha hecho más adiposo el déficit total y se ha producido una inflación monetaria mensual equivalente a la anual en cualquier país normal.

Con tamaña mochila no sería prudente que el actual presidente asumiera el rol de referente de la nueva oposición, y no digo líder pues es una expresión que remite a Il Duce o el Führer.

No son relevantes las anécdotas ni las excusas, lo trascendente son los resultados y lamentablemente esta gestión resultó desviada desde sus inicios. El bailecito en la Casa Rosada con la banda presidencial no pronosticaba estilos republicanos, a lo que se agregó como primera media económica la ampliación de ministerios y como primera medida institucional la pretensión de designar a dos miembros de la Corte Suprema de Justicia por decreto.

Estos nuevos referentes para administrar la oposición se tornan urgentes, sin perjuicio de estarse muy atentos y vigilantes en cuanto al período de transición que por cierto se vislumbra muy inestable y plagado de sorpresas de diverso tenor, cuya responsabilidad cabe principal aunque no exclusivamente al actual Gobierno para poder concluir el mandato en tiempo y forma.

Sería una torpeza mayúscula que el Gobierno interpretara los últimos actos proselitistas como un apoyo incondicional a su gestión, pues se trató en un porcentaje elevadísimo de personas que no querían que vuelvan los gobernantes anteriores para asegurarse la preservación de la República. Idéntica interpretación es aplicable al resultado electoral definitivo en las urnas.

La sugerencia que dejamos consignada en estas líneas no es para nada óbice para que otros esfuerzos liberales continúen con su faena de explicar y difundir ese noble ideario que apunte a correr el eje del debate y contar con representantes dignos de esa corriente de pensamiento. Se trata de encontrar los máximos reaseguros para preservar el sistema republicano.

Si hubiera vacilación en estos reflejos necesarios para ubicar a referentes de peso al frente de la nueva oposición que se avecina, aparecerían desgastes y marchas y contramarchas que demorarían el ejercicio adecuado en el contexto del sistema republicano. Y al pasar recordemos que la República se compone cinco columnas fundamentales: igualdad ante la ley anclada a la noción de Justicia de “dar a cada uno lo suyo”, alternancia en el poder, rendición de cuentas por parte de los gobernantes ante la ciudadanía, transparencia en los actos de gobierno y nítida división de poderes.

Por último y en esta línea argumental recordemos lo consignado por Montesquieu en su tratado sobre las leyes: “Decir que no hay nada justo o injusto fuera de lo que ordenan o prohíben las leyes positivas es tanto como decir que los radios de un círculo no eran iguales antes de trazarse la circunferencia”.

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