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Medio ambiente: lo que valen son las acciones

04 julio de 2019

Por Vanesa D'Elia Doctora en Economía y Profesora de Economía de la Ucema

El Día Mundial del Medio Ambiente fue establecido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1972, para generar conciencia sobre la necesidad de proteger y mejorar el ecosistema y los recursos naturales. Sin embargo, los datos muestran que poco hemos hecho para cuidar el planeta. Las intensas olas de calor de los últimos tiempos, junto a las abundantes lluvias, dan cuenta de la gravedad y urgencia del problema.

El origen del fenómeno del cambio climático es hoy reconocido por la mayoría de los científicos. La preocupación de los Estados y de las organizaciones de la sociedad civil resultó en la creación la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) en 1992, lo que marcó el inicio del trabajo en conjunto entre los países para hacer frente a este problema.

Los datos muestran que poco hemos hecho para cuidar el planeta: las intensas olas de calor de los últimos tiempos, junto a las abundantes lluvias, dan cuenta de la gravedad y urgencia del problema.

Desde la economía, podemos pensar al cambio climático como una externalidad global, porque las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que se realizan en un sector del planeta, afectan rápidamente a otras áreas geográficas que nada tienen que ver con la emisión inicial. De ahí que las negociaciones internacionales sobre “quienes” deben reducir sus emisiones y “cuanto” deben hacerlo llevó años. Finalmente, en 2015 se logró firmar el Acuerdo de París por el que los países acordaron limitar la suba de la temperatura promedio en este siglo a menos de 2°C respecto del período preindustrial, hasta limitar ese aumento a 1,5ºC. Para ello, 195 naciones presentaron metas de reducción de emisiones llamadas contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC, por sus siglas en inglés). Sin embargo, los compromisos ofrecidos no son vinculantes y su incumplimiento carece de penalizaciones. De hecho, no hay que olvidar que, en 2017, Donald Trump retiró a Estados Unidos (segundo emisor mundial de GEI) del Acuerdo de París, poniendo en jaque el objetivo perseguido.

Argentina propuso en París una meta de reducción de sus emisiones de GEI del 15% en 2030 con respecto a las emisiones proyectadas en un escenario sin acciones climáticas (llamado “business as usual”) al mismo año, pudiendo ampliar el porcentaje al 30% si se contase con financiamiento internacional y con transferencia tecnológica para llevar a cabo las medidas necesarias.

Ahora, la pregunta es si Argentina logrará cumplir la meta. El contexto macroeconómico actual seguramente va a dificultar el cumplimiento del compromiso. Lo positivo de la gestión de Mauricio Macri es que se ha creado el Gabinete Nacional de Cambio Climático, dependiente de la Jefatura de Gabinete de Ministros, con el objetivo de seguir el cumplimiento de dichos compromisos a través de un trabajo coordinado interministerial. Hacer frente a los desafíos ambientales es esencial para lograr el desarrollo sostenible y tomar conciencia ya no es suficiente, lo que valen son las acciones concretas.

(*) Las opiniones expresadas son personales y no necesariamente representan la opinión de la UCEMA 

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