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Los analistas recalibran las proyecciones para 2018

El anuncio de nuevas metas, junto a la fuerte suba del dólar, traería más inflación (y menos consumo) y un poco más de actividad económica (por las menores tasas de interés)

29 diciembre de 2017

Por Mariano Cúparo Ortiz

Ya cerraba el año. Los analistas ya prácticamente iban cerrando sus oficinas y se preparaban para un fin de semana largo. Y entonces, en el día de los inocentes, llegó uno de los anuncios más importantes: a recalcular todas las predicciones de tipo de cambio, inflación y actividad para el año que viene. La primera lectura parece ser que el Gobierno decidió bajar la tasa y devaluar (no se sabe hasta qué punto aún). Impactará un poco más en una inflación ya acelerada y también en la actividad.

Incertidumbres

Una de las frases destacadas del jefe de Gabinete, Marcos Peña, durante el anuncio de las nuevas metas inflacionarias, que saltaron de unas de 10% (con techo de 12%) a unas de 15%, fue “esto lo que tiene que transmitir es previsibilidad y confianza”. Pero lo que se observó durante la jornada de ayer estuvo más relacionado con mayores niveles de incertidumbre que con nuevas seguridades.

Una consultora que se tuvo que sentar a recalcular el potencial derrotero de las principales variables para el 2018 fue LCG. Su director, Javier Okseniuk, le dijo a El Economista que ya en los últimos días habían tirado para abajo la proyección del nivel de actividad y que ahora volvió a ajustarse un poco más hacia abajo.

“Estamos cambiando nuestro escenario base para 2018. Un nivel de actividad más bajo, que en principio no se mueve del 2%. Lo habíamos bajado a 2,3% por la reforma previsional y el menor poder de compra que genera. Y ahora, con el nuevo anuncio, lo bajamos a 2%. Seguramente las importaciones van a subir menos que lo esperado. Por efecto sustitución y por la incertidumbre que se puede generar sobre la demanda de bienes y servicios. Así que las exportaciones netas van a ser menos contractivas que antes. Pero la suba de precios puede generar un efecto contractivo mayor que antes”, explicó.

Okseniuk consideró que con los anuncios, a futuro, “lo que se abre es una situación de incertidumbre sobre cómo se van a acomodar las variables”. Y analizó: “Este anuncio está conectado con el dato del déficit comercial que se publicó en la semana. Nosotros desde siempre alertamos sobre las dificultades que genera el atraso cambiario. Y se venía consolidando. Vemos con buenos ojos que el Gobierno haya tomado nota y haya dispuesto acomodar algunas variables como para intentar solucionar esta situación cambiaria. En principio existe una vocación de poner al tipo de cambio real en un nivel más alto”.

Más competitividad

En líneas similares, el economista Mariano Kestelboim dijo a El Economista que la movida del Gobierno es una decisión política de hacer más competitivo al tipo de cambio. Dijo: “El tipo de cambio va a seguir subiendo y se va a cortar cuando el BCRA, que tiene toda la capacidad como para frenar una corrida, dé señales de que hasta ahí llegó la corrida. Es indudable que tiene impacto inflacionario. De hecho los combustibles están ajustando por tipo de cambio, de una forma adelantada. Después, los transables también tienen un valor netamente influido por el valor del dólar. Ahí también hay un impacto a la suba”.

Pero también consideró que en la actualidad, por la disponibilidad de divisas del Gobierno, por la vía del endeudamiento, el traspaso a precios de una devaluación es menor. “Los agentes lo saben, perciben que el Gobierno puede ponerle un freno a la corrida y entonces no hay margen para hacer correcciones de precios preventivas. Otro factor clave para que el pass-through sea moderado es que los sectores asalariados todavía no recuperaron el nivel adquisitivo que tenían en 2015. La demanda no avala esos aumentos”.

Golpe al bolsillo

De hecho, desde su visión el consumo interno “se va a deprimir un poco más, aunque lejos de lo de 2016, va a ser un estancamiento con posibilidades de que leve caída, para sectores mercadointernistaas esto es una mala noticia”. La inversión, en cambio, tendería a crecer. “Va a haber un crecimiento muy moderado en 2018, en torno a 2%, porque el consumo explica alrededor del 70% del producto”, reflexionó.

Así, para Kestelboim, la inflación “va a estar en torno a 20% el año que viene. Antes de los anuncios pensaba que sería un poco por debajo y ahora pienso que un poco por arriba. Puede llegar a 21% la inflación pero no creo que se vaya a desmadrar”. Para Okseniuk también “la inflación va a ser un poco más alta, la vemos por encima de lo que esperábamos hasta los anuncios, estará arriba de las nuevas metas, alrededor de 18,5%”.

Verano caliente

Este nuevo combustible aplicado sobre el fuego inflacionario veraniego se da en un contexto complicado: diciembre daría un piso de 2,5% y podría tener impactos de segunda ronda en enero. En febrero se juntaran nuevamente incrementos tarifarios (colectivos y electricidad). A esa dinámica habrá que sumarle el nuevo sendero alcista que pueda presentar el tipo de cambio, con sus traspasos a precios vía transables, combustibles y demás.

El economista jefe de Ecolatina, Lorenzo Sigaut Gravina, considera que la decisión del Gobierno tiene como ventaja destapar una olla en el presente y no dejar que se siga recalentando. Pero que en el corto plazo habrá impacto negativo en precios y en la variación de la actividad.

“Toda devaluación genera inflación. Yo creo que bajó el pass-through pero sigue siendo significativo. Será 50% o 25%. Ahí está la discusión. Pero vas a tener más inflación y con ingresos nominales que no se ajustan hasta nuevas paritarias. En materia de consumo al principio va a haber enfriamiento. Ese es un impacto. Después puede hacer más rentables a algunos exportadores pero para eso primero tiene que ser exitosa la devaluación. Necesitás más tiempo para eso. En un primero momento lo que tenés es este impacto”, dijo a El Economista.

Y agregó: “Lo que preocupa es cómo llegás a las paritarias. Vas a tener reclamos salariales en línea con la inflación de los primeros meses del año. Si ven que la inflación acelera van a pedir aumentos más elevados”.

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