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“La industria ocupa un rol marginal en la estrategia de desarrollo del Gobierno”

Martín Alfie, economista en jefe de la consultora RADAR, en diálogo con El Economista, opinó sobre la marcha del empleo, la industria, el comercio internacional y el desarrollo

20 diciembre de 2017

Por Juan Manuel Antonietta

En diálogo con El Economista, Martín Alfie, economista en jefe de la consultora RADAR, analiza la evolución de los principales temas económicos: empleo, industria, comercio internacional y desarrollo.

Hoy el empleo está repuntando, pero no se observa un dinamismo lo suficientemente grande en el empleo asalariado registrado, que crece solo 1,1% (muy cerca del 1% que crece la población). ¿Ese panorama cambiará cuando la economía consolide su expansión o el problema está en la matriz del crecimiento encarado por el Gobierno?

El empleo es claramente una de las patas débiles del proceso de recuperación económica. La elasticidad empleo-producto sigue en niveles bajos, sobre todo el del empleo registrado: durante el tercer trimestre el PIB creció 4,2% y los asalariados registrados solo 1,1%. Lo que más sube es el monotributo, asociado a empleos precarios, de menor calidad y peores salarios. La consolidación del crecimiento económico es una condición necesaria para que se sostenga la recuperación del empleo. Sin embargo, no vemos que la actividad se vaya a acelerar lo suficiente como para que baje significativamente el desempleo. Según nuestros cálculos, para que eso suceda, la economía debería crecer por encima del 3,7% en 2018. La matriz de crecimiento importa, y no es neutral: la industria destruyó el 5% de su empleo en los últimos dos años, y los sectores que tienden a absorber son construcción y comercio, que pagan peores salarios. El Gobierno debería prestar más atención a las transiciones laborales. El Programa de Transformación Productiva del Ministerio de Producción, que tiene como objetivo la reinserción de trabajadores expulsados de los sectores más afectados, tuvo un alcance limitado: apenas 1 de cada 5 inscriptos logró conseguir empleo.

¿Cómo le va a la industria en las Macrinomics?

La industria está entre los sectores con peor desempeño durante esta gestión. La debilidad del consumo masivo y la mayor laxitud de la política comercial impactaron negativamente. Este año muestra una mejor cara, aunque con evoluciones heterogéneas y lejos de recuperar lo perdido en 2016. Hay algunas iniciativas puntuales interesantes para el sector (por ejemplo, la Ley de Compre Argentino), pero creo que el Presidente dio señales que para él la industria ocupa un rol marginal en la estrategia de desarrollo económico. Esto es una lástima, ya que nuestro país acumula amplias capacidades productivas y tecnológicas en la industria, y, con políticas selectivas, articuladas y bien diseñadas, varios sectores podrían pegar un salto de calidad y cumplir un papel clave en la generación de empleo calificado y valor agregado local.

Desde el Gobierno afirman que los acuerdos comerciales son el camino hacia una economía más sana y desarrollada. ¿Qué beneficios se pueden esperar, por ejemplo, del acuerdo Mercosur-UE?

Los acuerdos económicos entre países desarrollados y no desarrollados tienen que contemplar las brechas productivas de manera que sean beneficiosos para ambos bandos porque, si no, refuerzan las asimetrías. En el afán de dar una “señal de apertura” al mundo, el Gobierno argentino cedió en varios puntos durante las últimas rondas de negociaciones, aceptando que se limite la utilización de políticas industriales, tecnológicas y comerciales que justamente son las que permiten reducir esas brechas y asimetrías. Además, en materia comercial, la UE mantiene posiciones restrictivas en los principales productos que Argentina podría exportar (por caso, carne), por lo que las ganancias en ese sentido serían limitadas. El beneficio sería la potencial llegada de inversiones extranjeras europeas al país para aprovechar la entrada a la UE sin arancel, algo que tampoco queda claro que vaya a suceder.

¿Argentina tiene que abrirse más para desarrollarse?

El país necesita aumentar sus flujos de comercio internacional para poder desarrollarse, pero no hay que caer en el “fetichismo de la apertura”. Es decir, lo que importa es más que nada la forma en la que te insertás en el mundo, las tareas que lográs mantener fronteras adentro y las habilidades laborales que demandan esas tareas. México es un ejemplo de economía que se abrió fuertemente en los últimos 25 años y no logró avances en términos de desarrollo. En tanto, la mayoría de los países que se insertaron exitosamente en el mundo no siguieron los libretos del librecomercio sino que encararon la apertura de manera cuidadosa, selectiva y planificada.

Hay un déficit de cuenta corriente creciente grande y se está sosteniendo con la deuda más que con dólares “reales”. ¿Es esperable que se revierta la tendencia?

En el corto plazo la tendencia se va a mantener, e inclusive profundizar. Nosotros proyectamos que el déficit de cuenta corriente pueda llegar al 5% en 2019 versus el 3,7% que cerraría 2017. El empeoramiento del balance comercial, el déficit turístico y el aumento del peso de los intereses son los principales factores. Hoy no vemos que haya un sector que pueda dar el salto exportador que permita revertir esa tendencia, más allá de algunos proyectos interesantes (por ejemplo, el litio). Hay que ver qué pasa con los servicios intensivos en conocimiento, que muestran un ritmo elevado de crecimiento de sus exportaciones (+30%), pero todavía representan un monto menor en relación al comercio de bienes (US$ 5.500 millones anuales).

Además del litio y los otros sectores que mencionó, ¿desde dónde vendrán los dólares “reales” para afrontar las obligaciones externas?

Es la gran pregunta: todos sabemos que Argentina no puede seguir endeudándose por mucho más tiempo a este ritmo. El Gobierno era mucho más optimista con respecto a la Inversión Extranjera Directa (IED) para financiar el déficit de cuenta corriente, como sucede en el resto de los países de la región. El ingreso de IED en Latinoamérica es 3,5% del PIB en promedio mientras que acá no llega al 1%. Sin embargo, los resultados no son alentadores hasta el momento: en estos dos años la IED siguió en niveles bajos. La apuesta ahora parecen ser los acuerdos de libre comercio.

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