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“Una ciudad resiliente implica pensar en la integración social”

El Economista dialogó con David Groisman, director general de Gestión Estratégica, Secretaria General y de Relaciones Internacionales de la Ciudad

29 septiembre de 2017

Entrevista a David Groisman GCBA Por Alejandro Shaw

El concepto de resiliencia está de moda. Suele verse en las búsquedas laborales y los CV. En muchos artículos periodísticos que dan “consejos para ser una persona resiliente”. Proviene del vocablo latín resiliens: saltar hacia atrás, rebotar, replegarse y, según la Real Academia Española se entiende como: la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos; y la capacidad de un material, mecanismo o sistema para recuperar su estado inicial cuando ha cesado la perturbación a la que había estado sometido. Incluso, hay ciudades que buscan aplicar esta habilidad a su estructura. David Groisman, director general de Gestión Estratégica, Secretaria General y de Relaciones Internacionales de la Ciudad, explicó a El Economista qué es una ciudad resiliente.

¿Qué es la resiliencia urbana y de dónde nace el concepto?

La resiliencia urbana es la capacidad de las personas, las comunidades, las empresas, las instituciones y los sistemas que componen una ciudad de sobrevivir, adaptarse y salir fortalecidos independientemente de los impactos agudos o las tensiones crónicas a las que se vean expuestos. La resiliencia no se ciñe únicamente a la capacidad de los gobiernos de dar respuesta a desastres naturales. Es más bien una estrategia de desarrollo, una estrategia proactiva y holística de disminución y manejo de riesgos futuros. No se enfoca solo en la respuesta a hechos fortuitos, sino también en las tensiones crónicas que pueden magnificar las consecuencias negativas de esas eventualidades. Ser una ciudad resiliente implica, por ejemplo, pensar en políticas de integración social y, al mismo tiempo, pensar cómo se está preparando la ciudad para los empleos del futuro.

¿Hay alguna ciudad modelo en la que se inspira el plan Buenos Aires Ciudad Resiliente?

Buenos Aires trabaja en su estrategia de resiliencia con el apoyo de dos grandes redes globales: 100 Ciudades Resilientes, y la red “Desarrollando Ciudades Resilientes” de la Oficina de Naciones Unidas para la Reducción de Desastres (UNISDR). Estas dos redes acercan a Buenos Aires a ciudades de todo el mundo y permiten adaptar soluciones que fueron aplicadas con éxito en otras regiones al contexto local. Por ejemplo, soluciones habitacionales y de integración urbana, como en Medellín; de integración en transporte, como en París. O de gobernanza metropolitana, como se hizo en Santiago de Chile. Buenos Aires es una ciudad global, y la estrategia de resiliencia administra el presente con la mirada puesta en el futuro como lo hicieron y lo hacen las grandes ciudades del mundo.

¿Cuáles son los objetivos del plan?

La estrategia de resiliencia tiene como objetivo definir acciones y políticas que hagan de Buenos Aires una ciudad más resiliente en materia de medio ambiente y cambio climático; integración social, urbana y movilidad; empleo, educación y desarrollo económico; y gestión de riesgos y seguridad. La estrategia apunta a diseñar proyectos integrales con una mirada resiliente, que implica entender cómo cada uno de estos ejes impacta en el desarrollo y en el crecimiento sostenido y equilibrado de la ciudad.

¿Qué tipo de problemas o tensiones se deben abordar en Buenos Aires?

La visión clásica de la resiliencia mira únicamente la respuesta a impactos o a riesgos como las inundaciones. La visión integral de la resiliencia, como la que estamos trabajando en la Ciudad, considera también las tensiones crónicas, como la desintegración social. En este sentido, los problemas que afectan a Buenos Aires son los mismos que afectan a cualquier gran ciudad global: temas de tránsito y congestión, contaminación y cambio climático o qué desafíos suponen para el sistema educativo los empleos del futuro. Tiene también que ver con diseñar y pensar una ciudad inteligente, con participación ciudadana y que integre una mirada metropolitana: la Ciudad no puede pensarse independientemente de su área metropolitana.

¿Con qué organismos e instituciones se necesita trabajar?

En el ámbito internacional, lo hacemos con el apoyo de la ONU y 100 Ciudades Resilientes, que nos permite traer a Buenos Aires las mejores experiencias de otras ciudades globales. En el ámbito local, el programa Buenos Aires Resiliente creó un Consejo de Resiliencia compuesto por funcionarios de todos los ministerios, justamente porque es una estrategia transversal. Trabajamos con todas las áreas de gobierno, desde Salud y Educación, pasando por Defensa Civil y Desarrollo Urbano. También trabajamos e incorporamos la mirada de actores externos al gobierno: la sociedad civil, el sector privado, la academia. La resiliencia implica planificar y adaptarse a los nuevos desafíos, permitir que shocks externos o tensiones latentes a la ciudad no la desvíen de su trayectoria de desarrollo. En tal sentido, no hay resiliencia sin largo plazo, y como ciudad global Buenos Aires está trabajando en adaptarse a este nuevo mundo urbano, donde las ciudades albergan grandes desafíos y oportunidades.

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