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A la espera de la Corte EE.UU.

¿El país se acerca al crédito externo?

06 junio de 2014

No es fácil responder cuál será la herencia que dejará el kirchnerismo porque estamos en un escenario dinámico y con un Gobierno que, en los hechos, se muestra activo en varios frentes y animado a tomar decisiones vedadas un tiempo atrás. Así las cosas, los pronósticos sobre la situación de la economía en 2015 suelen ser efímeros, es decir, equivocados.

En el flanco en el que más movedizo se lo ve al Gobierno es en el externo. El último mojón fue el plan de pagos acordado con el Club de París, pero no fue el único ni será el último. La lista la integran el acuerdo entre el Estado y Repsol por la expropiación del paquete mayoritario de YPF; el pago de juicios en el CIADI; el avance en la agenda con el FMI, mediante la regularización estadística; la adopción de una postura menos recalcitrante en el litigio del país con los holdouts en la Justicia de EE.UU. y el acercamiento a los organismos multilaterales, entre otras.

¿A qué se debe la repentina búsqueda de normalizar las relaciones financieras con el mundo, objetivo que no estuvo presente en los últimos años? La necesidad más que la convicción. “Es muy sugestivo que tras trece años en default con el Club de París, Kicillof haya precipitado el acuerdo apenas un par de semanas antes de este dictamen final. Evidentemente, primó el interés por lavar la imagen de deudores recalcitrantes que quedara instalada en instancias previas del juicio, en un intento postrero por conmover a los jueces”, sostiene Federico Muñoz en su último informe.

Lo que ocurra en la Justicia de EE.UU. en los próximos días será una prueba de la efectividad de esta actitud más market friendly del país. Una resolución favorable acelerará la intención oficial de hacerse de dólares frescos en el mercado voluntario mientras que una desfavorable alejaría esa posibilidad y, en rigor, traería varios dolores de cabeza al equipo económico.

El mercado aguarda la decisión de los jueces de EE.UU. con cautela. “La noticia del acuerdo con el Club de París no tuvo un impacto positivo de relevancia sobre la evolución del tipo de cambio y del precio de los activos financieros locales”, dicen desde ACM, y creen que, en caso de una decisión favorable, podría haber un rebote en las cotizaciones, pero no un gran rally: “Si finalmente se confirma el escenario que consideramos más probable, es decir, que intervenga el Procurador General en el proceso judicial, las cotizaciones de los bonos y de los activos financieros en general podrían mostrar una recuperación en la medida que se despejaría un escenario crítico (i.e. default técnico) a corto plazo. Sin embargo, nuestra opinión es que incluso en un escenario de este tipo, la mejora en los precios debería ser más bien moderadas y las posibilidades de acceder al financiamiento voluntario en forma significativa aún se mantendrán relativamente acotadas”.

Todo tiene un costo, y a Repsol y al Club de París (y eventualmente a los buitres) hay que pagarles. El Gobierno se aseguró que la mayor parte se pague después de 2015. No son cifras alarmantes, y menos para un Gobierno market friendly como el que, todo indica, arribará en diciembre de 2015.

En términos agregados, sin embargo, la Argentina seguirá siendo un país de bajo endeudamiento. “Algunos colegas tienden a cuestionar los últimos pasos del gobierno ?en particular, los acuerdos con Repsol y el Club de París? por cuanto ?dicen? aumentarán sustancialmente la deuda pública, dejando una pesada carga para el próximo gobierno. A nuestro juicio, este argumento es improcedente. El último dato oficial de deuda pública es al tercer trimestre de 2013 y el pasivo total trepaba a US$ 201.000 millones; el equivalente a apenas 32,4% del PIB (en la nueva base 2004). Hay que tener en cuenta además que el 60% de la deuda es intrasector público, por lo que el pasivo en manos de acreedores privados y multilaterales representa menos de 13% del PIB. La deuda pública era muy baja entonces y lo seguirá siendo tras estas últimas decisiones. El aumento de la deuda asociado a los pagos a Repsol y el Club de París representa menos de 2% del PIB”, sostiene el economista Federico Muñoz.

¿Qué hará finalmente el Gobierno? La pregunta comenzará a ganar volumen una vez que se expidan los supremos de EE.UU. y que la liquidación de agrodólares afloje (por ahora, calculan en el BCRA, quedan US$ 20.000 millones). ¿El Gobierno hará una emisión, tomará deuda, refinanciará capital, hará roll-over, le permitirá a las provincias y las empresas que se endeuden afuera, llegarán las tan mentadas inversiones extranjeras? De lograr abrir la canilla del crédito en una magnitud considerable (como mínimo, US$ 5.000 millones), el Gobierno logrará financiar una transición sin sobresaltos cambiarios y evitar profundizar la recesión para conseguir dólares y, quien asuma en 2015, tendrá una agenda de normalización financiera mucho más despejada, la posibilidad de acceder al crédito externo más cercana y, también, la obligación de pagar buena parte de la deuda con Repsol y el Club de París. Según Nicolás Dujovne, las chances de una emisión soberana (la primera desde 2008) aumentarán una vez que los bonos locales en dólares que vencen a partir de 2018 perforen el rendimiento de 10%. El Bonar 2024, por caso, rinde 11%.

Hay otros, más escépticos, que recuerdan que el gasto público no ajustó todavía (y el Gobierno parece no dispuesto a ceder, especialmente en lo referido al gasto social) y advierten la peligrosidad de volver a endeudarse para financiar gasto corriente y de atrasar nuevamente el tipo de cambio, una tentación recurrente. De darse ese escenario, es posible que la herencia sí sea algo más problemática.

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