¿Cuál es el germen de la crisis europea? Según la visión del mainstream, se trata de una crisis fiscal causada por un gasto público excesivo y una brecha de competitividad entre el Norte y el Sur. La solución, según esta visión, es cerrar esa brecha mediante políticas fiscales expansivas y reducciones salariales. Así comienza una carta firmada por varios economistas (Amit Bhaduri, Gabriel Palma, Sergio Cesaratto y Thomas Boylan, entre otros) que ofrece un diagnóstico y una solución alternativa a la crisis de la eurozona.
Para estos economistas, la raíz es una falla institucional de la arquitectura de la unión monetaria: la falta de un prestador de última instancia; escasa coordinación fiscal y salarial, y mercados financieros internacionales muy líquidos, poco regulados y dispuestos de financiar cualquier desequilibrio al interior de la unión monetaria.
De esa manera, se crearon dos modelos de crecimiento mutuamente dependientes. Uno mercantilista y export-led en el Norte que fue sostenible por un Sur traccionado por la deuda (fácilmente financiada) y que acumuló déficit comerciales y una creciente deuda pública y privada. Luego de la explosión de la crisis, la deuda privada se convirtió en deuda soberana. La austeridad posterior sólo ha elevado el desempleo y, de prolongarse, desembocará en una depresión (si es que algunas economías, como Grecia, ya no están en una de ellas), dicen los firmantes.
¿Qué soluciones proponen? Que el Banco Central Europeo (BCE) actúe como prestamista de última instancia; regulación de los mercados financieros y división de la banca privada de la comercial y políticas monetarias que permitan estrategias fiscales expansivas para reanimar el crecimiento y el empleo que, según los economistas, no causarán alzas inflacionarias en este contexto de alto desempleo. Por último, recomiendan estímulos al consumo, vía alzas salariales, en los países del coro, como Alemania (“la política salarial alemana es una parte importante de la solución”, argumentan).
