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La IA impacta directamente en la demanda de energía global y eso puede aumentar las emisiones de carbono que calientan al planeta

Luces y sombras de la inteligencia artificial en la era de la sustentabilidad: innovación con impacto, consumo energético y la oportunidad argentina.

23 septiembre de 2024

La inteligencia artificial se ha vuelto una herramienta cotidiana. La irrupción de la IA generativa a través de ChatGPT hace menos de dos años hizo que, de forma sorprendentemente veloz, hoy esté presente en hogares, instituciones y empresas a través de diversos formatos y sistemas que automatizan tareas, personalizan experiencias y optimizan procesos, entre otras cosas. Fue tal la velocidad del cambio que algunas preguntas sobre sus consecuencias, como la perspectiva de sustentabilidad, se están empezando a hacer en este momento.

Y surgen los contrastes. A las soluciones innovadoras que pueden conllevar dilemas, debates e incluso conflictos sociales, también hay que sumarles una preocupación reciente: el consumo excesivo de energía. Pero el debate no termina ahí.

Empecemos por lo más reciente. Recientes estudios muestran que la IA impacta directamente en la demanda de energía global y eso puede aumentar las emisiones de carbono que calientan al planeta. Analistas de Wells Fargo sugieren que, debido a las exigentes necesidades de entrenamiento de la IA, la demanda de electricidad de EE.UU. aumentaría 20% para 2030.

La principal causa es el requerimiento de energía que tienen los centros de datos. Utilizada para entrenar modelos de lenguaje, es mayor a la de un microchip promedio y emite incluso más calor. Actualmente, cada vez son más los data centers que se activan, por lo que las proyecciones de consumo aumentan exponencialmente: Goldman Sachs predijo que la IA representará el 8% del consumo energético de EE.UU. en 2030, comparado al 3% actual.

Las grandes tecnológicas, que suelen tener ambiciosas metas en términos de disminución de su huella ambiental, lo están sufriendo. 

  • Google reportó recientemente un dato no sólo interesante, sino alarmante. Emitió en 2023 un 48% de CO2 más que en 2019 y el principal apuntado es la IA. 
  • Microsoft también aumentó casi un 30% el año pasado en comparación con 2020, mientras que Meta tuvo una suba de sus emisiones del 66% entre 2021 y 2023. Estas métricas se dan de lleno contra los proclamados objetivos de estas empresas e incluso de los países donde operan de alcanzar la carbono neutralidad (o incluso convertirse en carbono positivos) en los próximos años.

Mientras crece esta preocupación, la IA continúa haciendo un aporte en términos de sustentabilidad que no puede ser obviado. 

Según un informe reciente del Foro Económico Mundial, la inteligencia artificial se perfila como una herramienta estratégica para el 75% de las empresas. Además de optimizar procesos internos, esta tecnología presenta un gran potencial para abordar los desafíos ambientales actuales y contribuir a un futuro más sostenible.

Según Boston Consulting Group, para el 87% de las personas, esta tecnología es una herramienta muy útil para la lucha contra el cambio climático debido a su capacidad para recopilar, completar e interpretar los conjuntos de datos sobre las emisiones de gases a nivel mundial. Y el potencial está todavía por explorarse.

En la cuestión trascendental de los recursos hídricos, un grupo de investigadores del Instituto Mines-Telecom en Francia, está estudiando la influencia del cambio climático en los océanos con la ayuda de la IA. El equipo francés elaboró con inteligencia artificial distintos modelos en 3D para estudiar con mayor detalle el comportamiento de los océanos a partir de datos de teledetección recorridos por satélite. Con esta investigación, los científicos pudieron conocer el impacto de la crisis climática en los océanos como las corrientes y el  incremento de concentraciones de CO2.

En el sector agrícola, la IA empieza a hacer su aporte para la producción de cultivos más saludables, la optimización y la predicción de problemas. La agricultura de precisión utiliza herramientas como sensores, software y el Internet de las cosas (IoT) para recopilar datos y convertirlos en información útil. Con esta herramienta, se puede facilitar la previsión del rendimiento de los cultivos y se han podido detectar enfermedades de las plantaciones.

En una esfera más acotada, pero que muestra el potencial de la IA, está la organización WildTrack, que se encuentra desarrollando una tecnología innovadora que combina inteligencia artificial y el reconocimiento de huellas individuales de los animales para revolucionar la forma en que se estudia y monitorea la vida silvestre. 

Este proyecto puede cambiar el rumbo de la investigación de faunasalvaje al identificar  sus comportamientos a partir de fotografías de sus huellas.

Mientras nadie puede frenar el avance de esta tecnología, la inteligencia artificial muestra sus ventajas y desventajas en un contexto en el que la sustentabilidad es cada vez más importante. En el balance para organizaciones y regulaciones, se trata de aprovechar las oportunidades y buscar cómo solucionar las amenazas, en particular, en este caso con el consumo excesivo de energía.

En ese sentido, se enciende una luz de oportunidad para el país de la mano de las energías renovables. Argentina dispone de potencial eólico en cerca del 70% de su territorio y con  factores de capacidad entre los más altos del mundo. 

A partir del probado potencial de la Argentina en estos términos y sumado a las ventajosas condiciones climáticas por ejemplo, de nuestra Patagonia, el país puede producir la energía que necesita la IA de manera limpia y generar un entorno eficiente para la instalación de centros de procesamientos de datos. Sin dudas, es una ventana para potenciar nuestro desarrollo y las inversiones que necesitamos, que aparecen entre las luces y sombras de la Inteligencia Artificial.

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