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“Tendremos dos o tres años de déficit comercial”

26 octubre de 2016

Entrevista a Miguel Ponce, Director del Centro de Estudios para el Comercio Exterior del Siglo XXI

Para Miguel Ponce, ex subsecretario de Industria y Comercio, y especialista en comercio exterior, la prioridad de la Argentina debe seguir siendo el fortalecimiento del Mercosur, como plataforma para luego negociar con otros países o bloques económicos. En ese contexto, alerta sobre una preocupante tendencia a la primarización de las ventas externas y menor participación de los bienes industriales entre los principales rubros exportados. En diálogo con El Economista, Ponce aseguró que las exportaciones se incrementarán a partir de mejorar la competitividad y no por corregir el tipo de cambio.

¿Cuál es hoy la tendencia del comercio exterior de la Argentina?

Hay que acostumbrarse a la idea de que vamos a tener dos o tres años de déficit en la balanza comercial. Se supone que, tal cual dicen algunos analistas económicos la economía crecerá entre 3% y 5%, por cada punto de crecimiento hay tres puntos de crecimiento de las importaciones. Esto es porque en este momento el 85% de lo que se importa en la Argentina son insumos (partes y piezas, bienes de capital) para la industria, para el campo y para la infraestructura de servicios públicos y privados. El hecho de que aumenten los niveles de producción y de actividad hace que se importen más insumos.

O sea que no parece ser tan fuerte el ingreso de bienes finales, como argumentan desde algunos sectores.

Menos del 12% del total importado son productos finales de consumo. Tenemos que desdramatizar esta situación. Preparémonos, porque hasta ahora tuvimos una balanza superavitaria, a partir de ahora vamos a tener, si los hechos se dan como se prevén, si realmente hemos tocado fondo en el mercado interno, si empiezan a confirmarse estos brotes verdes, va a ser habitual tener déficit comercial.

Mucho más que las importaciones me preocupan las exportaciones, porque sigue aumentando la primarización de nuestras exportaciones. Cada vez pesa más el proceso de exportación de commodities agrícolas que de las manufacturas de origen industrial (MOI). Han ido retrocediendo el peso dentro de nuestras exportaciones de todo lo que tiene valor agregado, y dentro de eso también ha ido retrocedido el peso de las pymes. Es decir, se sigue produciendo como en el gobierno anterior un proceso de concentración de nuestro comercio exterior, particularmente las exportaciones y encima con mayor grado de primarización.

¿Qué lectura hace de las conversaciones en la región respecto de un acuerdo comercial con China?

Hace seis años que China hizo una propuesta para un tratado de libre comercio y todavía no les contestamos. Igual creo que esto recién empieza. Mientras en Uruguay entienden que el presidente Macri les dio un aval para que en caso de que el Mercosur en su conjunto no cierre un tratado de libre comercio con China se le va a permitir a Uruguay que lo haga, yo tengo otra lectura. Creo que el Presidente dijo que vamos a llevar esto al Mercosur, a charlar con Brasil y Paraguay para que vayamos todos juntos, pero esto no implica que si no hay acuerdo se otorgue a Uruguay la posibilidad de negociar solo. Sería decretar la muerte del Mercosur. Esto iría contra Ouro Preto, contra los tratados de Asunción, todo lo que implica una zona de libre comercio.

Hay que volver a establecer las prioridades, la prioridad uno es fortalecer el Mercosur y volver al viejo lema según el cual 'las enfermedades del Mercosur se curan con más Mercosur'. En segundo lugar, acelerar el acuerdo Unión Europea-Mercosur y tercero, otras áreas, entre ellas el Pacífico, el Acuerdo TransPacífico (TPP), hablar lo de China, Rusia, ver qué pasa con el sudeste asiático.

Volvamos a esas prioridades porque algunos creen que es lo mismo ir al Pacífico que cerrar un acuerdo con Unión Europea. Entendemos que debiera ser este orden, en el que tenemos más acuerdo en el Mercosur y también en Argentina.

Además, en estos acuerdos generales hay que mirar a qué sectores se beneficia y perjudica con la apertura.

Por supuesto. Todo acuerdo de libre comercio implica oportunidades y también riesgos. El tema es ser absolutamente inteligentes para que esta integración termine siendo lo más favorable y lo menos perjudicial para nuestros propios intereses. Esto implica que ya hoy deberíamos estar aplicando a full todas las herramientas que la propia Organización Mundial de Comercio nos brinda. Procedimientos antidumping, aplicar las normas de calidad y las restricciones -el INTI puede ser de mucha utilidad para esto?, utilizar las reglas de salvaguarda cuando uno nota que la competencia externa es desleal, aunque muchas veces esto es difícil de probar.

Hemos puesto a disposición del Gobierno la agenda de la competitividad, esto implica tomar medidas fuera de fronteras, tratados, mejorar acuerdos parciales, acuerdos sectoriales, el rol de nuestras agregadurías comerciales, etcétera. Luego medidas hacia adentro, las primeras las tiene que tomar el propio Gobierno, la competitividad sistémica, que nos falta en términos de bajar los costos, que en estos momentos nos quitan de mercado, hagamos lo que hagamos.

Se habla mucho de atraso cambiario. ¿El tipo de cambio actual permite un crecimiento de las exportaciones?

Sin duda que no, pero no me quiero quedar en la fácil de decir que si tocamos el tipo de cambio automáticamente pasamos a exportar. Alinear el tipo de cambio, particularmente con los de la región, con el principal cliente, que es Brasil, va a impedir que situaciones como se dan en estas economías de frontera, colas y colas de autos yendo nuestra gente a comprar afuera. Esto básicamente tiene que ver con el tipo de cambio, pero no alcanza.

¿Cómo está funcionando hoy el SIMI, el nuevo sistema de comercio exterior?

El comercio exterior administrado llegó para quedarse, pero es muy distinta la situación que se vivía cuando la herramienta principal eran las DJAI a ahora que está el SIMI. Es un avance pero nos pareció excesiva la cantidad de posiciones arancelarias con licencias no automáticas (LNA), algunas de las cuales inclusive abarcan productos que ni siquiera se fabrican en el país. Pasamos de 600 que tenía Moreno cuando fueron derogadas, a 1.390 el 23 de diciembre cuando empezó el SIMI. Algunas ya se han corregido. Las LNA están funcionando mejor pero ha vuelto algún grado de arbitrariedad y están tardando un poco en salir.

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