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“La caída de la actividad económica nos pegó fuerte”

Entrevista a Federico Hellemeyer, Presidente de la Asociación de Fábricas Argentinas Terminales de Electrónica (Afarte).

07 octubre de 2016

La industria electrónica es la actividad más importante de Tierra del Fuego y las treinta y dos empresas radicadas allí representan el 55% del total de empresas privadas en la provincia. Pero en un contexto de caída de la demanda y del poder adquisitivo, el sector atraviesa un momento complejo. Federico Hellemeyer, flamante presidente de la Asociación de Fábricas Argentinas Terminales de Electrónica (Afarte), dialogó con El Economista sobre los precios al consumidor, las perspectivas para 2017 y la prórroga del régimen de promoción sectorial.

¿La industria electrónica de Tierra del Fuego está sufriendo la caída del consumo?

Este sector depende 100% del mercado interno, no exportamos y la caída de la actividad económica nos pegó porque los bienes durables de consumo son las primeras cosas que el consumidor retrae en su compra. El celular quizás es distinto porque tiene una tasa de recambio muy alta, además es bien muy aspiracional, dentro de su ciclo de vida está en un punto de muchísima evolución. Los demás (climatizadores, televisores, informática, cocinas, microondas) son más maduros, aunque también tienen su cuota de cambio tecnológico.

¿En qué porcentaje cayó este año?

Estimamos que hubo una caída entre el 10 y el 20%, dependiendo de la línea. Ya en el primer semestre de 2015 costó muchísimo conseguir las divisas para importar los insumos, y hubo un crecimiento de la producción en la segunda mitad de 2015. En números gruesos, dependiendo de la línea, tenemos una caída como muy baja del 12% y como muy alta 19 o 20%.

¿Hubo rebote en algún momento del año?

Algunos sectores empezaron a ver cambios en agosto. Muy poco, hubo un mínimo sostenimiento en la demanda de televisores. Esto tiene su explicación, en gran medida, en que los precios están destruidos, por el piso. Con una devaluación de 66% en diciembre y una inflación del 40%, el televisor prácticamente no cambió de precio desde diciembre. En parte por la falta de demanda se mantuvieron esos precios y también por la existencia de stock en el canal de comercialización. Además, cuando la inflación empieza a ralentizarse, juega mucho el tema de los precios relativos. Si uno se fija lo que cuesta un jean o una cartera de mujer y lo compara con un televisor LED de 32 pulgadas, se ve que un par de zapatos cuesta $2.000 o $3.000 y el televisor $4900, da la sensación que está barato.

Conjeturamos que esta es una de las razones por las que se produjo un cierto sostenimiento de la demanda de televisores. De hecho es el único de los tres grandes productos en el cual estimamos el mantenimiento de los niveles de demanda y producción. En el resto de las líneas hay corrección a la baja.

¿Cuáles son las previsiones para 2017?

Equipos de aire acondicionado en el 2015 se fabricaron 1,8 millones de unidades, en 2016 estimamos alrededor de 1,4 y en 2017 lo mismo. En televisores tenemos los tres años una demanda pareja y una producción que está en torno a 3 millones y en celulares hay una bruta caída que fue en 2015 de 12 millones, cuando impactó mucho la falta de divisas para importar insumos en la primera mitad de 2015, un 2016 que rondará los 9 millones y un 2017 en el que estimamos que se va a producir lo mismo.

Pero en celulares hay unos 2,5 millones de equipos comercializados ilegalmente en la Argentina, que entran ilegalmente o con infracciones como la gente que viaja y trae sus celulares. Es decir que esos 2,5 millones más los 9 millones nos acercarían a los 12 millones de 2015. Es decir, que en este producto nos está impactando este fenómeno de importación informal, que es el contrabando.

En esta coyuntura ¿cómo está el tema inversiones?

Desde el año 2009 a la fecha este sector invirtió US$ 500 millones en su línea de producción en la isla. En este momento, grandes inversiones no hay por dos motivos: por un lado, por la hipótesis de retracción de consumo y de redimensionamiento un poco del sector, y en segundo lugar porque nuestro sector creció al abrigo de una promoción económica, que es la 19.640, cuya fecha de vencimienta es en el año 2023. Esta fecha, independientemente de toda discusión sobre prórroga genera incertidumbre para planificar. Con un agravante, que es que el régimen espejo que hay en el Mercosur, que es Manaos, fue prorrogado.

¿Eso les hace presuponer que podría ser prorrogado también?

No se puede presuponer eso, lo que ocurre es que lo convierte en un objetivo para el sector porque cuando las marcas estudian dónde invertir para fabricar sus productos, comparan beneficios en un lugar y el otro, y automáticamente nos lo pone como objetivo, independientemente de la voluntad propia del sector.

¿Cuáles son hoy las prioridades de la agenda del sector?

Nos sentimos interpelados por el Gobierno y también por la opinión pública, respecto de la necesidad de bajar los precios de nuestros productos. Puntualmente, los que tienen que ver con la actividad productiva (informática, celulares). Hay un montón de productos en la Argentina que están más caros que en mercados con los cuales es dable comparar a nuestro país, Brasil, Chile, Colombia, Perú, Bolivia, Paraguay, Uruguay, ni hablar si nos comparamos con Estados Unidos. Los ejemplos clásicos con automotriz, textil, calzados y electrónicos también es uno de ellos.

Por alguna razón, el producto electrónico tiene una visibilidad altísima y por eso la gente reclama que lleguen a la góndola a un precio más bajo.Lo que venimos haciendo y es nuestra prioridad es trabajar sobre la competitividad para lograr bajar el precio de venta al público de esos productos. También estamos trabajando con el gremio en el mantenimiento de las fuentes de trabajo en Tierra del Fuego, y estamos procurando a instalar lentamente la necesidad de darle un marco de previsibilidad al régimen para que puedan volver las inversiones y los proyectos industriales.

Es decir, que por el momento no esperan un 2017 que suponga un despegue como en otros sectores.

No nos planteamos un rebote de la economía como hipótesis de trabajo porque precisamente, estamos haciendo el mayor esfuerzo posible para que los precios de los productos sean más accesibles. Los indicadores también indican que habría un rebote de la actividad el año que viene, del 3 o 3,5% y desde ya que eso significaría un repunte de los productos electrónicos.

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