Ya es un lugar común señalar las dificultades a nivel logístico e ineficiencias en los procesos de transporte, distribución y burocracia estatal como uno de los principales aspectos para mejorar la competitividad de la economía argentina. En diálogo con El Economista, Nicolás Casanello, dedicado a la gestión de operaciones de comercio exterior, consideró que “es necesario dotar de mayor competitividad a nuestras productos” y agregó que la cuestión “no pasa sólo por una reducción de costos, sino también por agilizar u optimizar esa secuencia que empieza en la producción, sigue por trasladar de manera óptima la mercadería hasta los puertos de embarque, y luego sí, exportarla hacia los mercados de destino”
¿Dónde ve el principal cuello de botella a nivel de transporte?
Es difícil hacer un diagnóstico general o aplicar la misma regla para distintos productos. Un productor de maíz de Salta, no tiene la misma rentabilidad que un productor de Santa Fe o Entre Ríos. En producción primaria, granos, cereales, derivados de soja y demás, claramente necesitamos sustituir y modificar la actual matriz de transporte, donde el gran porcentaje de la carga del flete interno se realiza vía camión. Debemos reemplazarla por el ferrocarril o incluso la vía fluvial, de modo tal que la carga del noroeste pueda ser despachada desde los puertos de Formosa, Barranqueras, de Corrientes, Itá Ibaté o Reconquista en Santa Fe. Estos productos, cuanto menos tiempo permanezcan sobre la ruta, más competitividad y mejores condiciones para ser exportados.
Como despachante de aduana ¿cree que hay demasiada burocracia para mover la carga?
Visto en perspectiva está mejorando mucho, la gestión actual está poniendo mucha atención en tratar de despapelizar el comercio exterior y mejorar esta secuencia de exportación e importación. No se trata sólo de agilizar y facilitar, también se trata de dotar de mayor transparencia a estos trámites de comercio exterior. Darle mayor previsibilidad y seguridad, es decir, que no dependa del humor de un funcionario ver qué tipo de control va a aplicar, si es exhaustivo o no. La mayor profundidad de los controles termina por encubrir presiones a los importadores y exportadores y, por supuesto, todo esto conspira contra el desarrollo y la internacionalización de las empresas.
El propio Presidente y funcionarios del Gobierno ponen el acento en toda la cuestión gremial (estiba y/o practicaje) asociada a los puertos. ¿Cómo ve este aspecto?
Recientemente, se acordaron algunas reducciones en los gastos de estiba, lo cual es una noticia positiva, sobre todo para el complejo agroexportador, porque son costos soportados por el exportador que inciden en el precio FOB, en los números que le terminan quedando al embarcador. Respecto del practicaje, la situación es un poco más compleja. Todo debate sobre el rol de profesionales que aporte a mayor competitividad, es bienvenido pero tengo mis dudas de que esta reducción de los costos de practicaje pueda redundar en una mejora de la competitividad de las exportaciones argentinas porque estos costos son soportados por los armadores de los buques, con lo cual no son números que, en principio, sean trasladados al exportador. Ignoro si en esta discusión están puestas todas las cartas sobre la mesa, sí entiendo que al menos en la agenda de los medios se escucha con mucha vehemencia la voz del Gobierno y creo que también es importante la voz de la otra parte. Recientemente, el Gobierno ha modificado reglamentaciones para la exportación de productos alimenticios, ha facilitado la intervención de organismos bromatológicos para el ingreso de productos alimenticios. Se trata de medidas que celebramos las empresas y los profesionales del comercio exterior y creo que sería muy positivo que esto mismo sea proyectado en otros ámbitos.
