Mientras el mundo observa con preocupación la actual crisis en Ucrania, China, que llegó a acusar a Estados Unidos de exagerar la situación, continúa presionando a Taiwán.
En 1949, el Kuomintang, que fue derrotado en la guerra civil china por el Partido Comunista de Mao Zedong, huyó a Taiwán y estableció la República de China. Por su parte, Mao creó la República Popular de China y, desde ese momento, Pekín considera al archipiélago como una provincia rebelde.
En este sentido, ayer el portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores chino, Hua Chunying, descartó cualquier vínculo entre los problemas de Ucrania y Taiwán.
“Taiwán no es Ucrania. Taiwán siempre ha sido una parte inalienable de China. Este es un hecho legal e histórico indiscutible", agregó.
Estas declaraciones se dan en un contexto en el que el Gigante Asiático, consciente de que actualmente la prioridad de EE.UU. es Europa, ha incrementado la presión de sus fuerzas sobre el archipiélago en disputa.
En Occidente creen que deben ser firmes con Rusia en Ucrania. Sería un mensaje por elevación a Pekín de que, si se “mete” con la codiciada isla, podría ser tan afectada como Rusia.
Por su parte, Tsai Ing-wen, presidenta de Taiwán, les ordenó a todas las unidades militares y de seguridad que "deben aumentar su vigilancia y alerta temprana sobre desarrollos militares alrededor del estrecho de Taiwán".
Además, dijo que, pese a que Taiwán y Ucrania son fundamentalmente diferentes en términos de geografía y cadenas de suministro internacionales, se parecen “frente a las fuerzas extranjeras que intentan manipular la situación”.
Otro temor taiwanés es que EE.UU. ponga todos sus esfuerzos en el este de Europa y descuide esa región de Asia. EE.UU. podrá ser la mayor potencia militar mundial, pero encarar dos frentes de conflicto bélicos (y nada menos que con China y Rusia) podría ser demasiado.
