Tras una nueva decisión de Joe Biden para prohibir las inversiones estadounidenses en sectores tecnológicos claves de China, la preocupación de los inversores va en aumento, ya que temen que la tensión entre las dos economías más grandes del mundo siga en aumento.
La medida de Biden busca evitar que el capital y la experiencia de su país ayuden a la modernización militar de China y dañen la seguridad nacional de EE.UU.
Esta medida también generó gran repercusión en el Reino Unido, uno de los principales aliados de Washington, que aún está analizando cómo responder a la misma.
Un portavoz del gobierno del primer ministro, Rishi Sunak, dijo que la orden ejecutiva brindó una claridad importante sobre el enfoque de los EE. UU.: "El Reino Unido considerará estas nuevas medidas de cerca mientras continuamos evaluando los posibles riesgos de seguridad nacional asociados a algunas inversiones".
Hasta el momento, Reino Unido es uno de los países que más al pie de la letra sigue los lineamientos estadounidenses, incluyendo la prohibición de que Huawei coloque tecnología 5G en sus territorios y prohibiendo que sus funcionarios utilicen TikTok.
Sin embargo, Londres también ha buscado recientemente estabilizar su relación con Pekín: el secretario de Relaciones Exteriores, James Cleverly, expuso el nuevo enfoque de Gran Bretaña en abril y dijo que buscaría protegerse limitando las amenazas a la seguridad nacional que plantea China mientras participa en áreas como el comercio, la inversión y el cambio climático.
Los datos oficiales muestran que China no es un destino importante para la inversión extranjera británica, con una cifra de 10.700 millones de libras a fines de 2021, en comparación con los 461.400 millones de libras de EE. UU.
