Jerome Powell se presentó hoy en el Senado de Estados Unidos para hacer su informe sobre la política monetaria y admitió que la suba de las tasa de interés para frenar la inflación, que alcanzó al 8,6% anual en mayo, su mayor registro en cuarenta años, afectará el nivel de actividad. Aclaró que la Reserva Federal “no busca provocar una recesión ni cree que sea necesario hacerlo, pero es esencial reducir la tasa de inflación”.
Powell sostuvo que aspira a lograr un aterrizaje suave de la economía, es decir que baje la inflación sin provocar una contracción, aunque reconoció que no será sencillo lograr ese objetivo. En otro tramo de su mensaje afirmó que la Fed seguirá subiendo la tasa hasta que no haya evidencia de que la tasa de inflación tienda a cumplir con la meta del 2% anual y se mostró optimista al sostener que en los próximos meses se observará una desaceleración.
La entidad, por primera vez desde 1994, subió la tasa 75 puntos básicos la semana pasada y la llevó a un rango de 1,50%/1,75% y se estima que se ubicará en torno al 3,5% al cierre del año. La próxima reunión de la Fed se realizará los días 26 y 27 de julio y todo indica que decidirá otra suba de 75 puntos básicos.
La inflación se vino acelerando como consecuencia de disrupciones en las cadenas de suministros y la suba de los precios de los alimentos y la energía a partir de la invasión de Rusia a Ucrania. Eso se sumó a las políticas fiscales y monetarias expansivas que se pusieron en marcha en su momento para enfrentar las consecuencias económicas de las restricciones a las que obligó la pandemia.
La reacción inicial de los mercados a las palabras de Powell, que mañana concurrirá a la Cámara de Representantes, mostró una leve suba de las acciones y una declinación en el rendimiento de los bonos del Tesoro.
