El próximo 26 de julio, se llevará a cabo en París la apertura de los Juegos Olímpicos de Verano, una de las citas más esperadas para el presidente francés, Emmanuel Macron.
La realidad es que las últimas semanas no han sido fáciles para el oficialismo, que, tras el llamado a elecciones anticipadas por parte de Macron, vio cómo sus escaños en el Parlamento se redujeron considerablemente.
Sin embargo, Macron alcanzó su principal objetivo de frenar el avance de la extrema derecha e incluso consiguió que su partido quedara en el segundo lugar, superando a Agrupación Nacional, de Marine le Pen.
Y a esto se suma que, pese a que ningún partido obtuvo la mayoría para formar gobierno, y cuando todos vaticinaban una época de inestabilidad política, Macron logró, gracias al apoyo del bloque de centroderecha, que la presidenta del Parlamento, Yaël Braun-Pivet, ganara un segundo mandato.
Por ello, ahora Macron se prepara para recibir a más de 100 jefes de Estado y decenas de miles de espectadores con más tranquilidad de cara a la ceremonia de apertura del viernes a orillas del Sena.
Esta semana, caminando por la Villa Olímpica, Macron defendió su decisión de disolver el Parlamento y negó que la inestabilidad política fuera a ensombrecer los Juegos.
"Fui yo quien decidió (disolver el Parlamento). No hay sabor amargo. Al contrario, hicimos las cosas que había que hacer antes de los Juegos. Ahora podemos centrarnos plenamente en los Juegos", expresó.
Además, intentando llevar más calma, este martes aseguró que su Gobierno continuará como interino, centrado en los Juegos Olímpicos, hasta mediados de agosto, para luego buscar nombrar a un nuevo primer ministro.
