El Economista - 70 años
Versión digital

sab 20 Abr

BUE 17°C

Las redes de 5G, el manejo de Big Data y la dependencia tecnológica de China y EE. UU.

Edie
Edie
22 abril de 2021

Por Marco Galderisi

China y Estados Unidos controlan la totalidad del manejo de la soberanía tecnológica, haciendo énfasis en las redes 5G y el manejo de la “Big Data”, algo que, desde hace varios años, genera un grave problema: la falta de una industria tecnológica autosuficiente.

Este problema abarca tanto a países desarrollados, como muchos de la Unión Europea, como a muchas regiones subdesarrolladas que depende de estos dos gigantes a la hora de hablar de redes telefónicas o manejo de información en la red.

Vemos como los países europeos importan los bienes y servicios digitales de Estados Unidos y China, quedando en una situación de clara dependencia y viendo amenazada su autonomía y soberanía en un contexto de graves disputas comerciales. A raíz de esta situación han surgido varias iniciativas que apuestan por sumar fuerzas e invertir en el desarrollo de tecnologías estratégicas.

La Unión Europea se encuentra en una situación delicada: atrapada en el fuego cruzado de la guerra comercial entre Estados Unidos, socio preferente de los países occidentales debido a su estrecha relación histórica y China, que es una gran potencia y cuya pujante industria tecnológica compite frente a frente con la hegemonía norteamericana. Pero, además de ser un “rival estratégico”, también es un socio comercial importante.

Por otra parte, Argentina y los países de la región latinoamericana son víctima del mismo problema a una menor escala por un motivo: el mercado y las oportunidades que representan la Unión Europea para Pekín y Washington son mucho más grandes y de mayor trascendencia a la hora de generar inversiones.

Tecnología digital

El avance del modelo productivo mundial basado en la tecnología digital y en la información es de características ilimitadas. Hoy en día, esta expansión ya va más allá de la producción y afecta de lleno a la vida cotidiana de las poblaciones. Un ejemplo de esto último son los smartphones, los cuales permiten la recolección masiva de datos de sus usuarios (Big Data), permitiendo que las grandes tecnológicas puedan ahora cuantificar y monetizar aspectos de la vida a los que anteriormente no se tenía acceso.

Las grandes tecnológicas estadounidenses poseen el monopolio de la explotación y almacenamiento de Big Data a nivel mundial, dándole al Gigante Norteamericano un enorme poder y dejando a la mayoría de los países en una situación de extrema dependencia. Los Estados importadores de estos servicios no poseen otra salida, ya que la inversión necesaria para poder generar una industria tecnológica de alto nivel es prácticamente inalcanzable. Incluso una gran economía como la Unión Europea sufre ese déficit tecnológico que implica poner en riesgo la soberanía e información personal de su población ante las dos máximas potencias mundiales.

La autonomía tecnológica tanto de Argentina, Latinoamérica, la Unión Europea y el resto de las regiones del mundo se ha visto mermada por parte de China, principalmente, en el campo de las telecomunicaciones y a través de la empresa Huawei, quien ofrece un servicio de calidad a precios más económicos en comparación con su rival norteamericano. Por ejemplo, en el continente africano la influencia de parte del Gigante Asiático es casi total en comparación a otras regiones como Europa que, por cuestiones de índole históricas, mantiene una mayor influencia y relación con EE.UU. Sin embargo, en los últimos años, países como Gran Bretaña (miembro de la OTAN y aliado histórico de EE.UU.) han cedido parte de sus tratos comerciales con respecto a las redes 5G hacia Oriente.

Mercado dominado

Pero, ¿cuáles son los sectores que dominan China y EE. UU.? Básicamente son tres: su fuerte industria de semiconductores, el manejo (con diferentes grandes empresas) de almacenamiento de datos en la nube y, por último, su gran despliegue de redes 5G donde prácticamente tienen el 100% del control en ese mercado.

La industria de semiconductores se basa en la explotación de los materiales que componen los circuitos electrónicos y, entre ellos, se destaca el silicio, que da nombre a Silicon Valley, el valle californiano en el que surgieron las GAFAM (Google, Apple, Facebook, Amazon y Microsoft, empresas más relevantes de EE.UU. con manejo de Big Data y tecnología). Los semiconductores tienen un alto valor estratégico y poseen una demanda que no va a dejar de crecer en el corto plazo debido a que la llegada del Internet de las Cosas (IoT) continúa multiplicando los dispositivos electrónicos conectados a la red.

El resto de los países tienen un problema parecido con el almacenamiento de datos en la nube: no hay ninguna empresa que no sea china o norteamericana con peso en ese sector. Entregar el control del Big Data a empresas extranjeras supone una grave amenaza para la soberanía de cualquier país. Desde entonces, por ejemplo, la Comisión Europea ha reforzado la legislación para proteger los datos personales de sus ciudadanos. En 2018 aprobaron el Reglamento General para la Protección de Datos (RPCD), el cual regula el tratamiento de los datos almacenados por empresas como las GAFAM.

Argentina, como el resto de la región, podría imitar esta decisión europea para reforzar la seguridad de sus habitantes. Nunca se podrá, lamentablemente, hacerle frente al manejo que tienen estas empresas, pero se podría ejercer un mayor control sobre qué se cede y qué no.

Por último, el despliegue de la red 5G ha dejado en evidencia la falta de competitividad del sector tecnológico en el mundo. Con mucha más tardanza que otras regiones, tanto Argentina como el resto de Latinoamérica, deberán importar este tipo de tecnología, lo cual derivará en un enfrentamiento entre las dos potencias para ver quien manejará el mercado en el continente.

Por su parte, Europa cuenta con Ericsson y Nokia, empresas tecnológicas sueca y finlandesa, segundo y tercer proveedor de 5G a nivel mundial. Sin embargo, estas no evitan que Huawei domine el mercado europeo, y es probable que renueve contratos con las teleoperadoras que ya contaban con sus servicios para el suministro de 4G. Intentando detener el avance chino, Estados Unidos ha presionado duramente a la Unión Europea para que deje de trabajar con Huawei, argumentando que implementar el 5G de una empresa china supone una amenaza a su seguridad nacional. Pero pocos países europeos pueden resistirse a los competitivos precios de la compañía asiática, más cuando no se les ofrece otra alternativa.

En cualquier caso, todavía está por ver cuántos países permiten la entrada de Huawei y en qué sectores del tejido de las telecomunicaciones. El Reino Unido, por ejemplo, excluyó en 2020 al Gigante Chino de sectores estratégicos como la sanidad, la defensa o el suministro eléctrico, un camino que podrían escoger otros Estados. Pero, incluso así, la red 5G va a dinamizar la economía y la sociedad (y si es Huawei la que acaba suministrándolo, China ganará una gran influencia mundial).

Necesidad y virtud

¿Cómo se puede reaccionar a esta situación? Hay que dejar en claro que ya es imposible sumarse a la competencia que manejan China y Estados Unidos. Debemos destacar la importancia de recuperar el control del Big Data personal e industrial para preservar la soberanía tecnológica de cada nación. Esto puede lograrse ejerciendo una mayor regulación a las empresas extranjeras que manejan ese tipo de servicios.

Vemos como tecnologías como el IoT o la inteligencia artificial exigen cooperación entre actores públicos y privados a un nivel regional e internacional. Por lo tanto, la coordinación entre países es más que imprescindible, factor que Argentina debe tener muy en cuenta. Debemos hacer de la necesidad una virtud, partiendo de esta situación de desventaja y empezando por que cada país tome las riendas de su soberanía digital.

En esta nota

Seguí leyendo

Enterate primero

Economía + las noticias de Argentina y del mundo en tu correo

Indica tus temas de interés