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EE.UU. y China más cerca, pero aún falta

La semana que viene siguen las negociaciones en Pekín, a la siguiente en Washington y a fines de abril se firmaría el acuerdo

20 marzo de 2019

Las negociaciones entre China y Estados Unidos para lograr un acuerdo que deje atrás todas sus disputas comerciales tendrán nuevos capítulos. La semana próxima, el secretario del Tesoro, Steve Mnuchin, y el representante comercial de Estados Unidos, Robert Lighthizer, irán a Pekín para reunirse con el vice ministro Liu He, el funcionario chino encargado de conducir las negociaciones. La semana siguiente volverán a reunirse pero en este caso en Washington.

La intención es terminar con todos los temas pendientes para que los presidentes Xi y Trump pueden firmar el acuerdo a fines de abril, un mes después delo que se había previsto. La cumbre se realizaría en Florida pero sólo si hasta el mínimo detalle está resuelto. Los chinos no quieren sorpresas y con el presidente estadounidense nunca se sabe.

Todavía quedan temas por resolver y uno de ellos es desarmar las subas de aranceles que se ambos países pusieron en marcha el año pasado. Comenzó Estados Unidos afectando a US$ 250.000 millones de las importaciones desde China que a su vez respondió involucrando a US$ 100.000 millones de productos estadounidenses.

Las demandas de Washington son conocidas: mayor acceso al mercado chino, menos presión sobre las empresas para que transfieran tecnología a sus socios locales, respeto a la propiedad intelectual. Otro punto clave que las autoridades chinas aceptaron es evitar toda manipulación de la moneda que tenga por objetivo de ganar competitividad artificialmente. Una clausula similar se estableció en el nuevo tratado que firmaron Canadá, Estados Unidos y México en reemplazo del Nafta.

El gobierno de Trump lograría un éxito político si firma un acuerdo con China porque los conflictos comerciales entre ambos países son de larga data y atravesaron distintos gobiernos. Y por eso, presiona a sus funcionarios para que lo concreten. Además, se está intentando cerrar todos los puntos conflictivos y no sólo algunos casos puntuales. Para la economía global sería también un alivio porque el motivo que más suele invocarse para explicar la desaceleración del nivel de actividad en la mayoría de los países es la posibilidad de una guerra comercial.

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